A solo 78 kilómetros de la Ciudad de Mendoza existe un paradisíaco monasterio, enclavado entre frondosos bosques e imponentes montañas. Este majestuoso paisaje se vio ayer alterado por móviles policiales, que llegaron en busca de dos monjes denunciados por abusos.
Tras esto, el Monasterio del Cristo Orante de Tupungato pasó a ocupar las portadas de los principales portales nacionales y su fama de lugar tranquilo, ideal para la reflexión, se vio interrumpida por estremecedores relatos de presuntos abusos sexuales cometidos en esa institución religiosa.
"Por pedido de los magistrados de la primera circunscripción judicial. Que están investigando un abuso sexual de un menor, en su momento, hoy mayor de edad, por dos religiosos que actualmente se desempeñan en este sitio. Se pidió que se allanara. Se solicitó la detención de los dos sacerdotes. Ya están detenidos. Además, se secuestró algunos elementos que pueden llegar a tener alguna injerencia en la investigación", sintetizó el juez de Instrucción Fernando Ugarte en comunicación con radio LV10.
El Monasterio del Cristo Orante
Un sendero entre flores y árboles conduce al Monasterio del Cristo Orante, ubicado entre cerros de Gualtallary, en Tupungato. Los curas ahora investigados fundaron el monasterio con autorización de la Iglesia católica en 1996. Desde su creación, el lugar fue ganando popularidad entre fieles y turistas que quedaban maravillados con la arquitectura del edificio y el entorno natural.
Los religiosos fundadores practicaban un moderado apostolado que consiste en recibir a los fieles para la Santa Misa, oír confesiones, organizar retiros espirituales y charlas, y dirigir espiritualmente a quienes lo soliciten, explican en el sitio de Turismo de Mendoza. Una vez al año, los monjes bajaban a la Ciudad de Mendoza para predicar en charlas multitudinarias, en muchos casos reunían a miles de files.
La arquitectura de la edificación es de estilo bizantino y cuenta con varios frescos pintados a mano. El altar está compuesto por una piedra de un solo bloque, se puede recorrer el vía crucis que asciende por los cerros y además se pueden adquirir productos artesanales hechos por los monjes.
En páginas de turismo los comentarios sobre este lugar son excelentes. “El Monasterio tiene una iglesia pequeña y muy moderna. Cuenta con instalaciones adecuadas para el turismo y para llevarse alguna delicia como chocolates y vinos de la zona y otros souvenires y de paso colabora con los monjes. Un consejo, solo disfrute la paz del lugar”, escribió una mendocina que visitó el lugar en abril.
“Me sentí en la edad media. Los rezos me trasladaron a un época gótica, me encantó la visita, voy a volver....”, comentó entusiasmado otro visitante. “Pese a ser una atracción turística llama la atención el silencio del lugar. Se puede visitar la iglesia, los jardines y la tienda donde venden recuerdos, artesanías y chocolates hechos por los propios monjes. Tuvimos la suerte de conocer a uno de los monjes y charlar con él lo que sin duda justifico la visita”, detalló una turista de Buenos Aires que conoció el monasterio en 2015.
La denuncia
Los religiosos resultaron denunciados hace dos meses por un hombre “de unos treinta años que fue seminarista en el lugar” dijeron fuentes del caso.
Si bien la presentación judicial es reciente, los hechos que narra la presunta víctima ocurrieron desde el año 2009, “tanto en el monasterio de Tupungato como en otros lugares del Gran Mendoza”.