Las monarquías petroleras del Golfo se preparan a vivir tiempos difíciles con la caída de los precios del crudo, tras una década de fuerte crecimiento en la que no diversificaron lo necesario sus economías, según los analistas.
El impacto del derrumbe de las cotizaciones del petróleo -han bajado un 50% en seis meses- es duro para los seis países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG - Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar y Omán), que producen en total 17,5 millones de barriles diarios (mbd).
Con los nuevos precios perderán la mitad de sus ingresos en petrodólares, es decir unos 350.000 millones de dólares por año.
El petróleo les asegura hasta el 90% de sus ingresos por lo que inevitablemente esperan tener déficits presupuestarios en 2015.
Una reducción de gastos será necesaria, así como nuevos impuestos, y todo ello puede provocar descontento social, en un contexto de ralentización económica.
La caída de los precios del crudo ya empezó a afectar a las bolsas de las seis monarquías, donde varias empresas cotizadas han perdido miles de millones de dólares en capitalización.
Los economistas se preocupan por la fragilidad estructural económica de las seis monarquías, pese a las enormes reservas financieras que han acumulado.
"El modelo de crecimiento que prevalece en la mayoría de los países exportadores de petróleo los hace vulnerables ante una caída sostenida de los precios del crudo", asegura el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un estudio titulado "Ya es hora de diversificar".
El economista kuwaití Jasem Al Saadun critica la excesiva dependencia del petróleo. "Los Estados del Golfo han perdido la ocasión de reformar y diversificar sus economías", asegura.
La agencia de calificación financiera Standard and Poor's afirmó en un reciente informe que una caída prolongada de las cotizaciones petroleras puede afectar los grandes proyectos de infraestructura y, consecuentemente, al sector privado.
S&P rebajó las perspectivas para Arabia Saudita, Omán y Bahrein, aunque mantuvo sus notas debido a sus enormes reservas en divisas.
Según el FMI, salvo Omán y Bahrein, que ya son deficitarios, los demás miembros del CCG no se verán gravemente afectados a corto plazo, ya que pueden acudir a sus reservas estimadas en total en unos 2,5 billones de dólares. Pero ello sólo ofrece un "colchón temporal", advierte el FMI.
Algunos han empezado ya a ajustarse la cintura.
Medidas concretas
Arabia Saudita ha mantenido su elevado nivel de gasto, pero Kuwait ya ha ordenado que se reduzcan las erogaciones y se reconsideren las subvenciones a la gasolina y la electricidad.
En los Emiratos, Dubai promete aumentar las tarifas de electricidad y agua, y otros países podrían tomar medidas similares.
Según la agencia Moody's, las monarquías podrían empezar por recortes presupuestarios en "los proyectos de inversión no estratégicos", pero tarde o temprano tendrán que confrontarse a decisiones más difíciles.
"Frenar o reconsiderar el aumento de los gastos corrientes del gobierno, incluyendo una reforma de las subvenciones, será difícil ya que los gobiernos pretenden satisfacer las demandas de ayuda social", asegura Moody's.
El gasto público de las monarquías se ha disparado en los últimos 15 años, y ha pasado de 150.000 millones en total en 2000 a 547.000 millones el año pasado. Al mismo tiempo los ingresos petroleros pasaron de 100.000 millones a 729.000 millones.
El Banco Mundial llamó a los países del CCG a reducir urgentemente las subvenciones a la energía, de un importe anual de 160.000 millones de dólares. El economista Saadun considera por su lado "inevitable" que estos países introduzcan impuestos, pese a que estas medidas serían impopulares.
Sin embargo, retrasarlas podría obligar al cabo a esfuerzos mucho más drásticos, a su vez susceptibles de desencadenar disturbios sociales, estima Saadun.
"Estas medidas son políticamente sensibles, pero la alternativa sería una Primavera Árabe en el Golfo. Las opciones no son fáciles" concluye.
Un leve repunte
El petróleo de Texas (WTI) subió ayer un 4,45 % y terminó con un precio de 56,52 dólares el barril, en un repunte que rompe la caída que viene experimentando desde los últimos meses.
Al término de la sesión en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos futuros del petróleo WTI para entrega en enero próximo subieron 2,41 dólares respecto del precio de cierre del jueves.
Ese nivel, sin embargo, está muy por debajo de los valores máximos anuales anotados a fines de junio pasado, de 102 dólares el barril. El fuerte avance de ayer, inclusive, ni siquiera compensa la pérdida semanal del precio, que fue del 3,3%.