De molinos, inundaciones y pinos gigantes

De molinos, inundaciones y pinos gigantes

Existen ciertos íconos que han marcado la vida de los habitantes del barrio El Molino. Uno de ellos es el que eligieron como emblema y por votación en aquella noche inaugural. El viejo molino Bustos, que se alzaba frente a esta barriada, fue un sitio histórico del departamento.

Los vecinos comentan con tristeza que la vieja construcción molestaba al privado que adquirió esas tierras y decidió tirarla abajo. "Hace muchos años todo esto eran plantaciones de trigo y llegaban las carretas repletas para moler y hacer harina en este lugar. Después, la construcción tuvo otras finalidades: llegó a funcionar como capilla y hasta como registro civil", comentó Marcelo Gómez.

Otro hito barrial fue el que -incluso salió en los periódicos de décadas atrás- como "el pino más grande de América Latina". Un enorme ejemplar de 100 años que se constituía en el punto de atracción del distrito en épocas navideñas.

"Todos traíamos focos pintados de colores y los hombres con escaleras larguísimas lo iluminaban. Ahí hacíamos los pesebres y las fiestas comunitarias. Dicen que se veía desde el Manzano Histórico", relata Mercedes Tapia. El ritual se acabó cuando un vecino denunció que sentía crujidos y temía que el ícono barrial se le cayera encima.

El lugar también era conocido por las constantes inundaciones que -en algunas ocasiones- obligaron a evacuar a algunas familias. Como el barrio está en un bajo, cuando llovía un poco, las casas terminaban cubiertas por un metro de agua. Fue en tiempos de Firpo, cuando rellenaron el terreno para que el agua escurriera por la calle.

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