El clima tenso que generaron, fundamentalmente en la ciudad de Buenos Aires, las manifestaciones de organizaciones sociales y piqueteras en reclamo de ayuda alimentaria dio paso, a su vez, a entredichos entre políticos y dirigentes de las mencionadas agrupaciones que alertan sobre el clima político y social que se pueda vivir en los próximos meses en el país por el proceso electoral inconcluso y la transición hasta el 10 de diciembre.
El candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, pidió calma a la ciudadanía ante la difícil situación económica. “Todos sabemos la justicia de los reclamos, pero (también) debemos saber que tenemos que intentar no complicar más el escenario difícil que se está soportando”. Agregando: “Tenemos que ser prudentes. Evitemos estar en la calle. Evitemos generar situaciones que puedan llamar a la confrontación o la violencia”.
Las palabras de Fernández estuvieron básicamente relacionadas con la violencia que se generó entre manifestantes y policías en una de las concentraciones multitudinarias de la avenida 9 de Julio. Hubo heridos y detenidos.
En respuesta, un referente de una organización social muy activa en estos acontecimientos criticó los dichos de Fernández y dijo sobre el candidato opositor. “Rápidamente salió a apoyar el dólar a 60 pesos y la continuidad de la especulación financiera...”. E insinuó el dirigente social que, con sus dichos, Fernández “apoyó la represión porque dice que no hay que salir a la calle”. “Si son gobierno ya están dando señales negativas porque hay que estar en la calle más que nunca”, remarcó. Y dio a entender que entre el presidente Macri y el candidato Fernández se observa una suerte de “cogobierno” en virtud de algunas coincidencias en cuanto a la instrumentación de medidas para salir al paso de la crisis.
Justamente, uno de los avances dados por la dirigencia política fue la sanción inicial, en la Cámara de Diputados, de un proyecto de ley que impulsó la oposición para modificar partidas y acentuar la Emergencia Alimentaria hacia los sectores más desprotegidos. La aprobación fue unánime, ya que el Gobierno no puso ningún obstáculo a la iniciativa y salió rápidamente a dar su respaldo. Una reacción de la política acorde con la precariedad de la política económica actual, que se apoya en la tranquilidad que viene manteniéndose a nivel cambiario y en algún efecto esperanzador a la luz de la reducción de precios que significó la quita del IVA a productos de consumo masivo.
Es por ello que en el trabado sendero que conduce a las elecciones generales del 27 de octubre se debe exigir de la dirigencia política y social una elevada cuota de sensatez para conducir a la gente que sale a las calles a manifestar su impotencia. Esto, sin dejar de considerar intencionalidades políticas detrás de muchas movilizaciones y concentraciones urbanas y de alguna cuota de motivación o incentivo que pueda existir para sumar voluntades a la hora de peticionar a viva voz por soluciones desde el plano político.
Por otra parte, no es el momento indicado para que los argentinos sospechen que existe un cogobierno entre los que están al frente del Estado y quienes pretenden hacerse cargo en diciembre.
Que existan contactos entre oficialismo y oposición para coordinar soluciones, como ocurrió con el debate reciente en Diputados, es una muestra de madurez política y conciencia republicana que mucho se necesita en la Argentina. Buscar en plena campaña mecanismos que no inviten a la agresividad o la violencia habla bien de quienes buscan dirimir sus diferencias sólo con el voto de la gente, lo que no significa resignar ideas o estrategias o expresarse válidamente según el lugar público que ocupa.
