Según un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mitad de las muertes relacionadas con el tránsito ocurren entre motociclistas, peatones y ciclistas.
Este dato es llamativo, sobre todo cuando se menciona a los peatones. Según datos de la organización local Voluntarios en Red, en la provincia durante el año 2013 fallecieron 43 personas que caminaban por la vía pública.
En 2014 ese número se redujo a 34 aunque si se le suma motos y ciclistas, las víctimas fatales ascienden a 112, lo que representa un 46% de muertes en accidentes viales el año pasado (cifra que coincide con lo publicado por la OPS a nivel regional). En lo que va de 2015, en tanto, son 9 los peatones muertos.
Más allá del dato local, la OPS estimó que en todo el continente americano la proporción más grande de muertes en las vías de tránsito se observa entre los ocupantes de automóviles (42%), seguida de los peatones (23%) y pasajeros de vehículos de dos y tres ruedas (15%).
Como grupo, los usuarios vulnerables de las vías de tránsito -ya sean peatones, ciclistas y pasajeros de vehículos de dos y tres ruedas- representan 41% de todas las muertes.
También asegura el informe que el riesgo que enfrentan los diversos usuarios de las vías de tránsito difiere mucho en las subregiones de América, lo que refleja en parte las diferencias en la combinación de vehículos que transitan por las vías públicas.
Entre los ocupantes de automóviles se encuentra la mayor proporción de muertes causadas por colisiones viales en el Caribe no hispanohablante (44%), en América del Norte (70%) y en el Cono Sur (28%); los motociclistas representan la mayor proporción de muertes en las vías de tránsito del Caribe hispanohablante (44%).
En Mesoamérica y la subregión Andina, la mayor proporción de defunciones ocurre entre los peatones (25% y 31%, respectivamente), aunque la gran proporción de muertes clasificadas como “otro y no especificado” en estas subregiones oculta la verdadera distribución del riesgo entre los usuarios de las vías de tránsito. La proporción de peatones que fallecen en colisiones de tránsito sigue siendo alta en todo el continente, y va desde 12% en América del Norte a 31% en Mesoamérica.
Reducir la velocidad
La velocidad es un contribuyente importante de las colisiones viales. Conducir a velocidades más bajas reduce la probabilidad de un choque y de muerte o lesión en caso de que éste ocurra. En el caso de los peatones, que es un grupo especialmente vulnerable, una velocidad menor significa menos defunciones. En Estados Unidos, por ejemplo, se calcula que el exceso de velocidad es un factor en casi un tercio (31%) de todas las colisiones mortales, lo que representa un costo aproximado de US$ 40 mil millones anuales.
De los 32 países que aportaron datos para este informe, 69% han establecido límites de velocidad a nivel nacional de 50km/h en las zonas urbanas. Solo cinco países también permiten a las autoridades locales reducir el límite de velocidad autorizado por la ley, por lo que se considera que tienen una legislación integral con respecto a la velocidad.
Las subregiones de Mesoamérica, el Caribe no hispanohablante y el Caribe hispanohablante tienen la proporción más alta de países con límites similares de velocidad en las ciudades. El límite promedio de velocidad en zonas urbanas del continente es aproximadamente de 43 km/h.
Las políticas que promueven el caminar o el andar en bicicleta, aunadas a políticas que alienten la inversión en sistemas de transporte público como una alternativa al transporte en vehículos automotores, pueden reducir el volumen de tránsito motorizado en las vías. Cuando se ejecutan con la supervisión y la infraestructura apropiadas, esas políticas pueden mejorar la seguridad de los peatones y de los ciclistas, en particular.
Por otro lado, estas políticas pueden generar otros beneficios sanitarios y ambientales, como la reducción del consumo de combustibles no renovables, el tráfico, las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire, así como el aumento de la actividad física.
Los usuarios vulnerables de las vías de tránsito pueden gozar de una mayor protección con políticas que los separen del tráfico de gran velocidad en el entorno vial.