Pasaron diez años, pero el recuerdo está más vigente que nunca. Falta la última estación y el sueño se agiganta a cada paso.
Los hinchas aún guardan en la retina aquella vuelta olímpica del equipo comandado por el Chocho Llop. Hoy en cada corazón tombino late la esperanza por el enorme elenco del Gallego Méndez.
Todavía las lágrimas permanecen en esas almas que deliraron en el Malvinas. El rostro de estos abrigan ilusión y están a punto de estallar de alegría, pero falta el último paso para descargar tanta emoción.
Similitudes. Coincidencias. Dos equipos, la esencia ganadora de hombres sin apellidos rutilantes. La misma mística. Humildad, hambre de gloria.
El fútbol y esas cosas hermosas que brinda, para revivir los momentos de un elenco que puso al Expreso en lo más alto. y seguir el camino de otro que quiere seguir escalando para escribir páginas más gloriosas.
De Torrico al Tanque Giménez para hacerse grandes y estampar el nombre de Godoy Cruz en lo más alto del fútbol argentino. De Rey al Morro García para mantener la estirpe ganadora e ir por más: el título de campeón y el pasaporte a la Copa Libertadores.
Héroes. Guerreros, unos y otros. Y con los mismos colores en la piel.
El 2006 significó el puntapié inicial para emprender una excursión que en este 2016 puede terminar con todos los laureles.
Se dirá que los dos equipos son muy parecidos desde su estructura general, frente al espejo futbolístico y el ojo clínico de las comparaciones. Se dirá que ambos reunían muchas virtudes y pocos defectos.
Pero si algo los une es el espíritu ganador buscando escribir páginas doradas e inolvidables.