El cuerpo de un agricultor fue hallado sin vida en la mañana de ayer, maniatado y acostado boca abajo al lado de su camioneta, en la finca donde residía en Tupungato. No desapareció ninguna de sus pertenencias ni tan sólo un billete de la cuantiosa suma que guardaba en su hogar. La Policía investiga varias hipótesis, entre ellas la de un ajuste de cuentas.
Fueron unos obreros rurales quienes encontraron a Carlos Pérez (57) muerto y con las manos atadas con un precinto. Como venía ocurriendo todas las mañanas, pasadas las siete, estos empleados se reunieron en ese domicilio del distrito de San José, para que el patrón los llevara a trabajar en una de sus tantas chacras. Allí se encontraron con el cuadro y dieron aviso a la Policía.
Aunque serán los médicos forenses los que ratifiquen el diagnóstico, "prima facie" los investigadores sospechan que el hombre murió producto de un gran susto, ya que no encontraron en el cuerpo ningún impacto de bala ni lesiones ni hematomas de gravedad que hicieran pensar en un golpe fatal. Además, la víctima sufría de hipertensión y diabetes.
Lo cierto es que los uniformados constataron que nada está fuera de "su lugar" en la vivienda y no faltan bienes ni dinero, siendo que existía una abultada suma en su interior. Las únicas pertenencias que no fueron halladas hasta el momento son el teléfono personal de Pérez y las llaves de su casa y de su vehículo, una Toyota cabina simple.
Silencioso
Lo extraño es que los vecinos aseguran no haber escuchado ruidos extraños. Existen dos casas prefabricadas detrás de la suya en la misma finca y otra persona vive en una habitación contigua a su vivienda. Además, la víctima tiene dos enormes perros gran danés, los cuales estaban atados cuando ocurrió el ataque.
Ciertos indicios les permiten suponer a los pesquisas que actuaron dos o más sujetos. "Habían reventado el foco del exterior para no ser vistos y por el modo en que redujeron al agricultor", explicó uno de los efectivos.
El hombre, de nacionalidad boliviana, tiene un hijo y hace tiempo que está separado. Era un gran productor de hortalizas. Junto con sus hermanos, llevaba adelante varios emprendimientos agrícolas, entre ellos poseía chacras en La Carrera y en la zona conocida como Sergi.
El hecho generó una gran conmoción en la comunidad de San José, puesto que Pérez era muy conocido en el lugar. Hace por lo menos veinte años que vivía en esa finca -ubicada sobre la calle La Gloria a metros del callejón Miranda-, donde en los últimos años permanecía solo.
Son varias las hipótesis que estudian los investigadores para explicar su muerte. La idea de un robo perdió peso ante la corroboración de que están todas sus pertenencias, sin embargo creen que los ladrones pudieron haber huido antes de consumar su objetivo frente al desenlace fatal del agricultor.
También hay quienes sostienen que se trataría de un ajuste de cuentas. Vecinos señalaron que el hombre acostumbraba a jugar por dinero y el último lugar donde se lo vio con vida fue en un local de apuestas en el departamento valletano.
Efectivos de la subcomisaría de San José, de Científica y agentes del Poder Judicial trabajaron hasta cerca del mediodía en el lugar del crimen. El cuerpo fue trasladado a Medicina Forense, donde continuarán con los estudios.
La causa por averiguación de homicidio recayó en el Primer Juzgado de Instrucción del Valle de Uco, a cargo del juez Oscar Balmes.