Misiones: selva, ruido de animales salvajes

La ruta incluye parques y reservas con sus cursos de aguas y caídas, como los Saltos del Moconá, falla geológica única en el mundo.

Los mitos de la selva nos preceden, qué bien. Cada viajero se hace su idea y lleva sus prejuicios y certezas, seguro será sorprendido. Los verdes más extremos en plantas y árboles también extremos, entre cursos de agua que fluyen hacia el Paraná y el Uruguay, con animales y aves que son los verdaderos dueños de la zona. También hay ciudades, poblados, estancias, parques y reservas, exclusivos lodge de selva y alojamientos de lugareños. Entre Aristóbulo del Valle y Puerto Iguazú transcurre la Ruta de la Selva.

Los saltos del Moconá

Este era un paraíso perdido de la selva misionera, solo locales de varias generaciones los conocían, sus secretos y leyendas llegaron a las ciudades y a los turistas. Con el mejoramiento de los caminos, el asfalto más cercano y luego el  centro de interpretación y las pasarelas, los saltos son una atracción ineludible en Misiones.

Los paseos en gomón son los más fascinantes, puesto que la adrenalina deja de ser concepto para sentirla en cada célula. Desde un arroyo tranquilo se zarpa hacia el río Uruguay que conduce al Moconá en pleno Parque Provincial Moconá a la izquierda, do Turbo a la derecha en la denominada biosfera Yabotí. Los saltos se adivinan a lo lejos, como una línea sin tanta parafernalia como en las cataratas, ¿valdrá la pena? La embarcación se detiene, obliga a mirar el entorno, los verdes frondosos y sus habitantes esquivos.

“El que todo lo traga” en lengua guaraní es el Moconá. La falla geológica reúnen los ríos Yabotí, Pepirí Guazú, Uruguay, Serapio y Calixto y es la única de su tipo en el mundo. La franja horizontal comienza con apenas alguna espumita de alborotada agua, pero a pocos metros el caudal se percibe por el sonido estruendoso, por el  cañón que desborda a lo largo de tres kilómetros de largo.

Una maravilla que interpela cerca de la embarcación, el agua cae desde unos 25 metros de altura y con la increíble profundidad de 115 metros. El gomón se acerca más y más, las gotas empapan y la sensación de estar en la mismísima selva deja de ser una sensación, es el edén americano. Las rocas se dejan ver tras la cortina líquida que también ampara florecitas, algunas plantas como helechos y a unos simpáticos loritos que pasan sus días allí.

La selva misionera continúa fascinando, esta vez invita a meterse en ella, y en un vehículo  4x4, por picadas, bien pensadas por los vaqueanos, que no hacen daño mayor al entorno. Una opción que no hay que desestimar es volver al agua, esta vez a algún arroyo calmo, a remar un poco en caicos, los barcos guaraníes que les permitían tomar lo mejor de natura y conocerla como a la palma de sus manos.

la senda verde

La Ruta de la Selva, sugiere unir las Cataratas de Iguazú, las ruinas jesuíticas de San Ignacio y los Saltos del Moconá con otros menos conocidos, como los parques provinciales Salto escondido, Cuñapirú y Urugua-í, la Reserva Biosfera Yabotí, las minas artesanales de Wanda, la ruta panorámica que une Bernardo de Irigoyen con Andresito (RN 101), la ruta costera Park Way o la reserva privada San Jorge.

Algunos recomendados:

Parque Provincial Salto Encantado. Es un hermoso paseo que invita a observar la caída del arroyo Cuña Pirú, pero que en el trayecto transita por angostos senderos de tierra húmeda y abruptos descensos hacia el agua, frondosos bosques, laderas rocosas  y claros mágicos cercanos a los numerosos saltos que convocan en más de 700 hectáreas. Desde el centro de interpretación, en vehículo o por las pasarelas se llega a uno de ellos, la Olla y en el camino según el tiempo destinado a la excursión, se verán los otros. El parque cuenta con guías, piscina natural, y todos los servicios para quedarse y pasarla bien, incluso camping y asadores para los que gusten instalarse por unos días.

La Reserva San Jorge situada en Puerto Bosetti, en el Municipio de Puerto Libertad, es otro de los atractivos de la ruta. Muy cerca de las Cataratas de Iguazú cuenta con un sector de conservación estricta, el denominado Perobal. Se trata según nos explican de una yunta muy particular, la del Palo rosa o Peroba  y  el Palmito en los que se asocian en su persistencia por la vida. Es increíble la altura de los ejemplares que llegan a medir hasta 35 metros, claro los más viejo que tienen hasta 400 años, un lujo que la naturaleza por estos lados se da, siempre y cuando sigan impidiendo el desmonte. En el predio la excursión sigue hasta  el Salto Yasý formada por el río homónimo que se lanza sobre el Paraná en rápidos y cascadas magníficas, en un ambiente encantado.

Alojamiento. Hay numerosos lodge que proponen alojamiento, excursiones, traslados y pensión completa, desde U$S 250 por persona por día. Cabañas: $ 1.200.

Más información:
www.turismo.misiones.gov.ar

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