La Argentina está participando en la misión europea de exploración a Mercurio, el planeta del Sistema Solar más próximo al Sol. Para orgullo de la ciencia local este operativo internacional tiene un anclaje en Mendoza al prestarse desde el sur mendocino apoyo al procesamiento de señales y recepción de datos de alta velocidad provenientes del espacio.
Acontece que desde hace más de una semana y media, dos naves de exploración que conforman la Misión Bepi Colombo, a cargo de la Agencia Espacial Europa (ESA, por sus siglas en inglés), iniciaron su viaje hacia Mercurio.
El recorrido tomará aproximadamente siete años y expondrá a las cosmonaves a temperaturas superiores a los 350 grados centígrados, pero permitirá obtener datos para el estudio de la superficie, la composición y el campo magnético del cuerpo celeste más próximo al Sol.
El proyecto, bautizado en honor al profesor italiano Giuseppe "Bepi" Colombo (1920-1984), aportará un poco menos de 20 tipos de mediciones para determinar la constitución, la geofísica, la atmósfera y magnetosfera de Mercurio.
Estudiar a Mercurio representa un desafío técnico de enorme envergadura, un avance en la comprensión de cómo se formó el Sistema Solar, al disponer de datos que son imposible de obtener desde la Tierra.
Asimismo, la información obtenida por las dos naves que están en vuelo (Mercury Planetary Orbiter, MPO) y Mercury Magnetospheric Orbiter, MMO) será de mucha utilidad en función de la cercanía del planeta con el Sol, equivalente a un cuarto de la distancia que existe entre nuestro mundo y la estrella.
Lo interesante de toda esta aventura espacial internacional es que el rastreo de la misión Bepi Colombo, que alcanzará la órbita de Mercurio en 2025, se hará desde la estación de seguimiento de satélites de Malargüe, llamada Deep Space 3 (Espacio profundo), operada por personal de nuestro país, que jerarquiza una zona de nuestro territorio que ya posee el Observatorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger.
Con 35 metros de diámetro, 40 metros de altura y un peso de más de 2.500 toneladas, la estación Deep Space Antenna (DSA-3) es la más moderna para el seguimiento de exploraciones en el espacio profundo de la Agencia Espacial Europea (ESA) y realiza el seguimiento de las sondas interplanetarias.
Ubicada a 30 kilómetros de la ciudad de Malargüe, DSA-3 "Malargüe" es la tercera estación de la ESA que junto a las estaciones establecidas en New Norcia (Australia) y Cebreros (España) conforman la Red del Espacio Profundo para el seguimiento de misiones interplanetarias que suelen operar a más de dos millones de kilómetros de la Tierra y son controladas remotamente desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Darmstadt, Alemania.
Y fue instalada en Malargüe por ofrecer esa radicación las mejores condiciones geográficas y de acceso a servicios de infraestructura, lo mismo que ocurrió con el Pierre Auger.
El acuerdo de cooperación firmado entre la ESA y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), prevé el uso de 10% del tiempo de antena disponible para investigaciones locales, con el fin de realizar observaciones de utilidad en proyectos científicos nacionales. Esto es muy importante para el país y la provincia, porque de otra forma sería muy difícil disponer de una plataforma de estudio e investigación de altísimo nivel en radioastronomía.
Es la buena noticia que hay en materia de investigación científica nacional, en momentos en que pesa el haber transformado el Ministerio de Ciencia y Tecnología en secretaría y en los que se critica al Gobierno federal por restar fondos de inversión al sector y se teme la pérdida de investigadores que eventualmente no tendrían futuro en el país y deberían emigrar a otros horizontes.
