Mirta Rodríguez: pionera y reconocida en la Liga

¿Quién es ella y por qué el torneo lleva su nombre? Conocemos a la jugadora de Rincón del Atuel.

Mirta Rodríguez: pionera y reconocida en la Liga
Mirta Rodríguez: pionera y reconocida en la Liga

Porque nunca bajó las brazos, insistió y perseveró en impulsar el fútbol femenino en su departamento, y después de décadas, lo logró. Su lucha por este deporte es tan popular que la misma Liga Sanrafaelina decidió homenajearla poniéndole su nombre al actual torneo.

Mirta Rodríguez tiene 49 años y hace 30 que practica y contagia el amor por este deporte.

Mirta es ejemplo dentro y fuera de la cancha. Digna de admiración por su fuerza y empuje, algo que no le dio sino la vida, su dura niñez y honestidad. Eso es lo que valió para ser reconocida dentro del rectángulo, en las gradas y detrás de la tela.


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Sin esperarlo que este torneo, el primero oficial de Liga, lleve su nombre, lo tomó como "un mimo al alma", el cual a su vez le generó fortaleza, según expresó a ELLAS.

Dejó de atar viñas y parrales en la finca de su casa y se luqueó para esta entrevista. Se vistió con calzas negras, remera de pique roja, campera de jean, zapatillas deportivas y una gorra azul, casi tapándole la cara para taparse los ojos, los mismos que durante la nota realizada en la cantina del club no pudo evitar esconder su profunda mirada, espejo de una emotiva historia de vida.

"Tengo tanta emoción y alegría porque la pasión la llevo en el corazón, que me late desde que empecé hace más de 30 años a jugar al fútbol, sin recibir ninguna amarilla y menos una roja", comenzó expresando Mirta.

"El fútbol femenino lo empecé jugando con los varoncitos. Me decían 'Mirta ármate un equipo y vos lo dirigís', y yo quería jugar. Y a pesar de la lesión que tengo en mi rodilla izquierda (ligamentos) yo siempre quiero jugar", aseguró.

Nació en Capitán Montoya, distrito de Las Paredes, pero la vida y el trabajo de su padre la llevó a recorrer lugares distantes, aunque siempre dentro del mismo San Rafael. Llegó a los 11 años a Rincón del Atuel a vivir. Y a su corta edad y, por necesidad, comenzó a trabajar -cuando todavía era tiempo de muñecas y travesuras- en la finca del doctor Galeno en calle La primavera. Y desde hace 33 años vive en una esquina tradicional, emblemática de Rincón del Atuel, en La Bodega y Ejercito de los Andes, del distrito de Rama Caída.

De las tres fechas que se han disputado, Mirta ha convertido en las dos primeras y es la única goleadora del equipo en la derrota 4 a 1 con Villa Atuel. "Quería empezar con un gol, sentía esa necesidad por que el torneo lleva mi nombre y me lo debía, no debo demostrarle a nadie, sólo para mi sola era un desafío y lo logré en ambos partidos", el otro gol fue en el empate con Pedal (1-1).


Trabajadora de la vid. Hija de esta tierra, laburante y amante del aire libre.  | Gentileza
Trabajadora de la vid. Hija de esta tierra, laburante y amante del aire libre. | Gentileza

Vive con su familia. Integrada por su papá Ítalo Rodríguez y su mamá Fany Barahona, además de 6 hermanos, de un total de 10, entre 6 mujeres y cuatro hombres. Es soltera por elección porque pretendientes no le faltaron, contó.

"No elegí el exacto todavía, a lo primero son buenos, pero después con el tiempo cambian y aún no encuentro el hombre que sea mi compañía en esta vida, aunque no busco un príncipe azul, sólo un hombre que me haga bien a mi", agregó quien empezó haciendo ciclismo como su padre en plena niñez, aunque también incursionó en el atletismo, pero fue el fútbol el que le despertó finalmente el amor por el deporte. Jugó en El Escorial, Costa Canal Babache, Huracán y Rincón del Atuel, entre otros. Y su posición natural es de "7" aunque actualmente se desempeña como "9" de área. "No soy interesada, estoy conforme con lo que tengo. He tenido una vida muy sacrificada y con estos reconocimientos es algo grandioso que nunca antes lo había imaginado", dijo la delantera que se entrena lunes miércoles y viernes, de 19 a 20.30, después de trabajar en la finca, atando viñas en invierno y a bajo cero, y cosechando en verano soportando el agobiante calor.

"Actualmente me pagan 35 pesos la hilera, lo que deberían pagar son 60 o 70 pesos, si son hileras de viñas me hago 14 y si son parrales 20, con una extensión cada una de 185 metros aproximadamente, algunas menos metros", comentó.
Con una mirada profunda, y a veces perdida en la misma charla, según los recuerdos que vengan a su mente, afirma que le gusta trabajar al aire libre y no encerrada.

Bajo el maquillaje de su rostro, la fortaleza y su risa contagiosa se borraron por completo cuando con lágrimas en los ojos, y su voz quebrada, contó: "Tuve que dejar (el secundario) por que no había para comer y debí que ir a trabajar. Somos una familia muy humilde. En aquella época no teníamos luz, nos alumbrábamos con un candil". Pero pese a los inconvenientes, y a su bajo presupuesto, "voy a terminar la escuela en un CENS y me voy a recibir", prometió.

Rodríguez tiene al fútbol como vehículo de sus valores. La vida no le fue fácil, pero le enseñó mucho. Y se los transmite a sus pares, quienes la admiran y respetan.

"El fútbol femenino no es para pelear. Une a la familia. A mis compañeras y a las rivales les inculco todo eso, a mis compañeras y rivales, que sean educadas, que no se insulten porque eso las afean". Sencilla y humilde, Mirta Rodríguez es ya un emblema del fútbol femenino de San Rafael, que pretende -sin límites- buscar los sueños que espera cumplir.

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