Lo político en el arte no se restringe a un género. Lo político aparece en todas las tendencias. Escapando de la idea clásica de lo que puede ser entendido como arte político, la muestra que hasta el 15 de mayo permanece abierta en el MAF plantea que todo el arte es político, a pesar de que existan obras y artistas más o menos explícitos.
El curador de la muestra, Pablo Chiavazza, fue quien se dio a la tarea de investigar sobre el arte mendocino de los años ‘60 y ‘70 como responsable del Archivo del Museo Municipal de Arte Moderno y en coincidencia con su trabajo en el Instituto de Historia del Arte, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.
Así es como partió de una selección de obras pertenecientes a la colección patrimonial del MMAMM y planteó un recorrido por las distintas posiciones estéticas que asumieron los artistas mendocinos, en el trabajo de Ricardo Costa, Luis Ciceri, Marta Lavoisier, Adolfo Ruiz Díaz, Chalo Tulián, Gastón Alfaro, Raúl Capitani, Luis Scafati, Ángel Oliveros, Carlos Ercoli, Abdulio Giudici, Luis Quesada, Eduardo Tejón, Iris Mabel Juárez, Marcelo Santángelo, César Penin, Rosalía Levinsky de Flichman, Juan Scalco y Beatriz Santaella.
Es Chiavazza quien nos da detalles sobre este extenso trabajo.
-¿Cómo surge la muestra "Lo político de la poética. Arte mendocino de los años '70"?
-Yo ya venía trabajando en el tema a través del Instituto de Historia del Arte, donde estamos por editar el tomo vinculado a esa década de la serie “Mendoza y su arte”, pero cuando se dio la posibilidad de hacer muestras en conjunto entre el MMAMM y el MAF, surgió pensando en la conmemoración del Mendozazo, por un lado, y del 24 de marzo, por el otro. Dos fechas muy importantes: una por trágica y la otra por lo que tuvo de lucha popular. A partir de ahí comenzó una búsqueda dentro de la colección del MMAMM para ver qué obras eran ilustrativas de ese momento.
-Finalmente se tomó como referencia la obra de tres artistas: Raúl Capitani, Abdulio Giudici y Marcelo Santángelo, ¿cuáles fueron los motivos?
-Revisando los documentos encontramos que sintetizan de la mejor manera tres tendencias diferentes que se dieron en la época. Al ver que no había obras que ilustraran los hitos históricos que motivaron la muestra, consideramos importante indagar en lo político de la poética, en el sentido de cómo aparecía en las imágenes cierta estructuración de la experiencia de la ciudad o su visión utópica.
Estos planteos respondieron a una realidad presente en toda América Latina, con problemáticas vinculadas al imperialismo cultural, el colonialismo o la revolución. De alguna manera esas categorías definieron los horizontes de ese breve período, que comprende la última fase de los ‘60 y que en la muestra va del ‘70 al ‘76.
-¿Qué diferencia existe entre "lo político de la poética" y el arte político?
-Hay un arte que es político, que existe como género o estilo específico; lo que planteamos en la muestra es que todo arte es político, en el sentido de que propone una lectura de la polis, de la ciudad, de cómo debería ser o es, de sus injusticias y virtudes, incluso en el arte más abstracto.
Eso nos permitió incluir obras como las de Capitani, que marca una posición claramente política apoyada en la figuración y el expresionismo en lo que él entendió como un arte crítico social, vinculado a la idea sartreana del intelectual comprometido; es decir, del artista que debe denunciar las desigualdades y los problemas de su tiempo.
-Y en el caso de Giudici o Santángelo, ¿de qué modo se manifiesta lo político?
-Giudici fue de algún modo el “último moderno” que hubo en Mendoza; el conjunto de valores que le asignó a las obras pueden ser trasladados a la experiencia urbana, de ahí su interés por la arquitectura moderna y el racionalismo. La construcción misma de la imagen, a pesar de su abstracción, plantea cómo desde su mirada la ciudad debería ser, en el sentido de un espacio de interacción social: el equilibrio, la precisión, la organización, la armonía de los colores aparecen tanto en su concepción del arte como de la arquitectura.
De ahí que una obra abstracta como la suya, disponga de un contenido político que es considerable. En el caso de Santángelo, que también escribió mucho, rompió con el “alto modernismo”, los géneros o la estética moderna y marcó desde su quehacer los prolegómenos de la concepción del mundo posmoderno. De ahí sus instalaciones y happenings tempranos o sus obras en proceso en muestras de arte no convencionales. Esa intencionalidad política los convierte finalmente en intelectuales.
-Además está también presente la obra de artistas más jóvenes…
-Hay obras de Eduardo Tejón, Luis Scafati, Chalo Tulián o Marita Lavoisier, entre otros, junto con una serie de publicaciones, como “Cinco para todos” o “Grupo 70”, que se distinguieron, en el caso de las artes plásticas, por una nueva figuración a veces política y otras vinculada a la crítica de las costumbres en un momento en el que la censura fue muy fuerte.
En el caso de las obras de Marita, por ejemplo, plantea la configuración de un espacio y cuerpos fragmentados, que hablan de la desaparición de personas en un código que no fue entendido por quienes detentaron posiciones de poder en el campo cultural en los años ‘70, gracias a lo cual estas imágenes pudieron circular. En el caso de Scafati, fue expulsado de la Universidad y más tarde se radicó en Buenos Aires, donde ingresó a trabajar en la revista Humor. La persecución se dio a través de la censura a través de comisiones de moralidad pública.
La muestra permanece abierta hasta el 15 de mayo en el Museo del Área Fundacional, De martes a sábados de 9 a 20, domingos de 12 a 20 y feriados de 11 a 19.