Mirar estrellas: original paseo astronómico más “cerca” del cielo

Un centenar de personas se entusiasmó con el astroturismo realizado en Divisadero Largo que organizó la Ciudad.

Mirar estrellas: original paseo astronómico más “cerca” del cielo
Mirar estrellas: original paseo astronómico más “cerca” del cielo

Un plan de viernes por la noche distinto. Ni de 4 ni de 5 estrellas y ni siquiera costoso, todo lo contrario. Un plan de infinitas estrellas y bien "gasolero". Y, como cantaban Cerati y Melero, un plan para dar una vuelta por el universo.

El séptimo aniversario de las noches de Astroturismo de la Ciudad de Mendoza tuvo un escenario distinto. Casi 100 personas disfrutaron de la actividad que ya se ha convertido en un clásico organizado por la Municipalidad capitalina, y que esta vez se trasladó a la Reserva Natural Divisadero Largo (en el piedemonte capitalino).

Si bien en ediciones anteriores la observación del cielo, los astros y los cuerpos celestes ya había tenido lugar en otras locaciones como el Parque Central, la terraza del edificio municipal o el Parque Cívico, la edición del viernes pasado contó con un escenario lujoso que elevó a la enésima potencia el disfrute y la observación: la nitidez del cielo dada por la baja contaminación lumínica. Ni siquiera el polvo en suspensión y el humo de los incendios en Australia -ese que llegó a esta parte del mundo hace unos días- pudieron contra la curiosidad de los participantes, que descubrieron todos los atrapantes secretos del cosmos de la mano del astrólogo aficionado Walter García y su equipo de El Firmamento. Con su charla y dos telescopios dispuestos a casi un kilómetro del ingreso al área protegida, el casi centenar de mendocinos pudo aprender y observar estrellas, constelaciones y planetas. Mientras tanto, y allá a lo lejos de donde estaba concentrada la observación, como un mar de lucecitas se podían ver todas las luces artificiales de Mendoza. 


Observatorio. La nueva edición astroturística se alejó de la contaminación lumínica de la ciudad. | Ignacio Blanco / Los Andes
Observatorio. La nueva edición astroturística se alejó de la contaminación lumínica de la ciudad. | Ignacio Blanco / Los Andes

Casualmente hace 7 años, una de las primeras salidas de Astroturismo -cuando recién la actividad comenzaba a tomar forma- también tuvo al Divisadero Largo como escenario de la observación. Aunque con solo escasas 30 personas.

Paseo atrapante

La inscripción para participar se abrió el lunes pasado. A cambio se pedía la donación de un útil escolar y en menos de un día se agotaron todos los cupos.

La actividad comenzó el viernes pasadas las 20.30 y desde el Km 0 (donde está el Centro de Información Turística) partieron en dos colectivos dispuestos por la Muni hasta la base del área natural ubicada en el circuito que vincula Papagayos con El Challao.

También hubo otros participantes que llegaron a Divisadero por sus medios. Como Juan Cruz (12) y su mamá, Amalia. "Me enteré por el Facebook de la actividad, y ya habíamos participado de las noches de Astroturismo y también habíamos venido a hacer senderismo a Divisadero Largo. Por eso no dudamos en anotarnos en una noche que juntaba a las dos cosas", destacó entusiasmada Amalia.


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

"Me gustan mucho las estrellas, y de grande quiero ser astrónomo. Tengo libros y me gusta muchísimo la astronomía; también leo mucho del tema", agregó con el mismo entusiasmo Juan Cruz, quien llevó su propio telescopio pequeño.

Madre e hijo fueron de los primeros en llegar. Esto les permitió acomodarse en la zona de los quinchos a esperar, y recibir la inesperada (o no tanto) visita de uno de los tantos zorros que pululan por el lugar y que se han ido acostumbrando cautelosamente a la presencia humana en el lugar.

Un paisaje diferente

Pasadas las 21 llegó el fuerte del contingente al sitio. Algunos abrigados, porque sabían que la temperatura baja considerablemente en la zona a pesar de estar en verano pero otros, distraídos o valientes, arribaron con remera, bermudas y shorts. Casi todos con colchonetas o frazadas para recostarse de espaldas en el piso con la cara pegada al firmamento, con mate, agua -o gaseosa- y con refrigerios. Así vivieron durante más de 3 horas y con fascinación una de las noches más impactantes de su vida.

El itinerario incluyó al comienzo la caminata por el circuito corto de flora y fauna de Divisadero Largo. Y luego los participantes se adentraron a la reserva para hacer la visibilización "a simple vista". Allí estaban García y su equipo, junto a los dos telescopios y otros equipos astronómicos disponibles para poder disfrutarlos de más cerca y en detalle.


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

"Somos las cuatro amigas de la secundaria y de la vida, y desde esa época que nos gusta salir a disfrutar de la naturaleza con estas actividades", resumieron Julieta, Fernanda, Laura y Emilia.

Si bien las condiciones no fueron las óptimas para la visibilización a simple vista -porque el humo de los incendios en Australia también se convirtió en un invitado indeseado de la noche-, por los telescopios se pudieron observar las distintas constelaciones. Estas postales y la dinámica charla informativa de García sobre las estrellas, sus edades, su distancia y sus ubicaciones llevaron a que ni siquiera este obstáculo a la visibilidad se convirtiera en un impedimento para disfrutar de la noche.


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

Aunque el cielo estrellado es tal vez uno de los elementos más difíciles de fotografiar para los apasionados amateurs -en especial con celulares y si la intención es captar una postal perfecta del manto oscuro cubierto de incandescencias-; no faltaron tampoco quienes lo intentaron y quisieron registrar en sus móviles algunos de los momentos.

Qué es el Astroturismo


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

La observación astronómica, tanto a simple vista como con telescopios, ha dado lugar en los últimos años al astroturismo. Se trata de un concepto de turismo basado en la contemplación y el estudio del cielo nocturno. Esta nueva actividad permite, a través de visitas guiadas, contemplar el cielo como lo hacían nuestros ancestros. La actual observación "a ojo desnudo" -a pesar de que se conoce la situación de muchos de los astros y planetas- suele complicarse por la contaminación lumínica y atmosférica. Por eso  recomiendan desplazarse varios kilómetros -como se hizo el viernes en Divisadero Largo- para encontrar un cielo con las condiciones de oscuridad y transparencia atmosférica necesarias. Bajo condiciones adecuadas se perciben alrededor de 6.000 estrellas pero en condiciones normales, no llegamos a contar más de 100.

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