Su gesto, pidiéndole al médico del Real Madrid que le prestara el teléfono celular para ver cómo le había quedado la cara, dio la vuelta al mundo. Y la atención se centralizó más en ese detalle que en la lesión en sí. Pero la realidad es que Cristiano Ronaldo no exageró ni un poquito su dolor, el último domingo, cuando debió abandonar el campo de juego tras convertir el sexto gol en el 7-1 del Real Madrid ante el Deportivo La Coruña.
Luego de aceptar el consejo del doctor de que no regresara al juego por la abundante sangre que le emanaba del rostro, el portugués se resignó y volvió a preocuparse por cómo le quedaría la zona lastimada. Así, con susto, llegó hasta los vestuarios y volvió a mirarse la cara. Bah, más precisamente el profundo corte que tenía justo al lado del ojo izquierdo, producto del zapatazo que le había dado Schär, defensor del equipo gallego, en su afán por despejar la pelota
Y no hay dudas de que deberán pasar varios días para que la herida cicatrice. De hecho, en el mismo momento a CR7 debieron darle tres puntos de sutura, además de limpiarle, claro, muy bien la zona.
"Cristiano está bien. Le han dado dos o tres puntos y está bien. Es solo eso", aseguró Zinedine Zidane, en rueda de prensa, cuando le preguntaron por el estado del portugués. Y no mintió. Aunque las imágenes que se filtraron demuestran que la herida no sólo existió sino que fue lo suficientemente grande como para que el luso se asustara.
Ojo, no es algo que le impedirá entrenarse y mucho menos jugar. De hecho, este lunes, Cristiano ya apareció por el Santiago Bernabéu con un apósito en junto al ojo izquierdo. Y no hay dudas de que estará listo para cuando el entrenador decida hacerlo saltar otra vez a la cancha. CC