La discusión
El país político/económico se encuentra enfrascado en una fuerte discusión con serias consecuencias para la vida cotidiana de muchos argentinos y para el equilibrio fiscal que necesitamos.
Por un lado, el “peronismo reunificado” con su proyecto de máxima en fuerte confrontación con el proyecto del oficialismo y de la “racionalidad” nacional, con un proyecto mucho más acotado en sus alcances para los beneficiarios directos y de menor significación para el desequilibrio fiscal.
Responsabilidades
Cabe precisar, en mi opinión, que las causas del problema en cuestión fueron ocasionadas durante la última etapa del pasado gobierno peronista, de lo que tenemos que hacernos cargo (no obstante que haya responsabilidades distintas de acuerdo al lugar que nos tocó a cada uno en ese período).
Éstas son: el congelamiento de los mínimos de ganancias pese al severo proceso inflacionario desencadenado durante nuestro gobierno y el del déficit fiscal. Entre 2003 y 2009 hubo equilibrio fiscal y muy poca inflación.
Ahora bien, los perjudicados directos de este proceso, o sea los jubilados, trabajadores y pequeños contribuyentes, no son oposición ni oficialismo; son simplemente víctimas de uno y de otro.
Es cierto que este gobierno lleva sólo un año, y que ha encarado ahora, a su manera, el problema. Es legítimo que lo haga, aunque convengamos un poco tarde. Ganó la elección precisamente convenciendo a la mitad más uno que venía a resolver todos los problemas que el anterior gestó.
En el análisis del tema que hace el Gobierno nos dice en primer lugar que el bien a preservar o recuperar es el equilibrio fiscal y que, por lo tanto, todos los reclamos, por justos que sean, no deben comprometer este objetivo, lo que suena atendible.
Las víctimas
Ahora, miremos el problema desde los perjudicados de siempre (repito jubilados, trabajadores, pequeños emprendedores) quienes no son de ninguna manera los responsables del problema. Insisto, son las víctimas. ¿Por qué solo ellos, y siempre ellos, tienen que ser los que se ajusten el cinturón para recuperar el equilibrio fiscal perdido? ¿Dónde está escrito que deba ser así? ¿En qué manual de economía científica dice que necesariamente deba ser así?
Leí hace muy poco en este mismo medio, un artículo de un exitoso bodeguero mendocino quien, si lo entendí bien, decía que la responsabilidad de que se cumpla la pauta de desacelere inflacionario eran las paritarias (esto es los trabajadores) que tenían que ir a la baja de la expectativa inflacionaria y el Banco Central por su posibilidad de controlar la emisión. Obviamente este señor no es político ni se lo podrá señalar como tal, en tanto nunca ocupó una función ni se candidateó para ello, y tiene sí estudios hechos en economía, por lo que podríamos tal vez calificar su opinión como proveniente de un independiente que habla por su experiencia y no por pertenencia o interés “político”. Lo que no se puede negar es que tiene intereses comprometidos en cómo se resuelve, tanto que dice con claridad que lo paguen los trabajadores, no su sector.
El blanqueo
Estamos iniciando un proceso de blanqueo, con familiares de políticos incluidos por la ventana por este gobierno (los peronistas también lo intentamos, por lo que esta opinión va para ambos). Se lo avizora exitoso. Varias decenas de miles de millones de dólares volverán al país, y en blanco. Cabe recordar que el blanqueo de referencia es un proceso para purgar el delito de evasión en que incurrieron los hoy beneficiarios. Todo ese dinero lo ganaron acá, durante la “década perdida” fundamentalmente. Se puede suponer con alguna racionalidad que si ese dinero, más el que no se va a blanquear, hubiera tributado, el déficit fiscal sería considerablemente menor.
Siempre los mismos
Vuelvo al principio: tenemos déficit y es indispensable eliminarlo, de acuerdo. Ahora bien, insisto, ¿por qué los únicos que tienen que pagar son los de siempre, los más pobres, los más débiles y por supuesto la mayor cantidad de ciudadanos de este país, mientras los grandes evasores, ellos sí corresponsables del problema, no sólo no pagan sino que se benefician. ¿No convienen conmigo en que no suena justo?
Resulta entonces la gran paradoja: los que abogamos por una solución un poco más justa, y por qué no, Justa, somos “populistas”, “irracionales”, “retrógrados”. Y los que abogan sin que se les mueva un pelo y con aires de académicos independientes, que los que deben pagar los platos rotos son sólo los trabajadores, los débiles, los más, y nunca los menos, los que evadieron, los capitales financieros que hicieron fortunas en los últimos tiempos y en los otros, son los “racionales”, “los serios”, falta que le agreguen los “patriotas”.
La grieta
Esta discusión que hoy tenemos una vez más los argentinos es la permanente puja por la más justa distribución de la riqueza para salvar la verdadera y antigua grieta que nos separa: que el que pocos tengan mucho y muchos, poco.
Sería bueno que nuestros representantes de uno y otro sectores (oficialismo y oposición) aprovecharan para dar una profunda, seria, responsable, documentada discusión, aunque lleve tiempo, sobre quiénes tienen que soportar el mayor esfuerzo por el tan deseado equilibrio fiscal y que no sean los de siempre, como ambos lo prometieron en sus campañas.
Una última sugerencia a los compañeros peronistas: sería prudente que para estos eventos en que pretendemos, entiendo acertadamente, defender a los que menos tienen, pongamos jugadores con autoridad para sostener los principios. Hay algunos que, por su actuación reciente, no deberían estar ni siquiera en el banco.
Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Los Andes.