La mayor inquietud de la arquitectura moderna es la de crear espacios a un presupuesto ajustado. Espacios reducidos que tengan cabida en nuestras ciudades. Espacios funcionales y de calidad. El resultado: edificios atractivos y de reducido tamaño.
Reutilizando un edificio antiguo de la ciudad de Rotterdam el arquitecto holandés Rolf (con la colaboración de Zecc Arquitecten) creó Black Pearl. Respetando el color original de su fachada, el negro, fue añadiéndole capas de pintura y marcos metálicos que funcionarían como ventanas, con lo que obtuvo un contraste muy atractivo visualmente.
En su diseño interior obtuvo un ambiente agradable e inspirador, gracias a la combinación de paredes antiguas de ladrillo visto y las modernas escaleras. A ello se unen un mobiliario funcional y sencillo sin grandes aspiraciones, con líneas rectas y tonos apagados, excepto por ciertos muebles anaranjados. Una simbiosis perfecta entre vanguardia y tradición.
Los arquitectos Crosson Clarke Carnachan Architects proyectaron una cabaña en la que una familia de 5 personas debían convivir en 48 metros cuadrados, todo un reto. Se trataba de un trabajo en el que el cliente pedía un diseño simple, pequeño, funcional y sobre todo que respetase y se integrase con el entorno natural de las playas de Nueva Zelanda. Por ello su revestimiento es de madera vista.
Su interior trata de maximizar el poco espacio disponible. Dividida en dos zonas; en la zona baja encontramos un salón comedor con cocina americana y estufa de leña un espacio abierto al porche. En el altillo encontramos uno de los dormitorios. Los techos, paredes y suelos son de madera, así como su mobiliario y sus estanterías.
Ubicada en Póvoa de Varzim, un pequeño pueblo de la zona costera de Oporto está Casa 77, un, poco discreto, estudio de José Caldihe. Distribuida en tres plantas llama especialmente la atención por su fachada exterior cubierta por placas de acero inoxidable perforado por distintos símbolos locales («siglas poveiras»), un antiguo sistema de comunicación de los pescadores autóctonos.
Su interior es simple, moderno y muy funcional. Las líneas sobrias y los tonos en madera crean un ambiente relajado y ciertos toques de estilo nórdicos. Una característica de esta casa es que el azul Klein otorga continuidad a los espacios.
En el bosque de la Olympic Peninsula (en el estado de Washington) encontramos una cabaña prácticamente indestructible, el diseño original buscaba crear un lugar sencillo que redujera al mínimo el coste en mantenimiento.
Como resultado: una cabaña de 23 metros cuadrados, revestida en acero templado, sin acabado que se sostiene sobre pilares de hierro y que coexiste sin dejar demasiada huella en el emplazamiento natural en el que está ubicada.
Todo un lujo arquitectónico, pues sus dueños no encontrarán en ella goteras o cristales rotos. Dividida en dos plantas la zona de estar, comedor, cocina y baño se sitúan en la planta principal.
El dormitorio, tipo loft con espacio para almacenaje, está en la planta superior.
Estas casas demuestran que en cuestiones de arquitectura más no es sinónimo de mejor.
Fuente moovemag.com