Por estos días, la sociedad mendocina y sus instituciones se han visto contrariadas por dos posiciones encontradas: por un lado, los defensores del cuidado del ambiente; por el otro, los propulsores de la industria minera.
Aunque pretenden mostrarse como posiciones antagónicas, son cuernos de una misma cabra. Estoy persuadido de que estamos frente a una discusión insensata y vacía de argumentos válidos donde los fanatismos pretenden oscurecer a la razón y a la ciencia. Los defensores del ambiente, sustentando su posición en la escasez e inexorable contaminación del agua sumado a la falta de rédito económico para los mendocinos, pretenden demonizar a la industria minera; por su lado, los propulsores de dicha industria, sustentando su posición en la nobleza de la actividad, pretenden santificarla. En el medio de todo este bodrio, la política desbordada de reclamos piqueteros y con el cuchillo en la panza, sigue sin poder dirimir en forma ecuánime y equilibrada esta contradicción. A esta altura entiendo que no se trata de demonios ni de santos. Estoy convencido que la comunidad organizada y todos sus protagonistas deben procurar el sosiego social y no dejar en manos del pueblo la elección de “minería si” o “minería no” con el aditivo de encuadrar tal elección en el slogan de la tan mentada “licencia social”, asemejándonos al circo romano cuando desde la tribuna se bajaba o se subía el pulgar para dirimir la vida o la muerte. Estimados lectores: la cabra camina con sus dos cuernos y ninguno de ellos trata de intimidar al otro para derrocarlo. Al contrario, los dos juntos son la herramienta de defensa para su protección y el de su descendencia. Es cierto que debemos cuidar el ambiente pero no es menos cierto que debemos cuidarlo con todas las verdades arriba de la mesa. Así pues, si la minería es una industria noble que no atenta contra la calidad ni cantidad del recurso hídrico ni contra el rédito económico para las arcas públicas, entonces es un deber demostrarlo a la comunidad con verdades científicas irrefutables en procura del sosiego social. Cabe recordar al cantautor Miguel Cantilo quien se pregunta: “(...) y dónde están ahora los geniales científicos, inventando la bomba de rayos pacíficos”. La respuesta va de suyo, ya que estuvieron irresponsablemente ausentes antes, durante y después de la sanción y derogación de la ley 9.209 dejando a la sociedad envuelta en un desconocimiento y miedo sin igual. Luego el piquete, reaccionario a dicha condición social, no contribuye a dirimir ni a encontrar el camino; sólo la comunidad organizada tiene la capacidad para orientar y conducir a sus integrantes con las instituciones que ella misma ha concebido. Y, a propósito de ello, deberíamos entender a la licencia social como el conjunto de facultades y prerrogativas que la comunidad ostenta para cada uno de sus individuos en procura de la convivencia social, con expresa exclusión de aquellas facultades que la misma comunidad le cedió, con exclusividad, al sistema republicano de gobierno. En este sentido respetemos nuestra Carta Magna y aceptemos que el pueblo no delibera ni gobierna si no es a través de sus representantes. Ya finalizando, debo decir que la actual matriz productiva de Mendoza no alcanza para dignificar con trabajo a todos sus habitantes. Creo con profunda convicción, fundada en postulados científicos y sociales, que la minería es una actividad estratégica para salir del ostracismo social y económico en el que estamos inmersos.
Ahora bien, si el temor social y consiguiente piquete radican en la desconfianza por los controles estatales que se practicarán en la industria minera, recuerdo a todos los lectores que es el mismo control estatal que hoy audita al resto de las actividades productivas, entre ellas la actividad minera relativa al gas y al petróleo, en la cual, los accidentes ambientales producidos, han sido y están siendo remediados.
Mendocinos: dejemos caminar a la cabra que, con su cornamenta, sabrá llegar a destino. Quiero para finalizar, recordar a nuestro prestigioso poeta y literato José Hernández, y por eso me animo a parafrasearlo y transcribir una estrofa de su obra “El Gaucho Martín Fierro”: “Mas naides se crea ofendido, pues a ninguno incomodo, y si canto de este modo, por encontrarlo oportuno, no es para el mal de ninguno, sino para bien de todos”.
Feliz 2020 para todos y aprovecho la oportunidad para brindar por una Mendoza agroindustrial minera y petrolera, donde sus habitantes y turistas saboreen las mejores frutas y hortalizas, y beban el mejor vino y agua del mundo.