Minas Gerais atesora entre sus montañas algunos de los carnavales más tradicionales del Brasil profundo. Sí, se baila en las calles, la gente se disfraza y la fiesta dura hasta el amanecer. Pero tiene sus particularidades. Desde el 6 al 10 de febrero, la capital minera recibirá aproximadamente 1,6 millón de visitantes, que se empaparán de su cultura.
Cuenta la historia que en Belo Horizonte las primeras batallas de confeti y bailes populares comenzaron en la década de los 40´. Junto con ellos se inició el reinado de los blocos caricatos y las escuelas de samba, pero fue en 1980 cuando se oficializó la festividad. En la actualidad, el desfile de la Estación de Samba cuenta con la participación de más de 170 blocos, una verdadera representación carnavalesca callejera.
En otras ciudades del interior del Estado festejan con ansia la llegada del Rey Momo. En Diamantina, por ejemplo, el carnaval es un verdadero "Festival de la Cultura" y durante cinco días ofrece atracciones las 24 horas para que habitantes y visitantes puedan festejar en los callejones y plazas del centro histórico. La animación comienza desde la mañana temprano, cuando los trasnochados recargan energías en las cascadas y zonas naturales próximas a la ciudad. Por la tarde los típicos blocos invaden las calles con el sonido de sus tambores, arrastrando con ellos a todo el que quiera sumarse a la fiesta.Desde entonces, y hasta el amanecer, se ubican estratégicamente por toda la ciudad diferentes escenarios donde los carnavaleros se entregan a los ritmos de batucada.
En Ouro Preto por su parte, la cultura africana se expresa con baterías, blocos, títeres, accesorios, trajes, canciones y sambas-enredos, los que hacen que la fiesta de esta ciudad sea un retorno a los orígenes.Bajo el lema "Vai Quem Quer" ("Va quien quiere"), el alma carnavalera inunda la ciudad de celebraciones aptas para todos los públicos: blocos, matinés para adolescentes y marchas interminables que animan las antiguas murallas del centro histórico. Aquí hay lugar para diversos gustos musicales: pop, axé, funk, música independiente… cada uno encuentra su preferencia en una fiesta sin fin. Todas las actividades transcurren en casonas centenarias, callejones, colinas, fuentes y calles empedradas.
En São João del-Rei las celebraciones se alargan desde el 23 de enero hasta el 9 de febrero y su principal atracción es el desfile de escuelas de samba y blocos caricatos. La expectativa de los organizadores es que este año se sumen a las festividades más de 50 mil personas que, junto a los 46 blocos partícipes, recorrerán las calles de la ciudad. Por su parte, Tiradentes (a 225 km de Belo Horizonte) cuenta con uno de los carnavales más tradicionales y tranquilos. La juerga se acompaña con manifestaciones tradicionales y blocos que desfilan por el centro histórico, tanto de día como de noche, durante los cuatro días de Momo. Por último, bajo el lema "Una vez en la historia: Mariana 320", el Carnaval de Mariana promete invadir las arterias de alegría para reforzar la tradición de las ciudades históricas y los carnavales antiguos. Los visitantes pueden acompañar a los antiguos blocos caricatos en un circuito imperdible donde la Praça Gomes Freire se convierte en una parada obligatoria para los amantes de la samba. La oferta se completa con actividades para los más chicos y desfiles de escuelas de samba locales.
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