Más de 1,8 millones de peregrinos musulmanes celebraron ayer el Eid al Adha, la fiesta del Sacrificio, y el ritual de la lapidación de Satán en Mina, enlutada el año pasado por la peor tragedia de su historia.
La lapidación, en la que los peregrinos lanzan simbólicamente piedras contra estelas, es un momento de alto riesgo del hach. El 24 de setiembre de 2015, el ritual terminó en pesadilla: unos 2.300 peregrinos, de ellos 464 iraníes, murieron en una gigantesca estampida.
Ayer por la mañana comenzó la celebración bajo estricta vigilancia: cámaras de seguridad filmaban todos los movimientos, centenares de policías estaban desplegados en cada uno de los cuatro pisos, unidos por escaleras mecánicas.