Unos 1.500 policías y militares ocuparon ayer, en 15 minutos y sin resistencia, uno de los mayores feudos del narcotráfico de Río, el Complexo da Maré, a casi 70 días de la Copa del Mundo en Brasil.
Poco antes del amanecer, un convoy de una decena de vehículos blindados de la Marina ingresó a este complejo de favelas con 130.000 habitantes, en una zona estratégica que atraviesa los accesos a la ciudad y la ruta al aeropuerto internacional, según reconoció el secretario de Seguridad Pública de Rio, Mariano Beltrame.
"Esta es una propuesta de legado. No es para el Mundial o los Juegos Olímpicos (2016). El Mundial se acaba en un mes, y Maré queda allí", precisó.
La operación, seguida por decenas de periodistas, muchos extranjeros, tuvo aires de show mediático. Parte de las favelas ya eran controladas desde la semana anterior, cuando la policía arrestó a 57 personas e incautó drogas y armas.
En una de las entradas al Maré, sobre avenida Brasil, unos diez policías del temido Batallón de Operaciones Especiales (Bope), armados hasta los dientes, se adentraron lentamente por las callejuelas desiertas.
Lo propio hizo un puñado de fusileros navales, en este complejo de favelas donde facciones rivales de narcotraficantes hacen la ley desde hace décadas.
Sin resistencia
Al fondo de una calle hay un joven que viste una camiseta roja, una posible señal de que apoya al grupo de narcos del "Comando Vermelho" (Comando Rojo). "¿Está armado?", pregunta un militar. "No, aparentemente no", responde su colega, mientras el sol comenzaba a iluminar las callejuelas repletas de basura. Al rayar el alba, las tropas ya estaban apostadas en Maré. Izaron la bandera brasileña en una plaza y dieron paseos a caballo a pobladores que celebran su llegada.
Al menos 13 personas fueron detenidas en la ocupación y un total de 118 desde el inicio del cerco a la favela. En la incursión se incautaron 450 kilos de droga, aparentemente todo marihuana, pero ya se habían confiscado distintas cantidades de cocaína y crack en los últimos días. La policía dijo que se halló armamento ligado a "Menor P", sindicado como líder del narcotráfico de la zona y detenido hace unos días.
Se utilizaron vehículos blindados de la Marina así como helicópteros y aviones no tripulados.
"Yo creo que (la ocupación) está muy bien. El Estado debe estar presente en todos lados en Rio. Ahora dependerá de los policías que se instalen aquí, porque algunos cometen abusos. Si comienzan a entrar en las casas de las personas como quieren, a poner su pie en mi puerta, habrá problemas", dijo Jorge, un camionero de 63 años que no quiere dar su apellido.
Pero el secretario Beltrame aclaró que la operación "no es para entrar en las casas de todos los habitantes sino en lugares específicos de personas buscadas por la justicia".
Nadie dice una palabra sobre los narcos. En las calles del Maré, también aparecen personas esqueléticas, algunas excitados, otros desganadas: son adictas al crack.
Alberto Aleixo, de la ONG Red de Desarrollo de Maré, quien vive en la favela hace 34 años, estima que la ocupación es "positiva", pero cree que esta operación contiene "un componente de publicidad" que es "innecesario". Recuerda que se violan los derechos de los habitantes al entrar a hogares sin orden judicial.
Tras la ocupación, el Ejército será el responsable de mantener el control de las favelas hasta la instalación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), prevista para el segundo semestre. La presidenta Dilma Rousseff autorizó que los militares patrullen las calles del Maré hasta el 31 de julio, un período que puede ser prolongado.
La operación sirve de despedida a Sergio Cabral, el impopular gobernador de Río cuyo mayor logro ha sido la política de "pacificación" y que tiene previsto dejar el cargo para postular a senador en octubre.