Decenas de miles de refugiados sirios permanecían ayer varados en la frontera con Jordania por segunda semana consecutiva y en un contexto de crisis humanitaria, según denunciaron activistas opositores.
"Cientos de familias están llegando a la frontera a diario, pero nadie puede cruzar", advirtió Ahmed Al Saad, activista de los denominados Comités de Coordinación Local en el pueblo fronterizo de Tal Shihab, hasta donde, según contó, llegaron 20.000 desplazados en las dos últimas semanas.
"No tenemos comida. Las familias están durmiendo en la calle. Estamos viviendo en una zona catastrófica", agregó el opositor al gobierno de Bashar Al Assad.
Hace dos semanas Jordania decidió comenzar cerrar su frontera, luego de recibir más de 520.000 refugiados sirios que escapaban de la violencia de la guerra civil vecina y que elevaron en un ocho por ciento su población.
Ammán sostuvo que quiere frenar el ingreso de refugiados sirios hasta que se construyan nuevos campos para recibirlos.
La ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados, advirtió en los últimos días sobre la acumulación de desplazados sirios en las fronteras con países vecinos y hace diez días había anunciado que se preparaba "para el peor escenario".
Otro activista sirio opositor de la zona, Ahnemd Al Darawi, se pronunció hoy con el mismo nivel de alarma.
"Miles de niños están pasando hambre y cientos de heridos no tienen tratamiento", explicó el coordinador de la Coalición Nacional Siria, la principal alianza opositora, en el pueblo sirio de Nasib, también fronterizo.