Los socorristas rescataron ayer a una superviviente de entre los escombros
del edificio de talleres textiles que se derrumbó el pasado 24 de abril en Bangladesh
, causando más de 1.000 muertos.
Responsables de los servicios de rescate anunciaron poco antes que la mujer, llamada Reshma, había sido localizada gracias a sus gritos pidiendo ayuda bajo los escombros del edificio Rana Plaza, ubicado en las afueras de Dacca, en el decimoséptimo día de las operaciones de búsqueda y despeje de los escombros.
Según la televisión Somoy TV, la mujer encontró refugio entre las ruinas de una sala de oración en el sótano del edificio donde operaban cinco talleres textiles.
Los socorristas y la multitud reunida en el lugar del accidente ovacionaron a la mujer mientras que era llevada hacia una ambulancia. La mujer logró responder a los aplausos con una leve sonrisa.
"Fue localizada en un hueco entre una viga y una columna. Su nombre es Reshma. Quizá tenía alguna reserva de agua o quizá bebió un poco del agua que inyectamos en el edificio", declaró el jefe de los bomberos, Ahmed Ali.
Un miembro del equipo de rescate dijo que la escucharon pedir ayuda a gritos cuando inspeccionaban las ruinas del Rana Plaza.
"Mientras estábamos despejando los escombros, gritamos para saber si había algún superviviente. Fue entonces cuando la escuchamos decir: ?Por favor, sálvenme, por favor, sálvenme'", declaró el socorrista.
Otro bombero dijo que la mujer había tenido acceso a comida durante dos semanas, pero que sus reservas se habían agotado hace dos días. "Nos dijo que no había ingerido nada durante los últimos dos días, y que antes había comido galletas", añadió. "Nos dijo que había encontrado un lugar seguro, con un poco de aire y luz".
Este rescate milagroso ocurrió en momentos en que el ejército estaba a punto de concluir las operaciones de rescate tras haber descubierto otras decenas de cuerpos bajo los escombros de las escaleras, donde los obreros habían intentado encontrar refugio.
El balance de la peor catástrofe industrial de la historia de Bangladesh alcanzó ayer los 1.041 muertos, declaró el oficial que supervisa las operaciones, el general Siddiqul Alam Sikder.
Los operarios dotados de grúas, palas mecánicas y excavadoras retiraron el jueves unos 130 cuerpos en descomposición, en su mayoría de mujeres empleadas de los talleres, mientras seguían avanzando hacia niveles inferiores del edificio de 9 pisos. El Rana Plaza, que albergaba cinco talleres de confección, se desmoronó como un castillo de naipes el 24 de abril, un día después de que los operarios avisaran de que había enormes grietas en las paredes. Más de 3.000 operarios estaban trabajando.
Bangladesh es el segundo productor de ropa del mundo gracias a los bajos salarios y a la abundante mano de obra. Este sector clave de la economía, que genera 29.000 millones de dólares por año, representó el año pasado el 80% de las exportaciones del país.
Pero desde hace años, las ONG denuncian las deplorables condiciones de trabajo y las normas de seguridad en esta industria, lo que ha llevado a las marcas internacionales de ropa a amenazar con dejar de comprar en el país si el gobierno no mejora la seguridad urgentemente.
Los incendios suelen ser frecuentes en los 4.500 talleres de confección de Bangladesh, situados la mayoría de las veces en edificios vetustos o de construcción defectuosa y dotados con una red eléctrica precaria.
En noviembre de 2012, murieron 111 personas en un incendio en una empresa textil.
La Clean Clothes Campaign, una asociación de defensa de los trabajadores del textil, cuya sede se encuentra en Amsterdam, afirma que más de 700 empleados de la confección han muerto en incendios en el país desde 2006.
Bangladesh anunció el miércoles el cierre de 18 fábricas textiles en Dacca y Chittagong, la segunda ciudad del país, tras comprometerse con la Organización Internacional del Trabajo a tomar medidas inmediatas para reforzar la seguridad en las fábricas.
Las marcas occidentales han criticado las condiciones de seguridad deficientes de los operarios pero siguen comprando, suscitando las críticas por el doble discurso que consiste al final en cerrar los ojos a los "talleres de la miseria".
Un grupo de expertos de la ONU exhortó a las grandes marcas internacionales de ropa que no se vayan de Bangladesh sino que trabajen en colaboración con el gobierno para mejorar las condiciones laborales.