Enfundado en un ceñidísimo pantalón negro, con camisa y chalequito del mismo color, Mike Amigorena hizo su aparición -una hora más tarde de lo previsto- en un sobrio escenario palermitano (decorado solamente con dos enormes flores blancas) y suscitó el grito alentador de los presentes.
Fue el martes pasado, durante la presentación de “Amántico”, su primer disco solista, editado por Sony Music, la compañía con la que anteriormente publicó el disco de su banda Mox.
El show, destinado a la prensa y a los amigos (estaban, por ejemplo, Ale Sergi y Juliana Gattas, de Miranda! y había varias cámaras de televisión), fue el puntapié inicial de una serie de presentaciones que el actor y cantante realizará por todo el país.
“Amántico” hace ver (y en cierta forma es un homenaje) el apego y la nostalgia de Amigorena por sus primeras escuchas. Hay ecos de Sandro, Leonardo Favio, Palito Ortega, Camilo Sesto, Tom Jones y Nicola di Bari, pero también (aunque en dosis mínimas y quizás no perceptibles para todo el mundo) pasajes o soplos que hacen pensar en algunos hits de bandas ochenteras, como Virus o Duran Duran.
“Hay corazón para cantar a la mujer, a la vida, al amor, al desencuentro, a los proyectos idealizados… Me siento un novio que usa la canción para conquistar”, escribió el mendocino para sintetizar el concepto detrás del trabajo final.
Las canciones son pegadizas y festivas. Al interpretarlas rodeado por su banda, Mike aprovecha al actor que es. Enriquece las letras con movimientos y expresiones que le hacen conectar muy bien con el público, sabe cómo establecer la complicidad necesaria para completar el sonido.
En vivo, Mike cumple al dedillo con su simpatía por Sandro y Favio porque, como ellos, canta para la gente. Es impensable que cante para divertirse o desafiarse en soledad. Lo suyo necesita feedback y su facilidad para componer un personaje escénico lo suficientemente canchero y entrador hace que lo consiga.
El disco tiene arreglos, dirección y producción de Luis Cardoso, que trabajó para solistas como Diego Torres y bandas como Los Nocheros, y se grabó en Romaphonic Studios, Family Groove Studio y Nak Studio.
Detrás de escena
Antes de la presentación, en su camarín, Mike recibió a Los Andes con una sonrisa enorme y palabras alentadoras para sus coterráneos: “En octubre calculo estar presentado Amántico por allá, así que prepárense”.
-Nos prepararemos. Pero supongo que vas a ir a otros lugares también…
-Sí, claro. De hecho te diría que una de las motivaciones más fuertes que tuve para hacer este disco es la idea de viajar por el país, de tocar en distintos lugares, de meterme con mi música en la casa de la gente. Voy a recorrer el interior durante los meses que vienen, cerca de las fiestas haré algo acá en Buenos Aires no para prensa y amigos como hoy sino para el público en general, y en el verano seguramente vaya para la Costa, que es algo que realmente me entusiasma muchísimo.
-¿Cómo surgió Amántico?
-De una combinación de cosas: por una lado, a mí me ilusionaba en lo personal tener un disco mío, y por otro lado Sony, hace ya dos años, me propuso hacer algo sin Mox y me brindó el tiempo y las condiciones necesarias para que saliera tan bien como salió. Estoy feliz con el resultado.
-Es decir que el disco tuvo mucho tiempo de preparación…
-Sí, por un lado es la primera vez que canto en castellano, y me entrené mucho para hacerlo bien. Se puede cantar en castellano sin que se te entienda un pomo, o se puede hacerlo bien, con una dicción correcta que haga que las letras de las canciones no se pierdan.
-¿Las letras son tuyas?
-Cuatro de ellas sí. Las otras son de Luis Cardoso. Todas hablan del amor en aspectos diversos, todas me representan un poco. Todas tienen algo de personal y algo universal. Yo le canto a la mujer como tag, o como idea, pero hablo del amor, que una cosa que nos toca a todos, más allá del género, la edad, y la experiencia particular.
-No te puedo decir exactamente por qué pero en una primera pasada de Amántico pensé en Virus…
-Debe ser porque el pop de los 80 se cuela, porque a mí me gusta, pero no es una banda o un estilo que haya querido alcanzar. Te diría que al hacer el disco los artistas en los que más pensé eran Sandro o Palito Ortega. Podríamos decir que el sonido de Amántico es un vintage contemporáneo, algo con reminiscencias claras al pasado, hecho por un tipo de hoy, que maneja elementos más modernos.
-Es evidente la influencia de Sandro o Palito, pero hay un tono en vos que difiere totalmente de ellos…
-Puede ser que Amántico sea más elegante. Y eso, de nuevo, se relaciona a que está hecho hoy, y no en aquella época. Es una recreación del espíritu de esa época… Es algo clásico pero hecho con los recursos de hoy.
-La elegancia está muy presente en el arte del disco, además…
-Sí, cuando lo craneaba pensaba también en la parte visual. Entonces la llamé a Nora Lezano, que es una fotógrafa exquisita, a la que admiro un montón y, en una especie de trabajo colectivo, hicimos las fotos de tapa y de adentro que, como vos decís, queríamos que transmitieran esa cosa elegante…
-¿Cuál es la situación ideal para escucharlo?
El auto. Yo escucho mientras manejo y me parece que es una forma ideal de escucharlo. No es, como sí lo eran otras cosas que hice musicalmente, un disco para poner de fondo. No tiene ni una pizca de chill out (Risas).
Es un disco para escuchar, para prestar atención a las letras, para que te acompañe, por eso te digo lo del auto, aunque si alguien lo pone en el living de su casa y se toma un vinito mientras lo escucha me pongo a llorar de felicidad (Risas).