La Copa Libertadores se define en Madrid, la capital de España, más específicamente en el Santiago Bernabeú. Insólito e inesperado, pero esto fue producto de diferentes circunstancias teñidas de violencia. Sin embargo, el clima en la casa del Real Madrid es el de una auténtica final.
Como en toda ceremonia antes de que salgan los equipo, ya sea en una Copa del Mundo, Uefa Champions League o esta misma Copa Libertadores, el trofeo se coloca en el atril colocado en el centro de la salida de los 22 protagonistas.
Esta vez, luego de ser llevado por dos voluntarios, fue acomodado por Ramón Díaz y Miguel Russo, dos campeones del máximo campeonato continental a nivel de clubes.
El riojano fue campeón con el Millonario en 1996 luego de vencer a América de Cali en el Monumental con dos goles de Hernán Crespo; y Russo fue el director técnico del Xeneize que se coronó en la edición del 2007, donde apabulló a Gremio con un global de 5-0.
Una vez realizada su tarea, se mostraron muy amens y se abrazaron, en un gesto ejemplar y a imitar.
El día de ayer, ambos entrenadores fueron invitados a una cena especial en el mismo estadio, donde estuvieron Florentino Pérez (presidente del Real Madrid), Alejandro Domínguez (mandamás de la Conmebol), Rodolfo D'Onofrio y Daniel Angelici.