"Hazte un favor: cada vez que leas en internet una cita escrita al lado de un retrato como éste, firmada por un autor cuya producción sea difícil de chequear, duda de su veracidad. La gente gusta tanto de mentir, como de atribuir esa mentira a otra persona que ya no está entre nosotros". Sócrates
1. ¿Que dije qué? Einstein nunca dijo que "locura es hacer una cosa una y otra vez, esperando resultados distintos". Borges no tuvo oportunidad de escribir que si volviera a nacer correría más por los prados. Cervantes nunca rubricó: "Ladran Sancho, señal que cabalgamos".
La verdad es un bien despreciado y muy faltante en el maravilloso mundo de internet. De allí que pulule esa caterva de frases motivacionales que son atribuidas una y mil veces a un puñado de genios, que bien las podrían haber dicho... pero no.
Ellos, los Einstein, los Buda, los Mark Twain (de los personajes más citados en esto de las sentencias apócrifas) estuvieron preocupados en hacer genialidades, en lugar de tirar frases propias de una agencia de publicidad a la Agulla y Baccetti.
Aquello de que "insano es repetir lo mismo esperando resultados distintos", nunca fue dicho por el creador de E=mc2. Es un concepto ingenioso propio de un buen libro de autoayuda. De hecho, algunos investigadores sostienen que esta cita apareció por primera vez en el curioso manual 'Narcotics Anonymous', destinado a tratar adicciones como la droga o el alcoholismo.
Es ley: en la red de redes, para que algo sea considerado verdadero solo tiene que parecerlo. Pero si se parece demasiado, si la frase cuadra perfectamente con el espíritu de la personalidad de quien supuestamente firma la frase... ¡seguramente sea falsa! A propósito, Einstein tampoco dijo: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”. Pero viene a cuento de lo que aquí se expone. La humanidad ha crecido en tecnología, se ha desarrollado en conocimientos, pero sigue siendo incauta, ingenua y perezosa a la hora de chequear lo que lee.
No se sabe quién las dijo, cuándo, pero son frases que reflejan mejor que nada nuestros dramas actuales. Será que las frases que no son de nadie podrían ser de todos.
2. "Miente, miente que algo queda" es una de las sentencias que mejor explica lo peor de esta era que vivimos, la "era de la posverdad". Una era donde la verdad es un valor escaso, donde la multiplicación de falsas noticias por las redes ha generado la relativización de la importancia de lo cierto y lo no cierto. Los filósofos y sociólogos están preocupados (y deberíamos estarlo todos) porque nunca en la historia de la humanidad la gente ha estado más desinformada que ahora. Y nunca le ha importado tan poco estarlo.
En líneas generales, en la “era de la posverdad” es más importante lo que yo creo que lo que realmente sucede (esto explica por qué se abren a nuestros pies tantas "grietas"). Y es una factura que hay que pasarle enterita a las redes sociales. Se han formado burbujas de gente que piensa igual (los antiabortistas con los antiabortistas, los pro-legalización del aborto con los prolegalización del aborto; K con K; M con M) grupos que sólo charlan entre sí, que se "ceban" entre sí, y que no están dispuestos a que su discurso pétreo muestre alguna porosidad, sencillamente porque no hay lugar para compartir espacios virtuales con aquellos que puedan generarme contenidos que "no me gusten". Facebook te junta solo con gente que dice cosas que "te gustan". Allí nacen nuestros problemas modernos.
Lo curioso es que esta frase, "Miente, miente, que algo queda" nunca la dijo abiertamente Goebbels, el líder de la propaganda nazi, a quien se le atribuye autoría. Fue quizá su mejor ejecutor, ya que la convirtió en el eje del discurso nazi; pero este concepto es más viejo que la mentira misma.
"Sembrad confiadamente la calumnia, que mordieran con ella, diciéndoles que cuando la gente hubiera curado su llaga, siempre quedaría la cicatriz". Esta perversa y bella frase se la atribuyó el pensador Plutarco a Medion de Larisa, un político que había sido consejero de Alejandro Magno. De allí devino esta expresión del siglo XVII, reflejada en "De la dignidad y el desarrollo de la ciencia": "Como suele decirse de la calumnia: calumnien con audacia, siempre algo queda".
3. A modo de conclusión que no concluye en nada. La mentira como moneda corriente, el relativismo de que todo da igual mientras refleje lo que yo pienso, la calumnia como arma para cuestionar al otro. Y en el fondo, una desinformación que nos deja desnudos, mientras creemos que estamos vestidos. En eso estamos, amigos. Ya lo dijo Sócrates: "Solo sé que no sé nada. Pero si está en internet, debe ser cierto".