Miedo a ataques, nuevas reglas y vigilancia extrema: la vida de los rugbiers en la cárcel

Los diez acusados de matar a Fernando Báez Sosa (19) en Villa Gesell pasaron en una misma habitación su primera noche tras las rejas.

Miedo a ataques, nuevas reglas y vigilancia extrema: la vida de los rugbiers en la cárcel
Miedo a ataques, nuevas reglas y vigilancia extrema: la vida de los rugbiers en la cárcel

Los diez rugbiers acusados del crimen de Fernando Báez Sosa (19), ocurrido a la salida de un boliche en Villa Gesell, pasaron juntos su primera noche en el penal de Dolores, donde se les ofreció asistencia psicológica y médica y se prevé que esta tarde reciban la visita de sus familiares.

Los 885 detenidos en la cárcel están al tanto del impacto que ha tenido el delito atribuido a Máximo Thomsen (20), Lucas (18) y Luciano Pertossi (18), Matías Benicelli (20), Alejo Milanesi (20), Juan Pedro Guarino (19), Enzo Comelli (19), Blas Cinalli (18), Ciro Pertossi (19) y Ayrton Viollaz (20). "Están en un pabellón de refugiados esos giles", dicen. Claramente, el Servicio Penitenciario Bonaerense no quiere correr riesgos respecto a los chicos acusados de un crimen que es considerado entre los presos como "cobarde".

Los rugbiers habitan una habitación amplia, repleta de cuchetas, que tiene un solo baño. Está en la planta alta del penal de Dolores, en una zona ocupada generalmente por presos evangélicos. Por ahora, no tendrán contacto con ningún otro preso. Un efectivo de rango entre los guardias del SPB los supervisa y no deja que nadie entre al lugar.

"Tenían pánico de ingresar y no recordaban datos básicos", comentó una periodista local, Betiana Insaurralde, en diálogo con "Nosotros a la Mañana" (El Trece), y detalló: "No se acordaban ni del segundo nombre".

Curiosamente, Máximo Thomsen, señalado como coautor del asesinato de Fernando, "no era el más nervioso", afirmó Insaurralde. Durante estas primeras horas en la alcaidía, por momentos también se escucharon risas y esta mañana minutos antes de las 8 todo el grupo ya había desayunado con mate y café.

Cada vez que deban abandonar la celda, los jóvenes serán escoltados por guardias. Podrán recibir visitas una vez por semana: la primera será este jueves a las 17, cuando puedan ver durante dos horas a sus familiares, que pasarán sin tener contacto con el resto de los presos.

Pero hay una serie de reglas a tener en cuenta. La primera y más conocida: nadie se viste de negro porque del otro lado ese color está reservado para los carceleros del Servicio Penitenciario.

Según Infobae, los rugbiers se deberán dejar revisar con una linterna en la boca, quitándose la ropa: el protocolo prevé que las cavidades solo sean "revisadas de vista". Un carcelero puede pedirles que hagan una sentadilla por si se cae algo, según el Manual de Procedimientos de Requisa vigente desde 2017.


    Los diez rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa (19).
Los diez rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa (19).

Los padres de los rugbiers no podrán llevar frutas o papas que sirvan para fermentar y hacer "pajarito", bebidas alcohólicas clandestinas, no podrán llevar envases de vidrio que se puedan usar como filos para apuñalar, comida con rellenos como budines o tartas que oculte droga o cualquier otra cosa: la harina y el café se traspasan en el mismo lugar a bolsas de plástico y deben venir en su envase original cerrado. Las latas también se abren. Una botella de gaseosa oscura, una bebida cola por ejemplo, está fuera de cuestión: adentro puede haber un cuchillo. Las biromes también tienen que ser transparentes. Adentro de un tubo oscuro, también, puede haber cualquier cosa.

El contenido del paquete de yerba se debe volcar y registrar: puede haber marihuana mezclada entre el mate. Los panes de manteca y los potes de dulce de leche también son problemáticos, lo mismo los jabones. Los osos y muñecos de peluche también se encuentran terminantemente prohibidos.

Por su parte, el abogado de los jóvenes, Hugo Tomei, expresó por escrito al juez de Garantías, David Mancinelli, su preocupación por el trato que puedan recibir los detenidos en Dolores y dejó entrever que deberían seguir el proceso judicial en libertad, una posibilidad que quedaría descartada por la expectativa de una pena de prisión perpetua.

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