Si de hacer un "mea culpa" acerca de los malos hábitos que se entretejen por estas tierras se trata, hay que mencionar que existen otros ejemplos tan cotidianos como el de llegar tarde.
Es que, a diferencia de otras provincias, en Mendoza no existe la costumbre de hacer fila mientras se espera el ómnibus. Basta con observar con detalle la abrumadora cantidad de personas que se aglutinan en las paradas sin importar quién llegó antes o después (sólo algunas líneas que tienen servicio expreso o diferencial respetan el "forme fila" del cartel). La buena noticia es que, por lo general, en ese cúmulo impaciente de pasajeros siempre se conserva cierta actitud de cortesía: mujeres, niños y ancianos suelen ser los primeros en subir y luego arriban los hombres.
Esto muestra cómo, pese a que Mendoza ha ido forjando rasgos de gran ciudad, aún hay aspectos que la distancian, por ejemplo, de la poblada Buenos Aires o de la histórica Rosario.
Otro hábito, ya más asociado al comercio, es el que se menciona en el libro de producción local "Quilombo" (2012).
En él se asegura que, a diferencia de otros lugares del país, en Mendoza era posible conseguir cigarrillos sueltos hasta hace poco. Hoy, con la entrada en vigencia de la Ley Nacional de Control de Tabaco N° 26.687 (2011) esto ha mermado e inclusive la frase "¿me das un suelto?" tiende más bien a desaparecer.
