La simpática banda de (anti)héroes intergalácticos vuelve al ruedo en esta secuela de la “space opera” de Disney/Marvel que se estrena hoy en Mendoza y el resto del país.
Surgidos a la sombra de los más glamorosos “Vengadores”, los “Guardianes de la galaxia” se valieron en 2014 de una trama entretenida, dosis abundantes de humor, buena música, el carisma de Chris Pratt como protagonista y los nada menos que 770 millones de dólares embolsados en todo el mundo para ganarse un lugar de privilegio en la saga.
Con Pratt nuevamente en el papel de Peter Quill / Star Lord, el equipo integrado por Gamora (Zoe Saldaña), Drax (Dave Bautista), Rocket (voz de Bradley Cooper) y Groot (voz de Vin Diesel) ya no es una banda de delincuentes sino una familia un poco disfuncional de guardianes al servicio de la Justicia que ahora deberá enfrentar a un poderoso ente capaz de devorarse el universo.
El actor Michael Rooker, por su parte, retoma en este Volumen 2 el papel de Yondu, un delincuente espacial de piel azul y cresta mecánica que secuestró a Peter Quill de niño en la Tierra, lo crió con dureza y distancia afectiva para convertirlo en un ladrón, pero que sacaba a relucir su costado tierno cuando, en la primera película, el cambio a héroe de su pupilo los enfrentaba y en lugar de matarlo decidía dejarlo escapar.
Con Peter Quill / Star Lord en la búsqueda de su padre biológico (Kurt Russell), Yondu se convertirá ahora en un miembro más de la disfuncional familia de los “Guardianes...” para proteger a quien, debe confesar, quiere como a un hijo.
En conversación telefónica desde Los Ángeles, Rooker demuestra cuán poco tiene que ver su personalidad con la de muchos de sus más de 100 personajes en casi cuarenta años de carrera y se muestra divertido, ensaya un “hola, muy bien” en español antes de admitir que hasta ahí llega su habilidad con el idioma y pide que esta nota periodística vaya con una “foto sexy” suya.
“Creo que lo que acabamos de hacer en ‘Guardianes...’ fue desarrollar esta cosa de relación familiar loca. Yondu es mucho mucho más complejo, me dio muchas más dificultades. Me dio todo un lado nuevo para exponer y me encanta el hecho de que James Gunn, el director, lo haya escrito de un modo en el que no todo está dicho con palabras sino con miradas, emociones que no están dichas. Disfruté ese desafío”, explicó Rooker respecto a la relación paternal entre Yondu y Quill.
El actor nacido hace 62 años en Alabama, que desde su primer protagónico en “Henry, retrato de un asesino” (1983) cuenta por decenas sus personajes psicópatas, delincuentes o simplemente malos tipos, admite que no se siente encasillado y que le gusta “interpretar esos personajes de los que nunca estás muy seguro de cómo van a actuar”.
Recordado también especialmente por su malo-pero-con-sentimientos Merle Dixon, de la serie de zombies “The Walking Dead”, Rooker continúa: “Esa área gris, que no sabés si van a abofetearte o besarte. Eso es lo que me gusta, disfruto ese tipo de roles porque son muy complicados de traer a la vida”.
Justamente “Yondu está en un mundo gris, está en una zona gris en la que no es ni bueno ni malo, es un poco de los dos”, dice Rooker, capaz de matar con una daga voladora a cincuenta ex compañeros en tan sólo segundos, pero también de poner en riesgo su vida para ayudar a Peter Quill.
De todas formas, el actor propone “darse cuenta de que ninguno de estos personajes son completamente humanos, sino criaturas de otro mundo”. “Las cosas que hace Yondu, y le digo esto a la gente todo el tiempo, pueden lucir mal o muy agresivas, o violentas o incorrectas para nuestro mundo humano. Pero para su mundo extraterrestre esto está perfectamente ok”.
Filmada en los inmensos estudios de Pinewood Atlanta, en Fayetteville, Georgia (el complejo de estudios más grande fuera de Hollywood), la cinta tiene una lograda estética pulp de colores llamativos, con múltiples mundos extraterrestres y naves espaciales que son el resultado de la combinación de elaborados decorados y efectos diseñados por computadora.
Para Rooker, las “muy duras jornadas de dieciséis horas”, muchas veces filmando largas tomas sólo frente a una pantalla verde para luego incluir las imágenes digitales, conformaron un trabajo “agotador, pero muy interesante e intrigante. Fue bastante fácil de imaginar lo que uno no podía ver, porque James Gunn no sólo explicaba de qué se trataba la escena, sino también nos hacía saber qué tan grandioso era todo lo que estaba pasando en la pantalla verde. Debe de verse real para los espectadores porque lo era para nosotros, incluso cuando estás en el momento y no podés ver nada”, manifestó.
Esa imaginación y evasión del mundo real necesaria para rodar la película es lo que para Rooker constituye a su vez el valor agregado del género superhéroe, tan exitoso por décadas en comics, cine y programas televisión.
“Es fantasía. Los seres humanos vivimos en un mundo con una realidad que a veces puede ser desalentadora, el estrés de nuestras vidas influye en nuestros cuerpos y nuestras mentes”, afirmó el intérprete y finalizó: “Cuando vamos al cine es lindo ver fantasía y ciencia ficción y cosas que nunca ocurrirían en la vida real, son casi tres horas de un día totalmente relajadas y divertidas”.
Lejos de agotarse
“Guardianes de la galaxia Vol. 2” es la nueva entrega del universo cinemático de Marvel, el que con casi 11 mil millones de dólares recaudados sólo en las boleterías desde que viera la luz “Iron Man” en 2008, con 15 films y dos estrenos más para 2017 -el relanzamiento de la franquicia de “Spider-Man” y la tercera parte de “Thor”- es un fenómeno que no parece estar cerca de agotarse.
Este modelo serializado de películas, que tiene émulos en la franquicia de “Rápidos y furiosos”, en las cintas de “X-Men” también de Marvel y -cómo no- en la propuesta de la principal e histórica competidora de Marvel, DC comics, desembocará el año próximo en “Avengers: Infinity War”, una suerte de guerra cósmica total en la que darán el presente los héroes de todas las películas de los últimos nueve años.