Michael Kelly: "Desde que empecé el programa estoy más involucrado en política"

Una de las estrellas de la serie “House of Cards” visitó nuestro país y charló en exclusiva con Estilo acerca de todo: desde Donald Trump, a la manera en que construyó su personaje y los contactos que hizo en política a través de la serie.

Michael Kelly: "Desde que empecé el programa estoy más involucrado en política"

Durante la conferencia de prensa que Michael Kelly brindó a su llegada a Buenos Aires, un cronista brasileño no dejaba de hacerle preguntas acerca de la complicada situación política actual del Brasil. El actor, con modos hábiles y elegantes, esquivaba la comparación entre el país vecino y la serie “House of Cards” con frases amables del tipo: “Conozco acerca de las presiones económicas en Brasil pero no estoy al tanto en profundidad del asunto” o “Escuché algo como una comparación pero no podría dar una opinión con fundamentos”. Nadie se sorprendió por ese tipo de preguntas: tan lograda fue la interpretación de Kelly como Doug Stamper, el oscuro y eficiente hombre de confianza del presidente Frank Underwood -magistralmente interpretado por Kevin Spacey-, que la tentación de conocer su opinión acerca de temas de política local, más sabiendo que en su juventud estudió Ciencias Políticas en la universidad de su Carolina del Sur natal en los Estados Unidos, resulta inevitable.

Si bien la trayectoria de Kelly como actor incluye importantes papeles en series como “Los Sopranos” y películas como “Changeling”, de Clint Eastwood, su rol en “House of Cards” fue el que definitivamente lo consagró. Tal fue la repercusión de su personaje que su presencia en Buenos Aires lo llevó a ser invitado a visitar la Casa Rosada, desde donde interpretando a Doug Stamper grabó un mensaje en clave irónica, saludando al actual presidente de nuestro país.

La serie, que acaba de lanzar su cuarta temporada, aborda las oscuras trastiendas del poder en la política desde un tratamiento sutil que hace foco en deliciosos diálogos y detalles a través de los cuales el espectador, como en un rompecabezas, va construyendo sus personajes. Su éxito fue tal que abrió las puertas para que el canal de televisión online Netflix apostara de lleno por otros programas de contenido propio donde la originalidad y la búsqueda de lo nuevo están a la orden del día.

La semana pasada el canal organizó un megaevento en Buenos Aires con estrellas de sus series más importantes. Allí tuvimos la oportunidad de entrevistar a Kelly, con quien comenzamos hablando de Donald Trump: “Creo que si Trump no existiera, y los escritores hubieran puesto un personaje como él en el show, habría sido muy poco creíble... Algo así como un tipo saltando sobre un tiburón. Dicho eso, creo que nuestro país necesita un hombre de Estado que pueda guiarnos con un decoro apropiado, respeto por toda la gente y conocimiento de las políticas internas y de exterior. No me parece que Donald Trump sea ese hombre”.

Cordial como su personaje aunque mucho más sonriente, el actor se prestó de esa manera a una charla en la que habló, entre otras cosas, de la construcción de su personaje:

- Una de las características más llamativas de Doug Stamper es su voz, ¿cómo la encontró?

- Vino por parte del creador del programa, Beau Williman, quien antes siquiera de empezar me dijo: “Hay dos cosas que quiero: que no sea emocional y que al final de la temporada la gente se pregunte: ‘¿quién carajo es este tipo?’” (risas). Toda esta cuestión de estar tramando algo que no sabemos exactamente qué es, ¿no? Y eso determinó la base para el personaje, esa cosa de soldado monótono, la manera en que camina... Es muy similar a mi voz sólo que un poco más tranquila, más controlada...

- Su personaje es muy leal al de Kevin Spacey, ¿cómo trabajan la química?

- Si su pregunta apunta a si hemos tenido sexo, no, eso no ha pasado (risas). Doug Stamper opera desde la adicción, y una de ellas para él es Frank; más allá de sus otras adicciones al trabajo o el alcohol. Frank dice en la primera temporada: “Sé para dónde sopla el viento” y Doug sabe para qué lado sopla Frank.

- ¿Qué repercusiones tuvo el tema de la adicción al alcohol en su personaje?

- Fue muy interesante la manera en que muchos alcohólicos se me acercaron y me dijeron: “Tengo el mismo problema y verlo en la serie me está ayudando a tratarlo”. Es lo que sucede, Doug es un hombre que tiene control sobre todo y todos, pero el alcohol es una montaña resbalosa...

- ¿Cree que la política real es más oscura que la serie?

–Dios, ¡espero que no! De verdad espero que no. Una vez me dijeron “Conozco en la política alguien como tu personaje” y lo miré tan sorprendido que enseguida me aclararon: “No, no mató a nadie pero es igual de eficiente”. Eso me parecería bueno, que hubiera gente con ese nivel de trabajo... Por supuesto sin la parte de matar (risas). Otra vez me dijeron que si quería tenía un puesto disponible en la Casa Blanca y estuvo bueno eso, pero tuve aclarar que no soy Doug. Desde que empecé el programa estoy más involucrado en política y lo estoy disfrutando, como actor camino los pasillos del Congreso, me cruzo con gente que me invita a conversar y termino aprendiendo muchas cosas.

- ¿Qué significa el poder en el programa, más allá de la política?

- Creo que esa es la razón por la que el programa es tan exitoso, que más que un programa de política es un programa acerca del poder. Y es por eso que cualquiera en cualquier país lo comprende: más allá de lo intrincado de cualquier sistema político, en todos los ámbitos hay en juego cuotas de poder y la lucha por alcanzarlo.

- ¿Y qué le resulta más interesante de su papel?

- Uff, hay tanto. Estoy fascinado con este personaje. Su lealtad, su ética de trabajo, su adicción, hay muchas cosas fascinantes. Está muy bien compuesto, creo que los escritores de nuestro programa son de los mejores que hay hoy en día.

- ¿Y qué va a cambiar en ese sentido con la partida de su creador, Beau Willimon?

- Beau es quizás el mejor escritor con el que tuve la suerte de trabajar, un genio que se dedica a esto de manera incansable. Nunca para, nunca. Para el 21 de diciembre de cada año, cuando terminamos el rodaje, se va de vacaciones a algún lugar extraño que no conoce, tipo el Congo, y luego ni bien vuelve empieza a trabajar incansablemente otra vez. Sin dudas lo vamos a extrañar, más allá de que nos hayamos convertido en buenos amigos. Dicho eso, estoy seguro de que Netflix va a encontrar a alguien que hará un buen trabajo. Por supuesto no será Beau, pero sí va a ser alguien muy capaz. Y el elenco se mantendrá, así que no creo que cambie demasiado.

- ¿En su país el programa abrió la puerta para hablar más de política?

- Sí, que la cuarta temporada haya tenido tanto éxito durante la campaña hacia las elecciones primarias en nuestro país me parece algo genial. Creo que el programa inspira a aprender más acerca de los candidatos y eso me parece fantástico, que la gente se interese por informarse bien acerca de las personas que pueden llegar a gobernarlos y que luego hagan una elección cuidada por quien consideren mejor.

- Por último, ¿cómo lleva el hecho de que su personaje es de los más amados y a la vez de los más oscuros?

- Creo que oscuros somos todos, así que... (risas). No sé, no sé cómo tomarlo salvo que estoy muy agradecido de que a la gente le guste lo que hago. Cuando ponés tu corazón en algo que luego sale a la luz y es bien recibido, no podés menos que estar agradecido. Y la gente se da cuenta de que en un punto esto es un programa y el de Doug es un personaje atrapante. Dirá: “No iría a cenar con un tipo así, pero es entretenido verlo”.

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