En la comedia "Un golpe con estilo", que se estrenó el 6 de abril en las multisalas locales y sigue con éxito en cartel, Michael Caine de 84 años y Morgan Freeman de 79, comparten protagonismo con un tercer veterano, el gran Alan Arkin de 83 años, interpretando a tres amigos jubilados que han sido despojados de sus jubilaciones por el abuso de una corporación y el primero está a punto de perder su casa por la estafa de un banco.
Es así que los tres deciden desquitarse de semejante injusticia asaltando la institución financiera que los estafó para recuperar lo que les corresponde.
En la vida real, sin embargo, el dinero no parece ser una preocupación para ninguna de estas leyendas del cine. Al menos así lo dejan entrever Caine y Freeman en esta entrevista, donde hablan sobre lo que significa envejecer, lo que piensan de la jubilación y hasta de la locura demencial de las selfies.
-A ustedes se ve que les gusta rodar juntos ¿Qué hace tan buena esa cooperación?
Caine: -La tranquilidad entre nosotros. Nos llevamos muy bien
Freeman: -Sí, justo eso, es como nuestra zona de confort.
Caine: Es diferente a cuando dos jóvenes actores participan en una película. Hay mucha competencia de egos. Yo me acuerdo de antes, había fuertes tensiones. Y conseguir relajarse eran las tres cuartas partes del trabajo de actor.
Eso es algo que nosotros ahora nos podemos ahorrar. Estamos relajados. Nos conocemos desde hace años y hemos hecho seis películas juntos. Nos llevamos bien y es un milagro que nos paguen por ello (risas).
Freeman: (ríe) Es cierto.
-¿Hay algo así como rivalidad en el set?
Freeman: -A nuestra edad ya no.
Caine: -No. A nosotros no nos falta nada. No se me ocurre nada que uno de nosotros tenga y el otro no.
Freeman: -Bueno, yo tengo algo que tú no tienes.
Caine: -¿Qué?
Freeman: -Un bisnieto.
Caine: -Oh, es cierto! Yo tengo sólo nietos y él tiene un bisnieto.
-¿Todavía sienten algo de presión al salir a la calle?
Freeman: -Ante la exposición pública yo sí siento presión. No puedo caminar por la calle, ni ir a comprar o a pasear porque siempre hay alguien que se acerca o me persigue. Para mí es una molestia.
Caine: -Yo cuando salgo a pasear, me pongo una gorrita y no me reconoce nadie.
Freeman: -Es increíble. Lamentablemente yo he perdido esa capacidad.
-¿También en su ciudad, Charleston?
Freeman: -No. Charleston es tan pequeña que casi ni se la puede llamar ciudad. Ni siquiera hay semáforos. Las pocas personas que viven allí ya están acostumbradas a verme todos los días. Soy un vecino más.
Pero en el resto del mundo es diferente. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, un día hasta detuvieron el tráfico de una calle donde yo pasaba. Si me paro un momento a hablar, enseguida la gente saca la cámara.
Caine: -Ahora con estos teléfonos todo el mundo tiene una cámara. Siempre con las selfies.
-¿Les parecen molestas las selfies?
Freeman: -Muy molestas. Sencillamente se acercan y disparan. Nadie pregunta ni pide permiso. Yo pienso: '¡Déjenme en paz, por favor!
¿Quién eres tú?'
Caine: -Que me hagan fotos no me molesta tanto, pero tener que firmarlas, lo odio, pues sé que las venden. En cierta ocasión firmé un autógrafo y el tipo no entendía mi nombre. Entonces me preguntó: '¿usted cómo se llama?'
Freeman: (ríe) -Sí, eso pasa. La gente se te acerca y te pregunta: ¿Es usted famoso?
Caine: -Entre 75 y 100 dólares cuesta un autógrafo mío en Internet. Lo acabo de ver en mi smartphone.
-Bueno, eso demuestra que aún siguen vigentes y continúan siendo populares.
Caine: -De alguna manera es así, tenemos la suerte de seguir trabajando y de que todavía nos llamen para hacer películas.
Freeman: -Quizá le debemos esa suerte a una especie de moda con las "comedias geriátricas". Actores como Al Pacino, Robert De Niro, Kevin Kline, Harvey Keitel o Michael Douglas y muchos más que han superado largamente los 70 años, siguen obteniendo buenos papeles.
-Y en "Un golpe con estilo" ustedes trabajan con otros veteranos como Alan Arkin, Anne Margret y Christopher Lloyd.
Caine: -Sí, fue un verdadero privilegio porque todos ellos son extraordinarios y la pasamos muy bien.
Freeman: -Y Anne Margret sigue estando tan bella a sus 75 años. Es una gran bailarina y eso parece que la ha mantenido muy bien.
-¿Con qué les gusta relajarse en su tiempo libre?
Caine: -A mí me gusta estar en mi casa de campo. Tengo tres nietos, unos mellizos de siete años y un chico de ocho. Con ellos me relajo. Además cocino y me gusta el jardín. Cocino con mis propias verduras. Así sé que todo es biológico.
Freeman: -Yo juego al golf. Y hago deporte regularmente. Tengo una sala de fitness junto a mi habitación. No tengo ni que vestirme para entrenar (risas). Y entre el entrenamiento y el golf tengo la suerte de poder pasar el tiempo con una señora relativamente joven, en todo caso más joven que yo, y que es increíblemente atractiva. Eso da mucha vida.
-En la película ustedes hablan bastante sobre lo que significa envejecer y sobre la muerte. ¿Eso es algo sobre lo que reflexionan también en la vida real? ¿Les preocupa?
Freeman: -¿Si me preocupa el tema de la muerte? Para nada. Creo que todo debe cumplir su ciclo. Y yo, por mi parte, lo he disfrutado bastante.
Caine: -Por Dios, no. En algún momento te tienes que ir. Es así.
-Y tras todos estos años ¿qué les empuja a seguir trabajando?
Freeman: -No sé qué otra cosa podría hacer en la vida. ¿Jubilarme? ¡Ni pensarlo! Nada me parece más lejano. El día que deje de sonar el teléfono, entonces me haré director o productor. De alguna forma seguiré, aunque sea en silla de ruedas.
Caine: -Yo quiero seguir siendo actor siempre, porque me gusta que mi jornada de trabajo acabe pronto, en cambio como director siempre te tienes que quedar más tiempo. Cuando comencé en el teatro, no me convertí en actor para ser rico, famoso o salir en las películas.
Sabía que eso no me iba a pasar. Eso fue lo que todos me dijeron. Yo sólo intentaba ser el actor que yo creía que podía ser. Y ese ha sido mi estímulo: “¿Puedo ser mejor que en la última película?” Aparte de que también me daban algo de dinero (risas). / Philip Dethlefs (dpa)
De a uno y de a dos
Sir Michael Caine nació en Londres en 1933 y su nombre real es Maurice Joseph Micklewhite. Ha participado en más de 100 películas, entre ellas "Alfie" (1966, de Lewis Gilbert), "Vestida para matar" (1980, Brian De Palma) y "Juventud" (2015, Paolo Sorrentino).
Ganó en dos ocasiones el Oscar como mejor actor de reparto, por la comedia de Woody Allen "Hannah y sus hermanas" (1986) y el drama "Las reglas de la vida" ("The Cider House Rules", 1999) del sueco Lasse Hallström.
Morgan Freeman nació en 1937 en Memphis, estado de Tennessee.
Participó entre otros títulos en "Los imperdonables" (1992, de Clint Eastwood), "Sueños de libertad" ("The Shawshank Redemption", 1994, de Frank Darabont), "Seven, pecados capitales" (1995, de David Fincher) e "Invictus" (2009, de Clint Eastwood).
En 2004 fue distinguido con el Oscar al mejor actor de reparto por el drama "Million Dollar Baby", de Clint Eastwood.
También estuvo nominado por "Conduciendo a Miss Daisy" (1989, de Bruce Beresford), por la que ganó un Globo de Oro como mejor actor.
En dupla
Las películas en las que trabajaron juntos, además de "Un golpe con estilo" ("Going in Style", de Zach Braff), son:
"Batman inicia" ("Batman Begins", 2005, de Christopher Nolan), "Batman: el caballero de la noche" ("The Dark Knight", 2008, de Christopher Nolan), "Batman, el caballero de la noche asciende" ("The Dark Knight Rises" (2012, Christopher Nolan), "Nada es lo que parece" ("Now You See Me", 2013, de Louis Leterrier), "Los ilusionistas 2" ("Now You See Me 2", 2016, de Jon M. Chu).