San Antonio Spurs se consagró esta noche como nuevo campeón de la NBA al doblegar 104-87 a Miami Heat para imponerse en la serie final 4-1, algo que le permitió al bahiense Emanuel Ginóbili, una de las figuras del encuentro, conquistar su cuarto anillo en la liga más competitiva del básquetbol mundial.
El conseguido esta noche significó el quinto título conquistado por San Antonio Spurs luego de los conseguidos en 1999, 2003, 2005, y 2007, mientras que para Ginóbili fue el cuarto, tras estar presente en los conquistados en 2003, 2005 y 2007.
Pero no sólo San Antonio como equipo, y Ginóbili por su condición de referente vivieron una gran noche, sino que también Greg Popovich acrecentó su leyenda, ya que consiguió su quinto título de la NBA como entrenador de los Spurs.
En el encuentro decisivo de la serie, "Manu" Ginóbili consiguió otra gran producción con 19 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias, mientras que el escolta Kawhi Leonard logró 22 puntos y 9 rebotes.
Por el lado de Miami sobresalió la tarea de LeBron James, quien aportó 31 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias.
¿Qué pasó de aquél 6-22 de mediados del primer cuarto al 47-40 con que San Antonio se fue a los vestuarios al término de los primeros veinte minutos de juego?.
Dos cosas fundamentales, a saber: Greg Popovich encontró un quinteto (Patty Mills, Emanuel Ginóbili, Kawhi Leonard, Boris Diaw y Tim Duncan) que comenzó a encontrarle la vuelta al arrollador andar de Miami del inicio, y dos actuaciones sobresalientes, las de Leonard y Ginóbili.
Leonard detuvo a Lebron James (la figura de los Heat había conseguido 17 puntos en el primer cuarto, y apenas logró 3 en el segundo), mientras que Ginóbili aportó puntos (14 en los primeros 20 minutos, dos de ellos a través de una volcada espectacular) y ese fuego sagrado que suele derramar en los momentos complicados de los partidos.
Este combo permitió que a 5 minutos 30 segundos para el final del segundo cuarto San Antonio estuviera un punto abajo (34-35), y que casi un minuto después pasará al frente con un triple de Leonardo (37-34).
Después hubo un solo equipo en el rectángulo de juego y ese fue San Antonio que, no sólo frustró a James, sino que también le cerró su aro a cualquier jugador de Miami que tirara de media o larga distancia, o a todo aquel que intentase penetrar una defensa (en la que sobresalieron bajo los tableros Duncan y Diaw) sólida.
El partido se terminó en el plano deportivo en el tercer cuarto. Al estupendo trabajo que venían realizando Ginóbili (sumó su tercera falta en este lapso) y Leonard (fue penado con su cuarta falta), se sumó el espectacular trabajo de Mills en el goleo. El base no sólo tomó la conducción del equipo por la mala noche que venía realizando Tony Parker, sino también fue letal con su aporte goleador, encestando cuatro triples en diez minutos.
Y el partido no estaba sólo liquidado por lo que hacía San Antonio, sino también por lo que no hacia Miami. James (7 puntos) pocas veces pudo escapar a la presión que le imponía Leonard, y no podía convertirse en el cargado de cargar con su equipo. Del resto sólo Chris Bosh aportaba algún punto a través de un doble aislado.
En el último cuarto, Miami tuvo una mínima reacción (descontó 4 puntos y se colocó 79-65), pero no le alcanzó, porque cuando Leonard (con 5 faltas), Ginóbili y Mills parecieron sentir el rigor del tercer cuarto, apareció Parker, y en la primera mitad del último cuarto, convirtió 14 puntos.
Miami no necesitó más para darse cuenta que la pérdida de la corona que había sostenido en las últimas dos temporadas se le escapaba definitivamente. Fue entonces cuando Lebron James se sentó en el banco, producto del cansancio, pero también de la resignación.