"Yo estaba en un bar y de repente me encaró la actual pareja de mi ex, fue un momento muy incómodo, yo no quería ni verla", cuenta Adriana. Es natural que en los primeros tiempos de separación (y sobre todo si uno de los dos no deseaba el corte) haya mucha dificultad en conectar con la actual pareja de un ex. Se evitan salidas donde se los pueda cruzar, los amigos en común realizan votos de silencio y las redes sociales se usan con cuidado. Una foto o un comentario pueden herir un corazón lastimado.
Pero hay otras circunstancias posibles. Cuando el amor ya no está; Susana comenta con cierto orgullo: "En un momento de la fiesta de quince de la hija de ambos lo busqué y le dije: 'te felicito por tu novia, y además te veo muy bien'". Susana había sido muy sincera, la relación con él no daba para más; solo le quedó decir "me hubiera gustado conocerla antes de la fiesta, tener una charla como adultos, al fin y al cabo, mis hijos pasan una parte del tiempo con ella".
Muchas relaciones que se rompen tienen que afrontar en algún momento el encuentro con la nueva pareja del, o de la ex, y quizá, en estos tiempos de cambios y de flexibilidades, no sea una instancia tan difícil como se la imagina. Si la tolerancia permite hoy en día encarar la infidelidad con más recursos, otras situaciones, como la separación y el inicio de una nueva relación, se benefician con este agregado ético-moral más evolucionado.
Sin embargo, para gozar con tal grado de madurez, es necesario que la separación haya transitado sin grandes complicaciones afectivas, y, sobre todo, legales. Las parejas que aceptan que no pueden seguir juntos por la falta de amor son más proclives a separarse en buenos términos y a aceptar la nueva realidad amorosa. El amor se fue o nunca estuvo, por lo tanto, no existe la cohesión necesaria para sostener el vínculo. En estos casos, es más frecuente que la aceptación de la nueva vida del otro sea un acto sincero y se viva con agrado. "Me pone contenta verlo bien, espero que él responda de igual manera cuando yo reinicie mi vida amorosa, en eso estoy".
Aceptar que el amor ya no está presente es el primer paso para afrontar una realidad que cae por su propio peso. La indiferencia, la falta de comunicación, la frustración por acciones que no despiertan el deseo de estar juntos, las peleas constantes, infidelidades de ambos lados, la profunda sensación de que la vida pasa y no hay nada que los una, son algunas pautas que indican la pérdida del amor.
Separaciones conflictivas, duelos difíciles
Si en el caso anterior la falta de amor convertía el apego en un desapego respetuoso, hay casos de relaciones conflictivas en las cuales la separación no resuelve el dilema, por el contrario, lo exacerba: "Estamos separados, pero seguimos enganchados a la distancia".
En este contexto de por sí complicado, comenzar con una nueva relación potencia la ansiedad y la intolerancia, tanto de un lado como del otro. Ambos quieren saber con quién sale el otro, qué injerencia tiene en su vida y en la de los hijos. Se investiga a través de amigos en común, en las redes; se pregunta a los hijos cómo es, qué hace, cómo los trata o se reacciona en forma desmedida cuando se supone que la ex o el ex le está dando un lugar que sólo les corresponde a los padres. El conflicto está siempre en puerta, generalmente por detalles insignificantes.
-¿Cómo darme cuenta que estoy obsesionada con la actual de mi ex?
-Varias veces al días se vienen imágenes a la cabeza acerca de la nueva pareja de mi ex. ¿Qué estarán haciendo? ¿Cómo se llevarán? ¿Se estarán peleando? (Esto puede alimentar la fantasía de que volverá). La salida posible es tratar de distraerse con nuevos vínculos, crear nuevos recuerdos alegres (aún en los días del duelo).
-El dolor es soportable e irá disminuyendo. Siempre hay que recordar que una separación tiene sus etapas, que los primeros meses son más dolorosos y tal vez es mejor evitar situaciones angustiantes y contenerse de obtener información que no se pueda tolerar.
- Revisás sus redes sociales, preguntás a amigos en común, o hablás con él (o ella) seguido. Estas conductas no favorecerán la paz interior, tan importante en momentos de separación. Será mejor echar mano de una terapia o meditación para calmar la ansiedad.
- Culpás a la actual. Cuando en realidad es probable que ella no tenga nada que ver con la ruptura. Lo realmente importante es la decisión de ustedes de no estar más juntos. Afirmar esa decisión una y otra vez será vital.
Cuando hay que convivir
En una familia ensamblada, cuando ambos vienen de separaciones con hijos, la nueva relación tiene que encarar también el lastre de conflictos no resueltos con los ex, y esto que puede perjudicar el nuevo vínculo.
Preservar a los hijos es la primera acción que ayuda a encarar el conflicto entre adultos. La comunicación debe ser regla, será necesario explicar muy claramente cuál es la verdad del conflicto en cuestión -sin "hablar mal del otro"-. Con el tiempo los hijos van desarrollando su propia percepción y valoración de los hechos. / Dr. Walter Ghedin, médico psiquiatra, psicoterapeuta y sexólogo.