Cambiar jugadores de posiciones, inventarles puestos o arriesgarse en algún dibujo táctico son aspectos que están a la orden del día en la Selección argentina.
Sin embargo, ayer México demostró que se pueden conseguir grandes resultados sin la necesidad de improvisar en aquello que suena como obligado teniendo a Messi y que tiene que ver con la necesidad de ser un equipo protagonista, con tenencia de balón y efectivo arriba.
Pero para eso se necesita trabajo, algo que en la Albiceleste no se pudo dar. Por el contrario, el colombiano que dirige a los mexicanos, Juan Carlos Osorio, dijo haber diagramado el partido vs. Alemania desde hacia seis meses antes.
Y lo hizo desde el convencimiento de lo tenía a mano. Su equipo se paró atrevido y en los primeros minutos fue más punzante que el actual monarca del Mundo. Alemania sorprendida, buscó por todos lados, con la excepción de sus dos volantes más creativos: Özil y Kross.
Ambos estuvieron bien controlados por jugadores que México “perdía” en ataque, pero cuya misión era desgastar rivales. A Osorio le salió a la perfección el plan de neutralizar a los cerebros de los teutones.
El tema fue cortar el funcionamiento colectivo del mediocampo rival y el 1-0 se gestó a partir de esa idea. México recuperó, salió de contra y convirtió.
Después algún desorden defensivo lo hizo pasar las zozobras lógicas, pero daba la impresión de que podían jugar dos días que Alemania no torcería el resultado. Un acierto que salió bien y en el cual no hizo falta improvisar, algo que no pasa en nuestro equipo.
