Unas 1.400 comunidades indígenas y 84 municipios del sureste de México votaron a favor de construir un tren que atravesará dicha región del país, informó este lunes el gobierno, una obra que activistas ambientales y de derechos humanos cuestionan por sus potenciales perjuicios. La construcción del tren, un proyecto emblema del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, fue sometida a una consulta popular entre las etnias originarias maya, chol, tzotzil y tzeltal, asentadas principalmente en los Estados de Chiapas y Tabasco, explicó Adelfo Regino, director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI).
El Tren Maya recorrería 1.525 kilómetros por la península y conectaría las playas de arenas blancas de los sitios turísticos de la Riviera Maya con sitios arqueológicos en el interior y la ciudad colonial de Mérida. Tendrá una inversión estatal de unos 6.200 millones de dólares, será usado para turismo y carga. También se planea construir centros urbanos y turísticos aledaños a las estaciones.
Sin embargo, algunos grupos indígenas reclaman haber quedado excluidos y rechazan el proyecto ferroviario argumentando que afectará reservas ecológicas y sitios que consideran sagrados.
Las comunidades apoyaron el proyecto pero exigieron atención a demandas de desarrollo, infraestructura básica y protección del patrimonio natural y cultural.
“También han planteado que sean ellos los beneficiarios de este proyecto”, agregó Regino, durante la habitual conferencia matinal de López Obrador.
En tanto, habitantes de 84 municipios de los Estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y Chiapas, por cuyos territorios pasará el futuro tren, votaron también a favor de la obra