Messimanía mendocina: distintas historias y la misma pasión por el astro mundial

El amor por el mejor del mundo lleva a algunos a hacer locuras. Dos historias de mendocinos a los que la visita de la Pulga les cambió la vida para siempre. Los hermanos Algañaraz, quienes se metieron a la cancha para poder tocarlo, y la de Cecilia, a qui

Messimanía mendocina: distintas historias y la misma pasión por el astro mundial

Franco y Nicolás, los "intrusos" que adoraron al ídolo

Tienen la risa tatuada y ese brillo especial en la mirada de cuando uno consigue sus metas. Son Franco (24) y Nicolás (20) Algañaraz, quienes el jueves por la noche cometieron el “delito” de meterse a la cancha para tocar a Lionel Messi.

“Desde que supimos que venía pensamos en meternos, incluso yo casi lo hago cuando estaban entrando en calor, no me importaba si me perdía el partido”, cuenta Franco.

“Nos separamos para buscar el mejor lugar para tirarnos. Se terminaba el partido y estábamos nerviosos. Los policías no nos daban un lugar. Cuando siento que alguien dice ‘se tiró’. Vi que era mi hermano y ni lo dudé. Salté al foso y empecé a correr. Fue la primera vez que iba al Malvinas. Cómo toda la policía se había ido con mi hermano, yo fui tranquilo. Cuando iba llegando me resbalo y casi le pego en las piernas a Messi. El intentó levantarme y se pegó con mi hombro”, relata Nicolás.

No paran de reírse recordando ese momento.

“Yo vi una piedra que estaba sobresalida y dije esta es la mía. Cuando entré a la cancha, la gente me aplaudía y yo iba saludando. Al llegar a Messi, le besé los botines y le dije que era un fenómeno. Él me dijo que me calmara y me agradecía lo que le decía. Los policías se portaron muy bien. En ningún momento me hicieron nada e incluso se sacaban fotos con nosotros. Yo nunca me resistí. Cuando me agarraron me fui tranquilo”, rememora Franco que junto a su hermano estuvieron detenidos hasta las tres de la mañana.

“Fuimos a la cancha los cuatro hermanos, pero a los otros dos no los dejaron entrar. El problema es que yo tengo un hermano ‘especial’ que supuestamente podía entrar con un acompañante. Pero en la puerta le dijeron que no podía entrar. Fue un bajón. Incluso porque mientras estábamos tratando de que entrara hubo muchos hinchas que saltaron las vallas y se metieron sin pagar”, sigue contando Franco quien asegura que su objetivo era que Messi le firmara alguna parte del cuerpo para después tatuarse la firma. “Ahora me voy a tatuar la foto”, dice.

“Sabemos que está mal lo que hicimos, pero la verdad que nuestro amor por Messi es muy fuerte y era, quizás, la única oportunidad de tenerlo tan cerca. No lo volveríamos a hacer”, aseguran casi al unísono en el final.

"El 14 de febrero será el Día de San Messi"

Para Jorge Pavón, metalúrgico (30 años), y Cecilia Fernández, policía (31), desde 2017, el Día de San Valentín pasará a ser el Día de San Messi. Lo afirma él entre carcajadas, lo asiente ella con una sonrisa cómplice de oreja a oreja.

“Elegimos el 14 de febrero como fecha de referencia. Ahora vamos a ver si conseguimos turno en el registro civil y en la iglesia”, agregan felices. Definitivamente, hay amor. Como la pasión que este fanático de Newell’s le contagió a su novia por la Lepra y por su máximo exponente: Messi.

Si bien desde el 9 de julio, durante el recital de La Renga, venían hablando de casamiento, la historia se materializó gracias a La Pulga. El miércoles, ella le había regalado la camiseta alternativa de Newell’s. ¿Cuál era la sorpresa que le tenía preparada? Jorge insistió tanto que terminó por convencerla para que le contara el secreto.

“¿Qué pasa si te hago firmar la camiseta por Messi?”, le dijo Cecilia, quien tras escuchar el “nos casamos” de él movió cielo y tierra para tratar de conseguir la rúbrica de Lionel. Incluso, el día que la Selección llegó al hotel, ella formó parte del operativo de seguridad y estuvo a escasos metros del ídolo, pero no se animó a romper el protocolo.

La tarde previa al partido, pasaron por el hotel pero tampoco tuvieron suerte. Finalmente, durante la madrugada del viernes, se hizo el “milagro”.

Armando Pérez estacionó su camioneta. Jorge lo reconoció y llamó a los gritos al presidente del Comité de Regularización de AFA, quien se acercó, escuchó la promesa de Jorge y se llevó la camiseta. La ansiedad fue en aumento, pero “cuando media hora después volvió con la camiseta no lo podíamos creer”, expresan.

El teléfono de ambos no paró de sonar ayer. Recibieron llamados de numerosos medios nacionales. ¿Llegará la historia de Jorge y Cecilia a Messi? Ahora, a pasar por el altar.

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