Por Fabián Galdi, Editor MásDeportes Digital - fgaldi@losandes.com.ar
En el costado izquierdo de la camiseta celeste, bien a la altura del pecho, cuatro estrellitas coronan el escudo de la Asociación Uruguaya de Fútbol. Dos representan los títulos ganados en 1930 y 1950, mientras que las otras - de la misma dimensión - simbolizan las victorias en los juegos olímpicos Paris1924 y Amsterdam1928. Dos de las cuatro tribunas del Estadio Centenario evocan con su nombre las conquistas olímpicas: Colombes y Amsterdam. En Brasil, en tanto, el orgullo por el pentacampeonato mundial - 1958, 1962, 1970, 1994 y 2002 - se matiza con la decepción por no haber conquistado ninguna medalla de oro en el fúbol olímpico. En agosto próximo, Río 2016 se convertirá en el escenario ideal para que la verde amarela logre la tan esperada presea y máxime luego de la decepción del Mundial 2014, tras el 1-7 ante Alemania vigente con la consistencia de una herida que no cierra en el honor brasileño. Hasta su máxima estrella, Neymar, será el portador de la esperanza local para que los laureles rodeen la cabeza de los futbolistas en los JJOO. El propio astro del Barça competirá en la cita olímpica y no lo hará en la Copa América Centenario, la cual se disputará durante junio en Estados Unidos.
En la Argentina, la valoración de una medalla olímpica se ve menoscabada en el fútbol. Inclusive, en la AFA anida un sentimiento diferente al de sus asociaciones hermanas: AUF y CBF. En éstas, la ponderación de los triunfos en las justas olímpicas se valora en su medida natural. En nuestra tierra, en cambio, hasta pareciera un premio consuelo de un torneo de menor jerarquía. La Selección fue cuatro veces finalista, con sendas victorias en Atenas 2004 y Beijing 2008 y dos reveses en Amsterdam 1928 y Atlanta1996. Dos preseas doradas - nada menos - y dos plateadas, respectivamente, cuya importancia se relativiza hasta el punto de no quedar incorporadas al palmarés de conquistas con un reconocimiento como se debiera.
La apuesta del fútbol argentino este año - a nivel de selecciones - está claramente jerarquizada en tres prioridades: Copa América 2016, eliminatorias y juegos olímpicos Rio 2016. De ninguna manera se objeta la gravitación de las dos primeras competencias señaladas, pero es evidente que en Viamonte al 1300 poco y nada se debate acerca de la posibilidad de quedarse con la tercera presea dorada. Inclusive, las gestiones para confirmar la participación de Lionel Messi se pactaron junto al Barcelona y el resultado fue taxativo: si le conceden el permiso para Estados Unidos - lo cual ocurrió - quedará desafectado para la convocatoria a la cita en suelo carioca. Inclusive, el acuerdo había llegado antes de que el equipo de quedara eliminado de la Champions League a manos del Atlético de Madrid de Diego Simeone, ya que la gran final del máximo torneo de clubes europeos se disputará en Milan pocos días antes del inicio de la contienda entre selecciones americanas.
Cuando se recorre la nómina de los campeones olímpicos en Atenas y en Beijing queda claro que fue una escala que fortaleció el ascenso de las carreras de futbolistas de nivel premium.
En Grecia, por ejemplo, Argentina contó con Carlos Tévez, Javier Mascherano, Andrés D'Alessandro y Javier Saviola como juveniles en auge junto a los experimentados Roberto Ayala, Kily González y Gabriel Heinze. Bajo la dirección técnica de Marcelo Bielsa, el grupo se completó con Germán Lux, Wilfredo Caballero, Fabricio Coloccini, Clemente Rodríguez, Leandro Fernández, Lucho González, Nicolás Medina, César Delgado, Mauro Rosales, Mariano González y Luciano Figueroa. La campaña fue contundente: 6-0 a Serbia y Montenegro, 2-0 a Túnez, 1-0 a Australia, 4-0 a Costa Rica, 3-0 a Italia y 1-0 a Paraguay. En síntesis: ganó los seis juegos, con 17 goles a favor y ninguno en contra. El artillero fue Tévez con 8 tantos en seis partidos. La representación albiceleste -así- sumó el único título que le faltaba a su historia y además el olimpismo nacional volvió a tener un oro después de poco más de medio siglo: el anterior había sido en remo (doble par sin timonel) con la dupla Eduardo Guerrero y Tranquilo Capozzo en Helsinki 1952.
Ya sin Bielsa. El equipo llegó a su segunda dorada tras el siguiente registro: 2-1 a Costa de Marfil, 1-0 a Australia, 2-0 a Serbia, 2-1 a Holanda, 3-0 a Brasil y 1-0 a Nigeria. De esta manera logró un récord hasta ahora imbatido: doce triunfos consecutivos en dos citas olímpicas. Y en el historial de los JJOO comparte el tercer puesto con Uruguay con dos oros y detrás de Hungría e Inglaterra que suman tres.
La posibilidad del Tri sucesivo se esfumó debida a la eliminación tempranera del Mundial Sub20 en Colombia, lo cual provocó que el bicampeón olímpico no pudiera defender su serie triunfal en Londres 2012. Con la escasa experiencia por entonces de Walter Perazzo como entrenador, una generación de proyectos interesantes como Erik Lamela, Juan Iturbe, Nicolás Tagliafico, Esteban Andrada, Germán Pezzela, Rogelio Funes Mori y Ezequiel Cirigliano, entre otros, se quedó sin chance. La sorpresiva designación posterior de Marcelo Trobbiani, en la que tanto tuvieron que ver Humberto Grondona y Carlos Bilardo, cuando Alejandro Sabella buscaba a Roberto Sensini como DT de los juveniles, fue otra de las malas decisiones de la AFA cuando aún estaba en funciones Julio Grondona.
Gerardo Martino, siguiendo la línea Bielsa, ha vuelto a poner en foco el interés por una participación olímpica del fútbol nacional. El Tata ya comunicó que Ramiro Funes Mori será convocado si es que su club- Everton - se lo permite. En las mismas condiciones está Matías Kranevitter, por quien ya hubo contactos con Simeone. Y que para dos cupos como delanteros hay cuatro atacantes en pugna: Paulo Dybala, Mauro Icardi, Jonathan Calleri y Luciano Vietto. Quedarán descartados, entonces, los locales Ramón Wanchope Ábila, Marco Ruben, Gustavo Bou y Lucas Alario.
Al menos, el actual entrenador de la Selección adulta dio una señal clara de que no va a desentenderse de la responsabilidad por llegar de la mejor manera a Río 2016. Su única reflexión en contrario fue un tiro por elevación hacia la conducción afista: "Es una pena que los representativos juveniles no estén organizados todavía". Y acotó: "Hay que pensar en resolver la cuestión lo más rápido posible". No hay peor ciego que el que no quiere ver, AFA.