Por Fabián Galdi, editor Más Deportes digital - fgaldi@losandes.com.ar
Cinco veces Balón de Oro al mejor futbolista del mundo y uno de los tres mejores jugadores de todos los tiempos junto a Diego Maradona y Pelé. Sin dudas, la figura de Lionel Messi se agiganta conforme a las mediciones que lo muestran como uno de los grandes referentes que ha dado este deporte en poco más de un siglo. Es más: su tendencia a quebrar récords tampoco sabe de límites y dentro del campo de juego aún tiene mucho para dar. La cuenta irresuelta de ganar un título con la Selección tiene otra posibilidad de saldarse con la cercana Copa América Centenario EstadosUnidos 2016, que comenzará dentro de dos meses. Y el próximo Mundial - Rusia 2018 - tampoco está tan lejos. Resta despejar una incógnita y es la de cuándo cumplirá su meta de jugar en el fútbol de AFA. Ni más ni menos que la asignatura pendiente que Leo ya anticipó que quiere cumplir aunque sin precisar en qué momento pero sí en dónde: Newell's.
Fue alrededor de cuatro semanas atrás, en ocasión de la presentación como embajador de la marca de telefonía china Huawei, cuando Leo ratificó su idea de vestir la camiseta de su club de origen en las divisiones formativas y en el que nunca jugó en Primera. El mensaje, de todos modos, desalentó esperanzas de que esta chance fuera en el corto plazo. "Pienso en el día a día. Si se da va a ser dentro de acá a varios años y no sé lo que pasará mañana, no puedo prometer que voy a volver porque no sería sincero. Sí que me gustaría jugar en el fútbol argentino y en Newell's pero de acá a muchos años", expresó. Si es que lo concreta, ¿con qué entorno se encontraría? ¿El mismo de la comodidad con el que se acostumbró a lo largo de su carrera en el Barcelona? ¿O con el que deben convivir a la fuerza - les guste o no - las estrellas del fútbol argentino que han regresado para continuar su actividad aquí? Tévez, D'Alessandro, Diego Milito, Belluschi, Denis, Marco Ruben, Bolatti o Maxi Rodríguez pueden corroborarlo día tras día - por ejemplo - a través del contacto indeseado con el barrabravismo, el cual se ha expandido cual metástasis por el organismo de los clubes argentinos.
La última prueba de la impunidad con las que se mueven las barras bravas en la Argentina se dio - curiosamente - en un país limítrofe: Paraguay. La semana pasada, en ocasión del partido por la Copa Libertadores entre Cerro Porteño y Boca Juniors, fue La Doce quien protagonizó hechos de violencia asociados a lo delictivo. Según el reporte de la policía paraguaya, los micros que trasladaban a los hinchas radicalizados transitaron por error en un barrio - San Felipe - donde habita buena parte de la barra cerrista. Inclusive, los xeneizes habían contado con la logística de sus pares de Sportivo Luqueño, pero el error fue de los conductores del operativo. El saldo: comercios saqueados, vehículos destrozados e intercambio de tiros con los fanáticos locales.
(Rafael Di Zeo y Mauro Martín, juntos en el paraavalanchas)
El modus operandi policial permitió que los aficionados violentos boquenses pudieran ingresar al estadio Defensores del Chaco para ver el partido y que luego - a la salida - fueran interceptados y posteriormente detenidos por los efectivos policiales. De acuerdo con el mismo informe de la policía guaraní, la totalidad de las detenciones abarcó a 237 personas aunque en su mayoría inocentes; éstos recuperaron su libertad. Fueron incautados 73,3 gramos de marihuana, dos gramos de cocaína, heladeras con bebidas alcohólicas, caña de producción paraguaya, doce litros de vino en cartón de diferentes marcas y Fernet. En tanto, los jerarcas de la 12 tales como Rafael Di Zeo y Mauro Martín se encuentran detenidos y están acusados de amenaza y perturbación de la paz pública. Además, podrían recibir al menos cinco años de prisión.
El ejemplo de la Doce es apenas uno entre tantos, aunque quizás el más resonante por la fama que se ganó este agrupamiento desde que se corporizó como tal en modo todo terreno durantelas décadas del '80 y '90. Del legendario Quique pasó a manos de José Barrita, cuyo apodo lo eternizó en la memoria del hincha común: El Abuelo. Éste tenía dos de sus lugartenientes predilectos entre los hermanos Di Zeo - Rafael y Fernando - quienes fueron creciendo a través de contactos con el mundillo de la política y sobre todos de quienes trafican con influencia. "Tengo el número telefónico de todos los que manejan el Poder", se ufanaba Rafa. Y en la vereda de enfrente, por más que en el sentimiento del simpatizante genuino puedan ser archirrivales, lo cierto es que la barra brava de River Plate, autoidentificada como Los Borrachos del Tablón, también utilizó la misma modalidad en la etapa más prolífica de los hermanos Schlenker. Inclusive, tanto Alan como William pertenecían a un sector social emparentado con las capas medias y altas, por lo cual no corresponde ligarlos con el falso estereotipo de personas surgidas desde la marginalidad.
(La imagen del diario paraguayo Última Hora en la comisaría)
Si Leo supone que dejar el Barça le reportará mantener el mismo trato que recibe en la capital de Catalunya habrá equivocado el diagnóstico. Hoy, al menos; mañana, ¿quién sabe? Lo cierto es que la penetración de la banda narco Los Monos en la barra brava rojinegra le permitió el control de la tribuna y esa toma de posiciones convirtió a los negocios ilícitos en una zona liberada. En mayo 2012, por ejemplo, Monchi Machuca, reconocido líder del agrupamiento, festejó en el Pedro Bidegain uno de los goles de Ángel Correa a Boca (3-0). Lo hizo junto a Emanuel Chamorro y El Gordo Salomón, otros dos integrantes de Los Monos. Newell's no jugaba allí pero un alto porcentaje del pase del juvenil delantero azulgrana - hoy en Atlético de Madrid - les pertenecía a los narcobarras. Meterse en fútbol no obedecía al sentimiento de tono emocional que un simpatizante deposita en el amor a los colores de una camiseta sino a un método redituable de blanquear dinero proveniente del narcotráfico. El mismo Machuca apareció poco después en una fotografía junto a Pillín Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central.
('Monchi' Cantero, 'Pillín' Bracamonte y dos barras de Newell's)
Este combo también es una de las causales por lo cual un futbolista argentino opta por egresar de su lugar originario con vistas al fútbol europeo, en el que el barrabravismo tiene otro molde y se acerca más a una lucha de facciones ideológica y en la que afloran grupos de choque identificados con el neonazifascismo. El jugador está ajeno a esa contienda que se da dentro del estadio y ve en la emigración al viejo continente un horizonte más amplio que el del mejoramiento económico.
Aquí, mientras, sólo una política de Estado decidida y sostenida en el tiempo - más allá del gobierno de turno - es la única herramienta que puede combatir el flagelo barrabravista hasta inocularlo por completo. Y ahí sí, cuando ésto se produzca, Leo podrá dedicarse a lo que mejor sabe: jugar. Y ahí sí, sin distinción de camiseta, el hincha argentino podrá disfrutar de uno de los artistas de la pelota más completos que el fútbol ha dado.