En el fútbol hay que reinventarse todos los días. Siempre hay algo para mejorar o cambiar. Los rivales evolucionan y seguir con el mismo libreto facilita la tarea de ellos. Pese a ser finalista en el Mundial de Brasil y quedar a un paso de la gloria, con Martino la Selección dio un giro de 180º en todo sentido. En idea, concepción y juego. No hay dudas.
Con Messi en el plantel todo es más fácil, no hay dudas. Pero con una idea más audaz, donde lo más importante pasa por la ofensiva del equipo, el Tata le encontró a La Pulga el socio ideal: Javier Pastore. Con el cordobés, el crack del Barcelona tiene ese complemento que le permite desplegar todo su potencial, sin tener la presión de ser el único generador de juego.
Hasta aquí, en los cinco partidos que disputó el seleccionado argentino en lo que va del torneo, los mejores pasajes del equipo de Martino nacieron de encuentros entre Messi y Pastore, o bien de arranques individuales de ellos, con asistencias posteriores. Y,ante Paraguay no fue la excepción. Los dos fueron otra vez fundamentales para plasmar la goleada.
El volante del PSG francés no solo marcó un gol, el segundo del equipo, sino que participó activamente del tercero y cuarto, con un pase "messiano" para el primero de Di María (3-1) apenas arrancó el complemento. Y aunque se fue reemplazado, está claro que la apuesta de Gerardo Martino está dando sus frutos.
Cada vez que la pelota la toma Pastore, como cualquier otro compañero del equipo, lo primero que hace es buscar a Leo para dársela. Sin embargo, no siempre el rosarino está libre o en una buena posición y es allí, donde sin problema alguno y con total desfachatez, hace lo que mejor sabe, jugar, con la cabeza levantada y mostrando su enorme calidad.
En el Barcelona, Messi pasa mucho tiempo sin contacto con la pelota y entonces allí se hace importante el resto de sus compañeros. Iniesta, por nombrar solo a alguno, equilibra la tarea. Pero en la Selección, los hinchas, en general, pretenden que durante los noventa minutos la tenga y además haga tres goles.
Pero no solo Pastore es un socio ideal para Messi, sino también Di María. Pero en este esquema más frontal de Martino, el "Fideo" arranca por el otro costado y es allí donde el ex Huracán y Talleres (Cba) se hace clave para ser el primer receptor en los arranques descomunales de Leo. Pero no solo juega, sino que entiende que debe colaborar en el retroceso y lo hace.
"Teniendo a un jugador como él (Messi) sabés que si podés dársela termina en una jugada de gol. Trato de jugar con todos y dejarlos cerca del arco rival", le confesaba en exclusiva a Los Andes días atrás.
Con esta nueva apuesta de Martino, la Selección se metió en una nueva final a casi un año de perder la del Mundial en Brasil.
Y más allá del gran nivel de todo el plantel albiceleste, la sociedad Messi-Pastore renovó la ilusión y alimentó el fuego sagrado a 22 años del último título argentino.