Mientras Diego Maradona se identifica con Dubai, la ciudad referencial de Emiratos Árabes Unidos, la figura de Lionel Messi mantiene un espacio privilegiado dentro de Doha, por un motivo doble: por un lado, cada vez que juega en Barcelona es el centro de las imágenes televisivas y fotográficas ya que en el pecho luce la inscripción "Qatar Airways" por el contrato fabuloso de 100 millones de euros por tres temporadas; por el otro, debido a que estuvo en persona visitando la Aspire Academy, en la que se reclutan jóvenes jugadores de todo el mundo con el afán de perfeccionarlos para la práctica del fútbol.
Leo no llegó a suelo catarí de casualidad, sino dentro de un proyecto global que combina captación y desarrollo de chicos de entre 6 y 18 años de edad, y cuya cabeza grupal es el entrenador español Josep Colomer. Entre el DT y la “Pulga” hay una relación especial que se remonta a cuando el argentino despuntaba en infantiles y el captador de promesas lo incorporó a La Masía, el centro integral de formación que posee el blaugrana; lo demás es historia conocida.
Colomer fue encargado de la sección formativa en la entidad catalana desde 2003 hasta 2005, etapa en la que Messi se potenció al extremo para luego acceder al primer plano cuando pasó a integrar el plantel profesional. Ahora, con Leo consagrado, se gestó una reciprocidad: viajar desde Barcelona a Doha -en 2013- y sumarse a un programa para combatir la malaria en el continente africano. La presencia del astro en Catar revolucionó la sede de la Aspire Academy y sus efectos persisten hasta hoy.
Ya al frente del proyecto “Football Dreams”, Colomer quedó conmovido tras la muerte por malaria de uno de los chicos que formaban parte de la AA, y que era de origen nigeriano. De inmediato, se puso en contactos con las autoridades del establecimiento - vinculado al Estado catarí - y a partir de ese momento se creó un plan de asistencia permanente para combatir esta epidemia, la cual se lleva la vida de entre uno y dos millones de personas anualmente en diferentes regiones de África.
El propio Colomer reconoció en público el aporte de la estrella futbolística, cuando sostuvo que Leo debería ser aspirante al Premio Nobel en el caso de que el programa llegase a funcionar con resultados satisfactorios. La “Pulga”, en esa visita a la AA en mayo de 2013, había aceptado convertirse en un virtual embajador a nivel global al comprometerse a participar de actos publicitarios para promover el deporte como una herramienta de socialización.
Poco después de esa primera visita a la sede del establecimiento, sita en Doha, fue que en junio de 2013 se desarrolló una acción comunitaria en Senegal. Lio llegó en un vuelo privado a Dakar y desde allí fue conducido a las zonas rurales de Mbour y Saly Portudal para participar activamente de una iniciativa de la Aspire Academy Foundation perteneciente al programa “El fútbol combate la malaria”.
En ese momento, Messi apoyó la distribución de 400.000 mosquiteros para ser utilizados en prevenir el ataque del mosquito transmisor de la enfermedad. Como muchos de los niños africanos rechazaban tales mosquiteros porque los disuadía el aspecto, se imprimió en estos la imagen del futbolista como elemento de atracción.
El crack, en su contacto con la prensa, había enfatizado: “El objetivo de mi Fundación es apoyar los esfuerzos de Senegal en la lucha contra la malaria”. Este proyecto, patrocinado por Aspire Academy, lleva el nombre “Malaria Net project”.
A Messi, además, la participación en este espacio le reportó un efecto beneficioso respecto de su imagen pública. Casi simultáneamente, en España se lo acusaba por una presunta evasión fiscal por derechos de imagen en los períodos 2007, 2008 y 2009. Si bien él había pagado por esos días alrededor de 10 millones de euros por los ejercicios 2010 y 2011, fue criticado en medios de comunicación españoles a pesar de su voluntad en solucionar el tema con Hacienda.
También en 2013, el acuerdo entre Messi y Colomer tuvo efectos colaterales que produjeron un impacto económico realmente considerable entre Barcelona y el estado catarí, puesto que durante la presidencia de Sandro Rosell se gestó un vínculo contractual que tendrá vigencia hasta mediados de 2016.
En ese convenio, Qatar Airways se constituyó en el principal sponsor de la camiseta blaugrana a partir del siguiente plan de pagos: uno de 30 millones (2014), otro de 32 millones (2015) y el restante de 33,5 (2016). Además, si el equipo ganase la Champions League en esta etapa, de inmediato recibirá adicionalmente un premio de 5 millones de la moneda europea.
En la misma medida en la que asoman interpretaciones diversas acerca de esta ligazón entre los cataríes y los catalanes, lo cierto es que la influencia de la Aspire Academia no detiene su crecimiento. En octubre del año pasado, por ejemplo, organizó en París la “Cumbre de rendimiento y ciencia del fútbol”, en la que que participaron - entre otras grandes figuras deportivas - , Juan Sebastián Verón, y el entrenador de voleibol Julio Velasco.
Los datos de la realidad superan las conjeturas, hipótesis y presunciones hasta influir en los juicios de valor. El hecho, empíricamente irrefutable, es que Catar sigue construyendo redes de poder e influencia dentro del planeta fútbol. Así sea desde una causa humanitaria como la de Messi/Colomer hasta un contrato de la aerolínea insignia de los cataríes con uno de los clubes más arraigados en el mundo entero en buena medida gracias a la influencia del cuatro veces Balón de Oro, Leo Messi.
Francia define el torneo con la sorpresa local
Con una monumental performance de su arquero Thierry Omeyer, Francia derrotó 26-22 a España y definirá el título ante Catar, que en la otra semi dio cuenta de Polonia por 31-29.
Los galos ratificaron que son el equipo a vencer, pero de todas maneras, los hispanos le presentaron los mayores inconvenientes gracias a una defensa asfixiante y de gran capacidad para cerrarse y recuperar el balón. Un brillante Nikola Karabatic condujo a su equipo a ganar el primer tiempo por cuatro goles, pero en el complemento fue anulado por el juego defensivo español. El gran central no pudo sacar sus potentes lanzamientos externos (tres tantos en la etapa inicial) y ni siquiera pudo mover el brazo cuando era cercado por los defensores rivales.
Sin su principal arma, España se recompuso en la salida rápida y achicó las diferencias hasta ponerse a sólo un gol de diferencia. Allí, en los momentos clave, emergió el fantástico Omeyer para tapar disparos desde media y corta distancia, además de cuatro penales. Envueltos en un clima adverso - las tribunas se convirtieron en una caldera - los franceses supieron defenderse haciendo circular la pelota en sentido lateral, asegurándose la posesión y quitándole ritmo a su adversario. Así, lograron el triunfo y su pasaporte a la definición del torneo.
En la previa, los cataríes dieron cuenta de los polacos en un duelo que se definió por detalles. La influencia de los foráneos fue enorme, especialmente desde la alta eficacia del cubano Capote, la figura del partido. De esta manera, Catar se convirtió en el primer equipo de un país no europeo que llega a la final de un Mundial. El domingo querrá seguir haciendo historia, pero deberá vérselas contra el mejor equipo de la actualidad.