Por Fabián Galdi, editor Más Deportes Digital - fgaldi@losandes.com.ar
Se puede instalar cómodamente en la excepcionalidad y ganar cinco Balón de Oro con naturalidad como en el caso de Lionel Messi o quedar grabado en el inconsciente colectivo como el gran referente dentro y fuera de la cancha tal como representa Javier Mascherano; quizá, convertirse en la nave insignia en cuanto a futbolista dúctil y descontracturado como se identifica a Ezequiel Lavezzi y - en definitiva - llamarse cómo se llame y pertenecer a la elite a escala planetaria: Cristiano Ronaldo, Zlatan Ibrahimovic, LuisSuárez, Sergio Agüero o Neymar. Se puede, también, haberse ganado un sitial de privilegio en la historia del fútbol mundial, como Diego Maradona, Michel Platini o Franz Beckenbauer. Lo que no se puede, aún perteneciendo al dorado círculo áulico de las grandes estrellas de todos los tiempos, es poseer un blindaje con el mundo real y quedar ajeno al ojo abarcativo de la Justicia.
La cultura de masas o mainstream - si se prefiere el anglicismo - es pródiga en captar los hábitos, normas, costumbres y preferencias que prevalecen en la comunidad global y hacia allí direcciona su foco para iluminar a figuras de nivel premium no sólo en el mundo del espectáculo sino también en el deportivo, y en este caso específico en el futbolístico propiamente dicho. Así, el aspecto estético del jugador se asocia a un culto a la imagen que suelen diseñar especialistas en la materia y - sobre todo - pertenecientes a las grandes firmas que patrocinan sus productos a través de los deportistas.
De ahí que en una línea imaginaria que atraviesa los cinco continentes es común verlo a Leo con la camiseta del Barça o de la Selección, como así también a CR7 con la de Real Madrid o Portugal; en sendos casos, se trata de los máximos exponentes del maridaje del mundillo de los negocios y/o marketing en su asociación con los jugadores que han dominado la escala más portentosa del alto rendimiento y al punto de que se ha repartido los premios al World Player desde 2008 hasta la actualidad.
La utilización de los derechos de imagen - el origen de las investigaciones - es un recurso que utilizan los futbolistas top desde hace al menos tres décadas. Esa suerte de ingeniería financiera permitió que grandes estrellas firmasen su respectivo contrato con el club contratante siempre y cuando hubiera una cláusula que les permitiera acceder a una parte de su salario sin estar alcanzada por impuestos. Así pagaban un importe menor al fisco, debido a que el porcentaje era irrisorio respecto de sus ganancias reales.
De todas maneras, en lo que va de este siglo, la doctrina jurídica determinó que los derechos de imagen debían estar incluidos en la declaración jurada anual, al igual que los ingresos por publicidad. Por tales motivos, al igual que está sucediendo en la Argentina, las inspecciones a deportistas famosos derivan en un entrecruzamiento de datos y un seguimiento a fondo.
Sin embargo, este escudo mediático es penetrado por la Justicia cada vez que la ocasión lo amerita. Y en el caso específico de #Messi, otra vez su figura queda en el centro de la escena por cuestiones tributarias: en Barcelona será juzgado él junto a su padre - Jorge - por tres delitos en contra de la Hacienda española. Las fechas en las cuales deberán presentarse son las siguientes: 31 de mayo, 1, 2 y 3 de junio, las que casi coinciden con la final de la ChampionsLeague 2015/2016 (28 de mayor, en Milan) y con el inicio de la Copa América 2016 ("Centenario").
La Fiscalía pide 18 meses de prisión para Jorge Messi por haber evadido poco más de 4 millones de euros en impuestos y asimismo solicita que se archive la causa para Leo - inicialmente querellado - al entender que nunca tuvo conocimiento del fraude al Estado. En cambio, la Abogacía estatal decidió mantener la acusación contra la "Pulga", para quien pide 22 meses de prisión por tres delitos impositivos. Si bien el progenitor del mejor futbolista del mundo asumió la totalidad de la responsabilidad en el hecho, lo cierto es que la instructora tomó la decisión de no alejar al diez de tan compleja situación. De todos modos, y teniendo en cuenta la cercanía con la finalísima de la Liga de Campeones de Europa más el debut argentino en San José, California, en el certamen continental de selecciones, se presume que Leo pedirá una prórroga para no alterar su participación en las competencias.
La imputación que se mantiene sobre el futbolista y su padre es por tres delitos contra el estado producto de las declaraciones del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas en el período 2007, 2008 y 2009. En conjunto la presunta defraudación a Hacienda es de 4.100.000 euros. Inclusive, el juez rechazó en julio 2014, durante el pasado Mundial de Brasil, el pedido de la fiscalía de archivar la causa contra el jugador y mantenerla sobre su padre. En este caso, el magistrado entiende que hay "indicios suficientes" de que el diez nunca "estuviera al margen de la gestión económica, contractual y tributaria de los ingresos que generaba", tal como se enuncia en el escrito presentado por la fiscalía.
De todas maneras, por más que sus detractores lleguen a imaginar en su visión de malicia que Leo puede terminar en prisión, lo cierto es que su voluntad de presentarse a la Justicia y su disposición a solucionar el diferendo permiten que Leo pueda ir reduciendo el conflicto mediante el pago de las multas correspondientes.
En el caso de #Mascherano, el mediocampista todo terreno también fue alcanzado por la investigación tributaria y fue condenado a un año de prisión por defraudar 1.500.000 euros. El "Jefecito" aceptó el fallo condenatorio y el 20 de enero de este año le realizó un pedido a la Audiencia de Barcelona para que le suspendiera la pena de cárcel o se la sustituyera por una multa de 21.600 euros. En ese momento, luego de un juicio que sólo duró diez minutos, el jugador devolvió a las arcas españolas la suma defraudada más 200.000 euros en intereses en los ejercicios de los años 2011 y 2012. Esta sustitución por multa permitió agilizar la cancelación de los antecedentes penales del volante y de haber quedado solamente suspendido habría corrido el riesgo de quedar tras las rejas si es que pudiera cometer un nuevo delito en los próximos dos años.
Los otros casos más resonantes en los últimos tiempos han sido los de #CristianoRonaldo y #Neymar, en cuanto a cesión de derechos de imagen en una supuesta triangulación, diferente en la forma, pero no en el fondo de la cuestión. El astro del #RealMadrid, por ejemplo, gana casi cuatro veces más por sus acuerdos con Nike, Armani y Banco Espirito Santo que con su club. El brasileño del FC Barcelona, igual: alrededor del 70 por ciento de sus ingresos llegaron a su cuenta bancaria procedentes del mercado publicitario. Si se suman Iniesta, Tévez, Arjen Robben, Bastian Schweinsteiger, Iker Casillas, JamesRodríguez o DavidLuiz, por ejemplo, el mismo patrón encuentra similitudes.
En Italia, la dureza del Fisco tampoco sorprende. Según la cadena Sky Sports y el diario deportivo La Gazzetta dello Sport entre los futbolistas investigados por presunta evasión fiscal está Ezequiel #Lavezzi, recientemente transferido desde el #PSG hacia el fútbol chino. La causa se conoce popularmente como "Fuorigioco" (fuera del juego) y se filtró en la prensa que la Justicia italiana ha confiscado activos por cerca de 12 millones de euros. Además de "Pocho" también roza a otros dos delanteros que actualmente juegan en la Argentina: Diego Milito (Racing) y Germán Denis (Independiente).
¿Puede sospecharse o inferirse que Messi, Mascherano y/o Lavezzi son ciudadanos que buscan burlar a la Ley? Nada lo presupone, dada sus continuas muestras de colaborar con la Justicia en las respectivas investigaciones y además en participar activamente en emprendimientos benéficos y solidarios por todo el mundo. Sí es cierto que se deducen rasgos de sus respectivas personalidades en relación a preocuparse más por su actividad específica de deportista dentro del campo de juego que fuera del mismo. Deben, igual, darse cuenta que sus obligaciones fiscales tienen que ser cumplidas sin necesidad de apoyarse en sociedades de triangulación financiera en paraísos fiscales, por ejemplo. Sus propios grupos de asesores legales deberían hacérselo notar. Y así, la imagen pública volvería rápidamente a ubicarse en el lugar que les corresponde: el de ser irreprochables.
