Por Fabián Galdi - fgaldi@losandes.com.ar
La empatía es una herramienta que actúa silenciosa en el ecosistema del fútbol para que los proyectos tengan más posibilidades de llegar a concretarse. Nada novedoso, por cierto, pero sin ése combustible se reducen las chances de transformar en realidad aquello que se fantaseó en la utopía. Ser, más que parecer, en una palabra. Y en casos cercanos es más sencillo verificar cuánto hay de cierto en que la constitución de un grupo nunca puede ser ajena al cómo interactúan sus miembros. Basta fijar la atención en la manera en que Lionel Messi desarrolló su ascendente y fenomenal carrera: amistades de la talla de Ronaldinho e Ibrahimovic no tienen punto de comparación con la que hoy día mantiene con Luis Suárez, en la cual Javier Mascherano tuvo influencia. Y, ya a nivel de Selección, más allá de su vínculo fraterno con Sergio Agüero, la relación aceitada con Gonzalo Higuain es otra de las señales del por qué fructifican en cancha las pequeñas sociedades que se generan afuera.
En la transición entre el año pasado y el actual, donde la temporada en ligas europeas se mantiene, el Pipita y el Pistolero se situaron un par de escalones arriba del resto de los goleadores en el viejo continente y con Robert Lewandowski en un cómodo tercer peldaño del podio. Las respectivas performances premium del delantero argentino en el Nápoli como del uruguayo en el Barcelona los hacen merecedores de la ponderación como los dos atacantes más en forma en la alta competencia. El polaco, toda una referencia para Bayern Munich, no se halla en el presente a una altura simétrica respecto de los dos anteriores.
Leo fue quien levantó el pulgar para el arribo de Suárez al Barcelona, alrededor de dos años atrás. Meses antes del Mundial de Brasil, la consulta de la dirigencia blaugrana al gran referente contó con una aprobación inmediata. El traspaso desde el Liverpool al Barca tuvo un modus operandi similar al que se dio poco antes de Sudáfrica 2010 con Mascherano. Inclusive, a poco de la final en la Copa del Mundo 2014, el presidente Josep Maria Bartomeu confirmó a periodistas españoles en una rueda de prensa informal en Rio de Janeiro que el aval del diez había existido.
Suárez arribó al plantel catalán envuelto en suspicacias, murmullos y cuestionamientos debido al hecho que había motivado la drástica suspensión de la FIFA debido al mordisco al italiano Giorgio Chiellini durante el juego mundialista en Natal. Los antecedentes en penas anteriores por idéntica causa crearon un microclima adverso para el oriundo de Salto. Sin embargo, Messi y Mascherano se encargaron de aquello que en la jerga futbolística se conoce como abrir el vestuario. Y la buena acogida de sus nuevos compañeros fue una de las claves para que poco tiempo después pudiera aparecer el Barcelona arrasador que conquistó la Champions y el Mundial de Clubes durante 2015, con el fabuloso trío sudamericano de ataque que se completa con Neymar.
Así, en la sincronía con el plantel, el uruguayo encontró puntos de contacto para levantar la autoestima y dejar atrás un pasado que parecía condenarlo al fracaso cuando su desmedida reacción provocó un escándalo mediático de grandes proporciones. Inclusive, Mascherano lo invitó a compartir asados en el jardín de su casa y allí fue Leo quien se acercó para darle la contención necesaria. Poco después, las afinidades entre el cinco veces Balón de Oro y el artillero se potenciaron, al punto de que sus respectivos hijos compartían el colegio y además se había generado un vínculo afín entre Antonella Roccuzzo y Sofía Balbi, sendas compañeras de cada uno de los futbolistas. Y como si fuera poco, mateadas y partidas de parchís, el popular juego que es tan común en tierras españolas.
Ya no en la plenitud de la trayectoria, como ahora, si no cuando aún no aparecía en el horizonte la posibilidad de dejar Rosario para instalarse en Barcelona, por fruto de un hecho circunstancial fue que se conocieron Messi e Higuain en el paso entre la infancia y la adolescencia. Los dos categoría'87 coincidieron en River Plate, aunque Leo lo hizo en una prueba y Gonzalo ya como miembro de su categoría. En un partido de inferiores, tal como recordó a la prensa el entrenador Eduardo Abrahamian, el equipo en el cual jugaban le ganó a otro por cifras que oscilan entre 14 o 15 a 0, con la mayoría de los goles convertidos por ambas figuras emergentes. Nunca quedó debidamente aclarado por qué el entonces jugador del fútbol infantil de Newell's no regresó a Nuñez, pero el paso del tiempo produjo al menos dos o tres interpretaciones, entre las cuales tomaron peso propio la de no pagar el tratamiento hormonal de crecimiento por un lado y la de que el club rojinegro le denegó el pase libre por el otro.
Higuain, a quien Carlo #Ancelotti tiene en la mira para llevárselo a Bayern Munich tras el egreso de Pep Guardiola, parece haber encontrado el punto más sólido de su carrera luego del duelo que tuvo que elaborar a la fuerza tras la derrota argentina en la final de la Copa América. En aquellos momentos, el ciclo en el seleccionado nacional apuntaba a quedar cerrado luego de dos instancias clave: primero, las ocasiones netas desperdiciadas ante Manuel Neuer en la final de la pasada Copa del Mundo; segundo, el casi seguro gol marrado frente a Claudio Bravo y luego el penal desviado en la definición finalmente ganada por "La Roja" en Santiago. Sin embargo, "Pipita" sigue siendo una de las referencia que Messi quiere mantener cerca en la Selección. Y no por casualidad ni capricho, ya que la movilidad posicional del punta favorece el juego del crack. Tanto en Sudáfrica 2010 como en Brasil 2014 hubo concordancia de movimientos, las cuales se tradujeron en siete goles (5 del delantero y 2 del armador).
Es cierto que LuisSuárez es el más completo de los dos, sobre todo por su formidable poder de definición. En este rubro, Higuain tiene un porcentaje de 55 por ciento de eficacia en sus remates al arco en Nápoli, pero cuenta con una mayor participación en la elaboración de jugadas colectivas que el uruguayo. Lo cierto es que en estos tiempos ambos parecen redimidos por un pasado que estaba presto a desembocar en el ocaso tras un cierre en baja en el Mundial pasado. Y Leo, en tanto, resulta el mayor beneficiado: sus socios en la cancha volvieron a dar la talla y demostraron que en ninguno de los casos viven de recuerdos sino del presente.