No hay que compararlo. ¡Hay que disfrutarlo! Como cada ídolo argentino o de cualquier parte del mundo. Lionel Messi, es para cada rival que enfrenta la albiceleste, un verdadero dolor de cabeza.
Puede estar escondido durante 117 minutos como sucedió ayer ante Suiza, pero en cuanto se descuidan los encargados de que no entre en juego, te deja armando las valijas para volverte a casa. Y si no pregúntenle a los suizos.
Es así. El capitán argentino pasa inadvertido. Se espera que en cada pelota que pasa por sus pies, fabrique algo mágico, algo nunca visto en el fútbol mundial y lo cierto es que hasta ahora cumplió. El gol contra Bosnia, el otro contra Irán y los dos ante Nigeria afirman que algo distinto al resto tiene.
Pero mientras todos esperamos que Messi frote la lámpara, como Aladino, Lionel no deja de trabajar. Ayer cuando la pelota no pasó por sus pies, la “Pulga”, entre otras cosas, recuperó 7 pelotas cuando no debe estar tan comprometido con la marca, sin embargo los números marcan que fue solidario con sus compañeros cuando la pelota estuvo lejos de su zurda mágica.
El seguimiento para los dos jugadores distinguidos de Argentina y Suiza, Messi y Shaqiri, respectivamente dio una clara muestra de lo que significa cada uno para sus equipos.
La pelota pasó en 40 ocasiones por los pies de Lionel Messi. De ellos 31 terminaron sin problemas en su destino y en los restantes (9) le pelota terminó en posesión de su rival.
Distinto fue lo de Xherdan Shaqiri porque la pelota estuvo en sus pies en 23 situaciones del juego, y 19 fueron pases que llegaron a los pies de algún compañero.
Ninguno tuvo tanta presencia en remates a los arcos, pero el argentino sacó ventajas con esa última jugada cuando restaban 3 minutos para pasar a la insufrible serie de penales
Este mundial, el que se juega en la tierra del más campeón de todos, parece ser del agrado de Messi, se siente cómodo y en Argentina lo disfrutamos y lo festejamos.
La celeste y blanca se metió entre los mejores ocho equipos del planeta y Lionel Messi tiene la gran chance de escribir un párrafo más en la historia del futbol argentino.
