Lionel Messi nunca se fue del seleccionado argentino y anoche fue goleador y figura del equipo dirigido por el debutante Edgardo Bauza en la victoria por 1 a 0 sobre Uruguay, en nuestra provincia, un lugar en el que sintió que "debía estar después del quilombo que había hecho" con su finalmente no consumada renuncia, pero además porque confía "mucho en este grupo".
El capitán argentino también puso en duda su participación en el próximo juego del martes frente a Venezuela, en Mérida, por la octava fecha de eliminatorias mundialistas, al admitir que le terminó "doliendo el pubis. Por eso no sé si voy a viajar a Venezuela. Pero quería estar hoy, después de todo el quilombo que había hecho", sentenció.
"No podía no volver, porque confío mucho en este grupo. Es que con estos muchachos me siento muy feliz", enfatizó, cuando todavía las palpitaciones del encuentro estaban en su punto más alto.
Por eso fue con los 'tapones de punta' contra el árbitro del partido, el chileno Julio Bascuñán, a raíz de la expulsión del cordobés Paulo Dybala.
"No es la primera vez que este árbitro nos deja con 10, y lo sentimos porque ellos son difíciles, ya que se juntan con dos líneas de cuatro y no se les puede entrar", describió.
"Pero más allá de estar primeros, veníamos muy bien antes de la Copa América de Estados Unidos y es importante empezar así esta nueva etapa, porque ganar hace todo más fácil", sintetizó.
Después de un par de minutos el análisis fue cayendo en un tono más medular y reconoció que Argentina "no pudo hacer el juego que se pretendía. Pero tuvimos otra cara que fue la de pelear hasta el final", aclaró.
"Y así sacamos adelante un partido complicadísimo. Esto nos sirvió también para dar vuelta la página después de la final perdida en la Copa América de Estados Unidos y para demostrar que este equipo siempre responde", argumentó.
"Además siempre es importante ganar como locales. Pero después de empezar perdiendo las eliminatorias en esa condición con Ecuador, algo que nadie esperaba, pudimos revertir la historia", sintetizó.
Y en el tramo final de la charla volvió a referirse a su dimisión nunca concretada. "Desde que dije que me iba la gente salió a apoyarme, pero antes también lo hacía, tanto cuando jugamos en River como en Córdoba. Pero no engañé a nadie cuando quise irme, porque fue un momento muy duro perder otra final con Chile por penales, pero después recapacité y decidí seguir".
"Todos saben lo que está pasando el fútbol argentino, los líos que tenemos, y nosotros debemos estar presentes y dar un paso adelante para tratar de arreglar las cosas", remarcó.
Y se fue feliz y reconfortado después de vivir una noche especial, tan redonda como esa pelota a la que tan bien trata, pero con la que quizás no se reencuentre dentro de cinco días en Venezuela. "Ahora vienen partidos importantes, tanto por eliminatorias como con Barcelona, así que veremos que hacemos", volvió a alertar. Pero más allá de esa incertidumbre, hoy Messi volvió a ser 'Lío' para los argentinos y pudo reencontrarse con la camiseta que más quiere: la albiceleste.
