Leo vestía el delantal blanco, saludaba a su amiga Cintia, llevaba a la casa un boletín con notas promedio entre 6 y 7, se sentía dueño del mundo en la clase de educación física y vestía jeans y zapatillas el día que portó la bandera de la escuela “Las Heras”, en su Rosario natal. En el recreo, el tercero de los cuatro hijos de la familia Messi rodeaba el palo borracho del patio de su colegio pateando un bollito de papel, una ramita o una piedra. Ensimismado, siempre.
Ya en su barrio, entre adultos que viajaban en bicicletas, en la canchita de tierra que rodeaba el complejo del FONAVI, en el sur rosarino, aprendió a ver a sus hermanos mayores yendo a presenciar los partidos de la mano de su abuela. Ella, cuentan, convenció al entrenador del club barrial, don Aparicio, para que le diera un lugar en el equipo Grandoli. “Y bueh, pero es chiquito, así que fíjese que no llore”, aseguran que le respondió paternalmente el vecino convertido en técnico.
Año tras año, sin que medie publicidad alguna, la escuelita 66 recibe donaciones de computadoras y otros elementos escolares; llegan desde Barcelona, casi en silencio. Hace catorce años que un alumnito egresó del ciclo primario. “Pulga”, le decían - desde entonces - los mayores; “Piqui”, los más jovencitos.
Hoy día, el cuatro veces consecutiva Balón de Oro viene de cumplir una estadía en Senegal, participando de una obra comunitaria que, desde la donación, promueve un uso intensivo de mosquiteros para evitar la propagación de la malaria. En las pocas semanas al año que le restan sin actividad futbolística, Leo se ha pasado cuatro días en Dakar en vez de responder a las normativas de la vida glamorosa de las grandes y multimillonarias estrellas del farandulesco mundillo del culto a la imagen.
Éste es el mismo Messi que ha quedado en el centro de la escena por una presunta defraudación fiscal, en España. Su imagen, impoluta desde la construcción sociocultural del marketing, acaba de sufrir el primer impacto fuerte luego de casi siete años de intocabilidad. Leo se halla implicado junto a su padre, Jorge, de tres delitos contra el fisco por haber defraudado, al menos presuntamente, alrededor de 4 millones de euros en sus declaraciones juradas de 2007, 2008 y 2009.
La querella fue presentada a mediados de junio por la Fiscalía de Delitos Económicos de Barcelona. Entre sus causas, figura que el problema surgió cuando el padre del jugador, por consejo de sus asesores, creó una sociedad instrumental y después la cambió por otra.
Los querellantes suponen que Jorge Messi realizó tal modificación con el único fin de evadir impuestos. Así, la presunción abarca a que el fraude hizo eje en los derechos de imagen del futbolista a través de sociedades constituidas en Uruguay y Belice; de esta manera, con triangulaciones de empresas británicas y suizas, los ingresos del crack no tributaban impuestos a la administración fiscal española.
Tras la denuncia de la Fiscalía, la Justicia española debe probar la validez de las acusaciones. Mientras, a Leo y a su padre les corresponde la presunción de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario.
No hay posibilidades, además, de que los acusados puedan ir a prisión, ya que no necesariamente es un delito de evasión fiscal el no haber hecho la declaración en forma correcta; generalmente, se impone una sanción de tipo administrativa hasta que queda saldada. Habitualmente, se debe abonar la suma que no ha sido declarada más una multa.
Según tipifica la ley del país europeo, el monto de dicha multa oscilará entre el doble y el séxtuple de lo calculado; ergo, no sólo los 4 millones de euros, sino además entre 8 y 25 millones de la misma moneda.
Un escueto comunicado fue dado a conocer por Messi padre e hijo, ante la inesperada situación. En el escrito, se señala: “Nos hemos enterado por la prensa de las acciones iniciadas por la fiscalía española. Algo que nos causa sorpresa porque nunca hemos cometido infracción alguna. Siempre hemos atendido todas nuestras obligaciones tributarias siguiendo los consejos de nuestros asesores fiscales, quienes se encargarán de aclarar esta situación”.
La investigación, en tanto, sigue su curso. El cálculo de la entidad tributaria puntualiza que durante 2007/2008/2009, los tres años en la mira, Messi obtuvo cuantiosos ingresos por la explotación de su imagen. Entre las firmas más importantes que han abonado por los servicios publicitarios de la “Pulga”, aparecen Adidas, Pepsi, Danone, Telefónica y Konami. El cálculo global es que a Leo le reportaron ganancias por poco más de 10 millones de euros, según publicó el diario madrileño “El País”.
La utilización de los derechos de imagen es un recurso que utilizan los futbolistas top desde hace al menos tres décadas. Esa suerte de ingeniería financiera permitió que grandes estrellas firmasen su respectivo contrato con el club contratante siempre y cuando hubiera una cláusula que les permitiera acceder a una parte de su salario sin estar alcanzada por impuestos. Así pagaban un importe menor al fisco, debido a que el porcentaje era irrisorio respecto de sus ganancias reales.
De todas maneras, en lo que va de este siglo, la doctrina jurídica determinó que los derechos de imagen debían estar incluidos en la declaración jurada anual, al igual que los ingresos por publicidad. Por tales motivos, al igual está sucediendo este año en la Argentina, las inspecciones a deportistas famosos derivan en un entrecruzamiento de datos y un seguimiento a fondo.
El jueves de la semana pasada, medios de comunicación españoles informaron que Messi había pagado 15 millones de euros para dar por finalizado el caso; sin embargo, los propios letrados que asesoran a Leo salieron a desmentir tajantemente esa afirmación. El grupo de abogados señaló que se dispondrá de julio y agosto de este año para regularizar completamente la situación. Lo que sí hizo el futbolista del Barça durante los último días de junio fue abonar 10 millones de euros al Fisco, correspondientes a los derechos de imagen de 2010 y 2011. De esta manera, se demostró la voluntad de pago con la idea de quedar al día con las obligaciones tributarias.
¿Puede sospecharse o inferirse que Messi es un delincuente que participa de una red de lavado de dinero? Nada lo presupone, dada sus continuas muestras de participar activamente en emprendimientos benéficos y solidarios por todo el mundo. Sí es cierto que se deducen rasgos de su personalidad en relación a preocuparse más por su actividad específica de deportista dentro del campo de juego que fuera del mismo.
Debe, igual, darse cuenta de que sus obligaciones fiscales tienen que ser cumplidas sin necesidad de apoyarse en sociedades de triangulación financiera en paraísos fiscales. Su propio grupo de asesores legales debería hacérselo notar, antes de que las consecuencias en un futuro no muy lejano puedan ser mucho más duras que las presunciones de ahora.
El estereotipo de la estrella deportiva o de la farándula hace eje en una persona despreocupada del afuera y cuya existencia se roza con la frivolidad y la falta de sensibilidad social. No es éste el caso de Messi, quien sigue siendo tan ensimismado hoy como cuando jugaba en el patio de su escuela primaria durante el recreo y además invierte días de su escaso tiempo libre para ponerse al frente de obras comunitarias en cualquier parte del planeta, como recientemente le tocó en Senegal. Y, al igual que en su escuelita primaria, continúa repartiendo ganancias en fundaciones de beneficencia. Casi en silencio, cual introvertido que es.