"En un país de mudos se escucha un gran silencio. No se percibe que algo va a pasar. Se esconde lo sublime detrás de un nuevo engendro
Que derrama baba sobre la ciudad. Adrenalina desalmada. Abre grietas hondas. Nada recicla esta contención. El choque no se puede evitar". Así dice la canción de la Bersuit Vergarabat, "Perro Amor Explota".
El fútbol tiene estas cosas. Estalla y paraliza corazones en segundos. Y así sucedió nomás. Porque ese niño pródigo que nació en Rosario se iluminó e hizo temblar el “Gigante de Pampulha”, hoy, conocido como Mineirao.
Más de 65 personas se rindieron a sus pies. Argentinos, iraníes, brasileños, todos, pero le juro que todos, se rindieron a sus pies. Increíble.
El capitán y crack de la Selección Argentina fue el encargado de decorar de la mejor manera de más de 30 mil argentinos en Belo Horizonte.
Como sucedió hace siete días en Río de Janeiro, Argentina se trasladó al estado Minas Gerais y convirtió a su ciudad sede del mundial en un verdadero territorio argentino.
Era impresionante caminar por los alrededores del estadio Mineirao. Miles de camisetas de Argentina se dirigían a la gran cita. Desde las 8 de mañana, es decir, cinco horas antes del encuentro, ya había gente que con boleto en mano esperaba en los parques aledaños.
Comenzaron a llegar los vendedores ambulantes y comenzó el show de los argentinos que buscan cualquier excusa para ganarse unos mangos.
Desde réplicas de las camisetas de Messi que se vendían en 100 dólares hasta entradas para ver el partido que ascendían a 1.500 dólares promedio.
Dentro del estadio comenzó el típico folklore que imponen los hinchas argentinos cuando salen del país. El hincha brasileño disfruta y admira el ingenio argentino.
Filma, saca fotos y pide constantemente que le enseñen los cantitos. Sin embargo, con el correr de los minutos y su apoyo a Irán hizo que la relación entre argentinos y locales fuera tensa en cualquier rincón de la cancha.
“Pentacampeón, pentacampeón, pentacampeón” fue su grito de guerra, al que el hincha de la Albiceleste respondió con el clásico e innovador himno de: “Brasil, decime que se siente, tener en casa en tu papá, te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos al olvidar, que el Diego los gambeteó, el Cani los vacunó, están llorando desde Italia hasta hoy, a Messi lo vas a ver, la copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé”.
Y el hincha saltó y revoleó lo que tenía en sobre sus manos. Papá, mamá, hijo, abuelo, tío, cualquier argentino que estuvo en el Mineirao dejó el alma en la tribuna y merecía ese triunfo.
Fue una verdadera fiesta. El hincha argentino había ganado por goleada. Sin embargo, la decepcionante actuación colectiva del equipo, dejaba un sabor muy amargo.
Pero, apareció el mejor del mundo. Apareció Lionel Messi y les regaló a los hinchas argentinos una jugada fantástica que se convirtió en uno de los goles más grita dos de los últimos tiempos.
Como dice la Bersuit Vergarabat: “Perro caliente no dejas nada. El amor explota. Perro sin asco, perro con bolas. El Amor explota. Perro ahogado te echa balas.
Perro amor explota. El amor ciego no se controla. El amor explota”. Gracias Lionel, el hincha argentino y del mundo, rendido a tus pies.
Dos niños entraron de la mano de Lio y Romero
Los niños Yasmín Furtado y Gabriel Sánchez Iñigo cumplieron hoy el sueño de su vida al entrar en el Estadio Mineirao de la mano de Sergio Romero y Lionel Messi, respectivamente, en la ceremonia previa al partido con Irán.
Yasmín, quien tiene 7 años y es hija de una brasileña y de un argentino que viven en General Pacheco (Buenos Aires), salió de la mano del arquero de la Selección, mientras que Gabriel, de 7 y oriundo de Capilla del Monte (Córdoba), logró ser uno de los pocos privilegiados en ingresar en la cancha de la mano de Messi, luego el autor del gol argentino y entonar juntos el Himno Nacional.
Ambos participaron en el Concurso “Vive tu sueño” en la Argentina, que es parte del programa “Player Escort” (escolta de jugador) una iniciativa desarrollada en exclusividad por la empresa McDonald's como sponsor y restaurante oficial de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014, desde el año 2002.
El día previo al partido, player escorts de todo el mundo, compartieron en Botafogo un torneo de fútbol mixto, que se extendió durante toda la jornada.
Durante el Mundial están participando cerca de 1.400 ganadores.