Por Carlos Sacchetto - csacchetto@losandes.com.ar - Corresponsalía Buenos Aires
La presidenta Cristina Fernández reitera, en cada acto de gobierno, su apoyo político a los candidatos del kirchnerismo, y pone especial empeño en que su palabra contribuya a la campaña electoral en marcha. Pero no siempre su estrategia personal coincide con un aporte positivo a la generación del mejor clima para que sus pupilos ganen las elecciones.
Dicho más claro: parece importarle más cómo completa ella su mandato y de qué manera consigue sus objetivos, que la suerte que vayan a correr sus candidatos. La deducción surge de los últimos acontecimientos que enfrentaron y enfrentan al Gobierno con la Justicia, conflicto que ya se ha convertido en institucional. Cristina está decidida a ir a fondo con la designación de jueces subrogantes que respondan a sus intereses políticos y personales, aunque el escándalo se produzca en los momentos más críticos de la campaña.
¿Cree la Presidenta que su feroz embestida contra la Justicia sumará más votos a Daniel Scioli? Cuentan en un despacho de la Casa Rosada que está convencida de que no debe irse sin antes armar prácticamente una Justicia paralela que sirva como reaseguro del modelo en ese poder del Estado y como protección a ella y a los funcionarios de su gobierno con causas judiciales abiertas o por abrirse.
Definiciones
Ese objetivo presidencial estaría entonces por encima de cómo puede repercutir su jugada en las urnas. El dato significativo es que las causas abiertas por los jueces en contra de la polémica ley de subrogancias comenzarán a estallar en los próximos días, a menos de un mes de las primarias presidenciales previstas para el 9 de agosto.
Es más, si se agilizan los tiempos en la estructura judicial y se completan todas las instancias, tal vez hasta puede llegar un pronunciamiento de la Corte Suprema antes del 25 de octubre, fecha clave en la que se elegirá al nuevo presidente. Por el tono en que se desarrolla la pulseada, ni el Gobierno ni la Justicia van a moderar sus actitudes, y hasta es probable que movilizaciones como la del martes pasado frente a Tribunales se repitan, al igual que los actos que organice el oficialismo para repudiar a los jueces.
En definitiva, un clima de tensión y enfrentamiento que agregará a la campaña electoral un ingrediente de notable aspereza. ¿Será ése el elemento motivador que quiere aprovechar la Presidenta? De ser así, no desentonaría con su estilo, aunque nadie le pueda asegurar resultados favorables.
El otro dato que surge de este conflicto es que a esta altura son los propios jueces los que deben asumir que les ha llegado la hora de dejar de lado los temores y actitudes timoratas. En la reunión que también el martes pasado tuvieron el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, con los titulares de todas las Cámaras federales del país, la mayoría de los presentes se pronunció en contra de la actual ley de subrogancias.
Ahora son ellos los que deben actuar y traducir ese pensamiento en sus fallos. “La gente en la calle nos apoyó con la consigna de una Justicia independiente. Lo que sigue toca a los jueces de primera instancia y a nosotros”, afirmaron varios camaristas. Esas palabras sonaron a una acertada autocrítica, porque el de los magistrados no es un sector que se caracterice por actitudes de firmeza frente a los poderes.
¿Desacuerdos?
Los especialistas en marketing político sostienen que a veces en campaña electoral el silencio vale más que las palabras. Quien sigue al pie de la letra esa consigna es Daniel Scioli, a quien no se le ha escuchado decir nada sobre lo que sucede entre el kirchnerismo y la
Justicia. Pero comentarios que llegan de sus allegados sugieren que el candidato se lamenta porque una probable definición del actual conflicto se dé justo cuando las fuerzas políticas deben seducir al electorado.
"Hay cosas que Daniel cambiará después de que sea presidente", se ilusionan algunos de sus laderos. "Si lo dejan", responden los más críticos.
A ese clima interno, que podría calificarse de malestar, se le agrega la disputa en la provincia de Buenos Aires con los candidatos a gobernador. Expertos en las internas del peronismo bonaerense arriesgan que tal vez en los próximos días Aníbal Fernández y Martín Sabbatella podrían bajarse de las primarias.
Es que la pelea está subiendo de tono y aparece como más conveniente la fórmula Julián Domínguez-Fernando Espinoza. Así lo creen numerosos intendentes para quienes el “kirchnerismo antiperonista” de Sabbatella resulta intragable. Como en todo, decidirá Cristina.