Es un punto aromático del microcentro mendocino. Fernando Mut (76) está rodeado de varias plantas y casi una decena de flores de distintas variedades que adornan las amplias vitrinas del local Meryland, ubicado en el cruce de las calles Montevideo y España de Ciudad.
Desde ese punto cuenta a Los Andes que la florería tiene 93 años de existencia. Desde hace 61 años se encuentra adentro de los límites de Capital, pero antes estuvo 32 años en el local donde los abuelos Fabrizio iniciaron el comercio, que abarca a tres generaciones.
“Fue el primer vivero y florería de Mendoza. El comercio de mi abuelo, que inició en 1925, se llamaba Las Delicias y funcionó hasta 2005. Allí la gente podía ir a cortar las flores directamente desde el cultivo. Además mi abuelo les prestaba el vivero a los primeros estudiantes de agronomía para que hicieran allí sus prácticas”, cuenta Fernando Mut.
Continuando, agrega que en el 73 su padre y su madre adquirieron un local en San Juan y Don Bosco, donde incorporaron el nombre Meryland, hasta el 73. “El nombre surge porque mi madre se llamaba María y land es tierra en inglés”, explica el propietario de este emblemático comercio.
La zona donde se encuentra el comercio es altamente transitada y Mut dice que su padre fue un visionario ya que prácticamente no había comercios en la zona. "Sólo estaba la bicicletería de Omar Contreras. Fue una jugada arriesgada. Ahora hay negocios en la zona que pagan hasta 130 mil pesos de alquiler", detalla.
En el lugar se pueden comprar media docena de rosas o un bouquet multicolor por 590 pesos, lo más económico que se consigue, y se pueden llegar a pagar hasta 990 pesos por la docena de rosas. "Les colocamos cinta italiana, que es la única de su tipo que tiene distinto color y formato, y papel especial, porque viene perlado", informa.
Tomar las riendas
En 1976 Fernando y su hermano Eduardo se hicieron cargo de Meryland. Al tomar las riendas, los hermanos cambiaron la estructura y funcionamiento del negocio. Utilizaban los viveros antiguos para plantas de interior y comenzaron a importar flores de Colombia y Ecuador, situación que continúa hasta estos días.
Fernando admite que es complicado dedicarse a la florería y recuerda que entre los años 1950 y hasta 1970 llegaron a haber más de 60 florerías en la ciudad de Mendoza y hoy solo subsiste como tal Meryland.
“Yo tengo la teoría de que era preferible que hubiese dos o tres florerías por cuadra, porque la gente si no compraba en una compraba en la otra. Hoy si no nos compra a nosotros no compra en ningún lado”, indica Mut, agregando que hay más negocios del rubro en Luján y Maipú.
“Nosotros nos mantenemos, aunque los costos son altos, hemos logrado mantener prácticamente los mismos precios. Pero se hace difícil, porque Mendoza es la única provincia en el mundo donde hay tantos vendedores ambulantes de flores”, señala Mut.
Además, comenta que una nueva competencia ha aparecido en el rubro. Se trata de las decoradoras y personas que realizan el mismo trabajo pero que están en negro. "Hay muchos puestos en la calle que tienen personas que no pagan impuestos. Eso hace que la competencia sea desleal", desliza el dueño del local.
Actualmente, Meryland cuenta con tres empleados pero llegó a tener 16 entre la florería, los viveros y la fábrica de cerámicas, esta última por la demanda de la época.
Para todas las edades
El comerciante asegura que sus compradores van desde los 15 años a los 80. Según indica, el parámetro de ventas es grande, porque venden tanto para nacimientos, como para cumpleaños, aniversarios y hasta sepelios, cubriendo todas las etapas de la vida de una persona. “Hoy no tenemos venta al por mayor, aunque supimos tenerla”, remarca.
Actualmente, la florería posee 8 variedades diferentes disponibles al público. "Hay variedades que no las utilizamos porque no son duraderas", dice Mut. Añade que todo el año tienen las mismas flores porque cuando no es temporada son importadas de otras zonas.
Mut asegura que la vigencia de las flores es permanente, ya que siempre han tenido buenas ventas. De hecho, Argentina está entre los cuatro principales compradores del mercado mundial, ubicándose Rusia en el primer puesto.
“Yo tengo hecho un estudio que indica que si se pagaran realmente los impuestos por la venta de flores se podrían pagar todos los sueldos de la Casa de Gobierno. Sucede que no se ataca este problema porque se le quita el trabajo a la gente”, dice en confianza.
Para terminar Mut dice que en los detalles está uno de los secretos de la persistencia en el tiempo, la cual, según cree, no se verá amenazada en los próximos años, hasta que la cuarta generación se haga cargo del negocio familiar.