La policía detuvo anoche a Cristian Ledesma (30), el sospechoso de la masacre de Merlo en la que el jueves murieron su ex mujer, su pareja y sus seis hijos. Familiares de las víctimas aseguraron que el hombre había sido denunciado 7 veces por amenazas y lesiones contra su ex pareja.
Ledesma, el principal sospechoso de la masacre fue detenido ayer por la noche en la casa de su abuela, en la localidad bonaerense de Villa Domínico, donde se encontraba escondido, explicaron medios nacionales. Tras eso, fue trasladado a una dependencia policial de Morón, donde quedó detenido.
Durante la tarde se había ordenado su captura nacional e internacional y había sido declarado en rebeldía. A esto se sumó que el intendente de Merlo, Raúl Othacehé, dispuso una recompensa de 25 mil pesos para quien aportara información que permitiera ubicarlo.
Fuentes judiciales precisaron que la carátula de la causa es "homicidio agravado por haberse cometido con un medio idóneo para causar un peligro común y por resultar la víctima mujer cometido por violencia de género y homicidio agravado por el medio idóneo para causar un peligro común reiterado con pluralidad de víctimas, todos ellos en concurso real entre sí".
Las víctimas de la masacre son
María Karina Flamenco (38), su actual pareja, Gastón Olivera (31), y los seis hijos de la mujer: Ian (4), Nayla (5), Alejo (6), Sakira (10), Briana (11) y Yael (13), quienes vivían en una precaria casilla.
Todo indica que el fuego fue intencional y comenzó después de que alguien, desde afuera, incendiara a través de un tragaluz la cucheta en la que dormían los niños. Esto hizo sospechar inmediatamente de Ledesma, quien había amenazado públicamente y en reiteradas oportunidades a Karina con quien tenía un niño de 4 años.
Eduardo Monzón, padrastro de Gastón Olivera contó que su nuera
y no había logrado que le pusieran custodia. Pero agregó un detalle que muestra claramente la desidia: el jueves, cuando fue a la comisaría a preguntar qué fiscalía llevaba la causa, los oficiales le escribieron la dirección en una hoja que del otro lado estaba escrita: era la denuncia que Karina había hecho contra su ex pareja el 7 de marzo por golpes en la vía pública. "Usaban la denuncia como hoja borrador. Es una falta de respeto, nunca les importó en lo más mínimo, nunca hicieron nada para ayudarlos", dijo.
Ayer por la mañana se realizó el entierro de la familia. Los ataúdes fueron subidos a los coches de traslado en medio de aplausos y el reclamo de que se detenga al único sospechoso. Durante la caravana fúnebre, de unos 400 metros, los vecinos aplaudían y coreaban "Justicia, Justicia" y "Que atrapen al asesino pronto".
