El 15 y 16 de julio, tuvo lugar en Santa Fe, la 54ª Cumbre de Presidentes del Mercosur.
Cabe señalar que a fines de junio, los países de Mercosur firmaron la puesta en marcha de las negociaciones para un TLC con la UE y anunciaron que buscarían otro con los EE.UU.
El primero se negoció durante dos décadas sin éxito y la posibilidad de un acuerdo de libre comercio con el segundo, siempre fue rechazada por Brasil y Argentina, los dos países más importantes del grupo regional (sumados representan más del 90% de su PBI).
Que ambas situaciones se hayan dado simultáneamente, refleja un giro drástico en los dos países y la orientación de sus gobiernos lo explica.
El Presidente Bolsonaro pretende un alineamiento integral con los EE.UU. (diplomático, estratégico, económico y comercial). Es un giro sin precedente, desde la entrada en guerra del país junto a los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
Al mismo tiempo, con Macri en Argentina sucede otro tanto. Es el momento de mejores relaciones con los EE.UU., por lo menos desde el gobierno de Menem un cuarto de siglo atrás.
Bolsonaro comenzó su primer mandato el 1 de enero y antes de cumplir seis meses en el gobierno se firmó el acuerdo del Mercosur con la UE y se anunció la intención de negociar con los EE.UU.
A su vez Macri asumió el 10 de diciembre de 2015 y lleva tres años y medio en el gobierno, presentándose a la reelección para un segundo mandato.
Ambos han convivido como presidentes de sus respectivos países durante el primer semestre de 2019 y se han movido coordinada y rápidamente para avanzar en el libre comercio.
La clave entonces es el giro inédito que ha tenido lugar en los dos principales socios del Mercosur. Paraguay y Uruguay, ya en más de una oportunidad habían planteado su opinión favorable a que el grupo concretara la firma de acuerdos de libre comercio.
Pero ninguno de los acuerdos, el que inicia la negociación y el que se anuncia la intención de firmarlo son fáciles para el Mercosur.
La UE atraviesa un momento difícil. Dos semanas atrás, un acuerdo franco-alemán logró superar varias semanas de estancamiento para elegir sus autoridades ejecutivas y firmó este acuerdo, dando una señal de que pese a sus diferencias y el Brexit, está en condiciones de tomar decisiones.
Los parlamentos de los 28 países miembros deben ratificar el acuerdo y no será un proceso fácil. El presidente Macron ya ha dicho que su país no está preparado para el libre comercio con el Mercosur. Es que la protección del agro francés es una política de Estado que hunde sus raíces en la hambruna que sufrió el país durante la Primera Guerra Mundial. Pero ello no impide que se avance en sectores donde pueda haber acuerdo.
Con EE.UU., tampoco es un proceso fácil. La Administración Trump tiene una política proteccionista, que difícilmente flexibilice durante el año en el cual busca su reelección (2020).
Hay dos países latinoamericanos que tienen acuerdos de libre comercio con la UE y los EE.UU.: México y Chile. Su experiencia muestra que este tipo de negociaciones son prolongadas y complejas.
Obligan a ordenar macro-económicamente el país, (lo que no es fácil para Argentina) reconvertir sectores productivos y mejorar la competitividad.
Estos acuerdos han sido importantes, pero no la solución a los problemas centrales de los respectivos países.
El cambio de actitud argentino-brasileño -que previamente ya habían asumido Paraguay y Uruguay los otros dos miembros plenos del grupo- abre la puerta a otros acuerdos de menor envergadura, pero que son más fáciles de negociar e implementar.
En 2018, Canadá firmó un TLC con la UE y el mismo año, ofreció negociar uno al Mercosur, que no le prestó la debida atención. Se trata de una economía del G7, que tiene un buen balance entre industria, minería y agro.
También han ofrecido a Argentina negociar este tipo de acuerdos, Corea del Sur, Singapur y el EFTA (Media docena de países europeos que no integran la UE, como Noruega y Suiza). Son acuerdos más simples que el de la UE, porque necesitan la aprobación de un solo parlamento y no de 28. Al mismo tiempo, si bien son mercados mucho más reducidos, se negocia con una relación de fuerzas muy distinta. Sólo como referencia, la UE y EE.UU., sumados superan el 40% del PBI mundial y el Mercosur no llega al 4%.
A ello se agregan los países en desarrollo de Asia y África, varios de los cuales están teniendo un crecimiento muy importante, con los que se pueden firmar acuerdos de este tipo.
En el caso de Argentina, el presidente Macri en los últimos meses, ha visitado India, Indonesia y Vietnam. Son países cada vez más importantes como destino de las exportaciones del Mercosur, que produce la cuarta parte de los alimentos que exporta el mundo.
Como en el caso de los países mencionados precedentemente, son oportunidades de negociación para el grupo regional, más simples y fáciles, que pueden llegar a buen puerto en menos tiempo que el requerido por la UE y EE.UU.
Este acuerdo se ha logrado cuando en el mundo coexisten tendencias al proteccionismo en países desarrollados y al libre comercio en países emergentes.
A fines de junio, fue electo el nuevo secretario general de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Es el organismo multilateral más importante para promover el libre comercio y velar por su vigencia. El organismo no logró avances sustanciales en años recientes y la llegada de Trump a la Presidencia de los EE.UU., acentúa esta situación. Fue electo un representante de China, que obtuvo así un éxito diplomático relevante. EE.UU. por su parte asumió una posición similar a la que tuvo al mismo tiempo en la Cumbre del G20 realizada en Osaka (Japón): encontrándose en minoría en su defensa del proteccionismo, optó por replegarse.
Pero al mismo tiempo, se perciben avances importantes del libre comercio en el mundo en desarrollo.
África finalmente logró firmar a comienzos de julio, un acuerdo de libre comercio de todo el continente -1.200 millones de habitantes- que comenzará estar vigente el año próximo. El país más poblado (Nigeria) y a la vez el mayor exportador de petróleo, era el obstáculo más importante que venía demorando la firma del acuerdo. Allanado este problema, el acuerdo se firmó.
En conclusión: el cambio de actitud en materia de apertura que implica la llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil, ha permitido iniciar un proceso de apertura del Mercosur hacia el mundo, que Argentina no debe desaprovechar, no olvidando que aparte de la UE y EEUU, los países medianos implican también una gran oportunidad.
el cambio de actitud en materia de apertura que implica la llegada al poder de jair bolsonaron en brasil, ha permitido iniciar un proceso de apertura del mercosur hacia el mundo, que argentina no debe desaprovechar, no olvidando que aparte de la ue y EEUU, los paises medianos implican también una gran oportunidad.