El 22 de marzo se firmó el acuerdo constitutivo del Foro para el Progreso de América del Sur (ProSur), nacido de una iniciativa el presidente de Colombia, Iván Duque, para generar “un mecanismo de coordinación suramericana de políticas públicas, en defensa de la democracia, la independencia de poderes, la economía de mercados, la agenda social, con sostenibilidad y con debida aplicación”, según declaración textual del mandatario convocante.
La iniciativa fue seguida con mucho entusiasmo por el mandatario de Chile, Sebastián Piñera. El punto 5 de la Declaración de Santiago dice que “los requisitos esenciales para participar en este espacio serán la plena vigencia de la democracia, de los respectivos órdenes constitucionales, el respeto del principio de separación de los Poderes del Estado, y la promoción, protección, respeto y garantía de los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como la soberanía e integridad territorial de los Estados, con respeto al derecho internacional”
Los presidentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y el embajador de Guyana en Chile suscribieron la “Declaración de Santiago para la Renovación y el Fortalecimiento de América del Sur”, mientras los presidentes de Uruguay, Bolivia y Surinam se abstuvieron de firmarla.
Existen controversias sobre las reales causas que motivaron avanzar en este Acuerdo, denominado “Foro” pero está claro que la idea de los presidentes firmantes es dar por concluido el Unasur, el acuerdo de seguridad que en su momento pergeñaron Néstor Kirchner y Hugo Chávez, y fue seguido con entusiasmo por el presidente de Bolivia, Evo Morales, los ex presidentes Lula Da Silva de Brasil y Rafael Correa, de Ecuador.
En la región hay un cambio de signo político en casi todos los países y no es casual que los que se abstuvieron de votar sean los presidentes de centro izquierda que aún restan, mientras todos los firmantes son mandatarios originados en el centro derecho. Puede decirse también, que el ProSur sería la consolidación de los acuerdos alcanzados en el Grupo de Lima, que nació para unir criterios frente a la caótica situación de Venezuela.
Esto también tiende a aislar más al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, que siente la amenaza clara de Estados Unidos, ahora fortalecida por el acuerdo entre Trump y Bolsonaro y por ello se ha recostado a recibir ayudas, muy costosas, de China y Rusia ante la soledad en la que ha quedado en Sudamérica.
No obstante este escenario, el presidente de Chile dice que este nuevo acuerdo pretende “enterrar las ideologías”, aunque hay una cierta pretensión de forzar interpretaciones ya que se contrapone democracia con populismo, cuando éste se gesta en democracia, aunque luego pueda mutar hacia modelos autoritarios.
Lo cierto es que ProSur nace como un acuerdo político de signo ideológico distinto a Unasur y hay quienes tienen dudas acerca de efectividad.
De hecho, los presidentes que se abstuvieron aún respaldan a Maduro, pero el ex mandatario de Colombia, Juan Manuel Santos, objetó el acuerdo por su carga ideológica, mientras varios analistas también objetaron la idea de un alineamiento con EEUU
Entre sus postulados, el ProSur dice que “destacamos nuestro compromiso para consolidar y profundizar el desarrollo sostenible, erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, lograr una mayor igualdad de oportunidades y permitir a nuestros ciudadanos desplegar sus talentos, capacidad de innovación y el emprendimiento”.
No obstante, tanto Unasur como ProSur deberán tener coherencia en sus acciones. Unasur no objetó la cesión que Cristina Kirchner hizo a China para la instalación de una base militar ni la propuesta de Rusia para poner la suya en Venezuela. ProSur tampoco ha dicho nada del acuerdo para que Estados Unidos instale su propia base En Brasil. En tanto, el Mercosur sigue sin definir su camino.
En la reunión del mes de enero, los presidentes de Brasil hablaron concretamente de transformar al Tratado en un Acuerdo de Libre Comercio, que daría más espacio a los países para negociar con terceras naciones. El Mercosur es un acuerdo típicamente comercial, aunque tiene ciertas reglas para sus miembros como la plena vigencia de la Democracia y el respeto por los Derechos Humanos. Por no respetarlos es que Venezuela fue excluído del grupo.
En síntesis, para que el ProSur no sea un fracaso más, tal vez debería analizar y estudiar con profundidad la crisis del Mercosur y la desaparición del Unasur, y de ese modo comprender las dificultades que atraviesa nuestra región en su conjunto, a fin de lograr su organizacion supranacional.