Desde hace unos tres meses el precio internacional del petróleo comenzó a caer y, desde un techo de 100 dólares, en estos días cotiza por debajo de los 60 dólares. En el medio, hay varias explicaciones técnicas y, últimamente, también argumentaciones políticas.
Desde el punto de vista técnico, este año se notó muy fuerte la desaceleración de la economía China, que se había transformado en el segundo importador de petróleo. Pero el aumento de la producción en Estados Unidos de petróleo y gas no convencional había incrementado notablemente la oferta, al punto que está cerca de conseguir el autoabastecimiento.
Mientras tanto, la reactivación de las economías globales está muy lejos, lo que no contribuye a incrementar la demanda. Pero hay otro factor que incide de manera significativa y es el aumento del valor del dólar a nivel global. Este incremento es por efecto de los anuncios de la Reserva Federal de EEUU de dejar de asistir al mercado con ayudas financieras.
De hecho, el mercado espera que el organismo comience a partir del segundo trimestre, a más tardar, a incrementar la tasa de interés de referencia. Si bien la tasa es muy baja, cualquier suba implicaría un cambio de la tendencia de los últimos diez años.
Lo cierto es que este proceso comenzó en paralelo a una caída en el nivel de actividad económica en los países emergentes. En realidad, estos países habían aguantado demasiado después de la crisis financiera en Estados Unidos y Europa, pero se les terminó el impulso. Esto también se vio reflejado en la caída del precio de otras materias primas agrícolas (soja, maíz, trigo) e industriales como el cobre y otros metales.
Desde el punto de vista de la técnica de los mercados, la situación es clara y era previsible. Pero en los últimos días aparecieron especulaciones políticas que indicarían una jugada geopolítica. Porque cuando el barril bajó hasta 80 dólares, los países de la OPEP propusieron bajar la producción para disminuir la oferta y recuperar el precio, pero se encontraron con la negativa de Arabia Saudita, que es el mayor productor mundial.
Pero Arabia Saudita es aliado de Estados Unidos y las especulaciones apuntan a que esta baja del precio servía para castigar desde lo económico a Rusia y Venezuela, dos de sus principales enemigos. De hecho, la crisis de Rusia es la mayor desde 1998, aunque muy lejos de repetir sus características.
En la reunión reciente del Mercosur, la presidenta Cristina Fernández, refiriéndose al caso del petróleo, descalificó a los mercados, a los cuales calificó como “eufemismos”. En realidad, los datos de mercado que hemos señalado son reales y pesan a la hora de las decisiones. Es real que estos son mercados especulativos, tanto como el de la soja, que tanto beneficiaron a la Argentina.
Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes